Harta de mí

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¿De verdad querés hablar de mi? No soy tan interesante.

Sucede que me he encontrado en esta misma situación algunas decenas de veces. Y sucede que estoy harta. Estoy harta de repetir el mismo discurso, cientos de veces, en cientos de bares distintos, con cientos de hombres distintos, todos ellos etéreos y efímeros.Recitando de memoria una propagan da de mi misma, vendiéndome al mejor precio, contando mi historia y mis sueños y mis ambiciones. Y es que pareciera que me preguntas eso para leer una suerte de "Términos y condiciones" antes de aceptar. Como si de antemano estuvieras leyendo una póliza para asegurarte que el seguro te cubre. ¿Por qué tendría que dártelo todo en bandeja? Descubrí quién soy.

Estoy harta de ese discurso patético de donde venís, que quién sos, y que querés y que te ha hecho lo que sos hoy. No tengo ni la menor idea que fue lo que hizo que sea quien soy hoy.

No hablemos de mí. Estoy harta de mí. Hablemos de otra cosa. Que hablen nuestras almas y entonces no necesitarás sentir que firmas nada. Hablemos de cosas más grandes que nosotros. Hablemos de lo maravilloso que es el hecho de que una flor florezca. Hablemos de que es el amor y que significa estar vivos y que significa morir y que implica estar condenados a existir. Hablemos del futuro que queremos hacer y las ideas que nos hacen levantarnos en la mañana, (o que no nos dejan dormir en la noche). Hablemos de como disfrutas las cosas diarias, como la suave brisa urbana y las luces y la noche y el estar acá pero no hablando de mí.

Hablemos de las rebeliones y revoluciones del mundo, hablemos de qué es lo que lo hace girar, hablemos de lo que nos enoja y nos hace mal. Riamos. Riamos desde el vientre que para eso está en realidad y no para tener sexo. Que el sexo más bonito es la risa del alma.

Hablemos, que quiero escucharte, que sé que tenés danzas de vino que aún no has conocido y fracasos que te atemorizan. Hablemos de que sucede mientras dormimos y a donde se va nuestra mente cuando se va nuestro cuerpo. Hablemos. Hablemos de la tristeza que nos genera ver a quienes amamos envejecer, o envejecer nosotros mismos. Hablemos de este juego idiota que suele suceder en donde el que se enamora pierde, y es que en un mundo de insensibles amor, el que siente gana.

El que siente y ve de verdad, con los ojos y no con pantallas y notificaciones, el que disfruta el azul crepuscular de un cielo veraniego.

Y es que estoy rabiosa, rabiosa e indignada de estas cosas que mutilan el cuerpo. Que en la llamada generación más libre, menos prejuiciosa, donde menos tabúes hay, el tabú es el amor. El tabú somos nosotros mismos. ¿Qué es esto de convertirse en un insensible, en un pedazo de carne que solo es consumida y en el mejor de los casos, consume? ¿Qué es esto de pasar días y meses con alguien y no lograr abrirse ni entregarse ni conocerse realmente? ¿Qué es esto de no saber quién es uno mismo y diluirse en distracciones sucesivas cada vez menos satisfactorias?

Es que estoy tan enojada, tan enojada, que las cosas a medias me saben a nada, me saben a parsimonia y mentiras y a miedo. Me saben a desamor y a almas tristes y chiquilinas que no se han descubierto aún. Me saben a infantilismos grises y cada vez más putrefactos. No quiero nada de esto, pues estoy harta. Estoy harta de mí. 

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⏰ Last updated: Nov 24, 2019 ⏰

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Harta de miWhere stories live. Discover now