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Tomé mis llaves y salí de casa, mi rumbo esta vez no era a la universidad si no hacia el consultorio para hacerme el examen toxicológico que había quedado pendiente para hoy.
Llegando a la sala de espera me senté en una de las sillas que había en el lugar, chicos y madres estaban esperando su turno para el examen, yo solo quería que no encontrataran algo malo dentro de mí.

*Beep*

- Suni, donde estas, te estoy buscando por toda la universidad. -Suga.

-Estoy en el consul...

Mis dedos dejaron de teclear en mi telefono después de escuchar mi nombre, me paré delicadamente de ahí y caminé sintiendo todas las miradas en mí.

-Buenos días, ¿Suni?.

- Si, buenos días. -asentí sentándome en la silla la cual estaba al frente de el escritorio de el doctor.

- Me pasaron tu caso y como te dijeron hoy te haremos un examen de drogas -Este me pasó un pequeño recipiente transparente y algunos paños húmedos- haremos primero el dopaje y luego exámen de sangre.

Asentí y salí de el consultorio para dirigirme a el baño e hice lo que tenía que hacer. La verdad ya sentía que perdía mi tiempo, pues era obvio que nunca en mi vida me había metido droga.
Regresé con el trabajo hecho y me senté de nuevo, este cogió el recipiente y se lo entregó al parecer a una doctora que esperó allí mientras volvía, el doctor ordenó que me subiera la manga de mi blusa para luego pasar un algodón empapado de alcohol, tenía nervios pues solo me han sacado sangre dos veces en mi vida.

- ¿Que edad tienes, Suni? -Este estaba preparando la aguja.

-Yo..

-No le tengas miedo, -este me mostró una dulce sonrisa- no te dolerá.

- 20.

-Si quieres no mires, así no te asustas. -asentí y giré mi cabeza lo más posible para no ver, de repente sentí un pellizco que me hizo sobre saltar haciendo que presionara mis labios fuertemente.

- Eres joven, -este siguió con la platica.

- Si -apenas dije y volví a presionar mis labios, segundos después sentí como este volvió a pasar el algodón y yo seguía sin mirar.

-Listo Suni, -este volvió a sonreir y a soltar una pequeña risa amigable- Puedes ir a comer algo y volver en unos 10 minutos.

Asentí y salí de allí tocándome el brazo, ¿por que me duele tanto?, supongo que es por que la ultima vez tenía 10 años.
Me acerqué a una maquina de snaks y saqué unas galletas de avena y un jugo de caja para luego irme a senter en el mismo lugar, había estado pensando mucho desde que salí de el departamento y tal vez hoy les diriría a Suga y a Taehyung que Hyungwon me obsequió un departamento y que se pueden quedar ahí cuando quieran, dudo que se enojen ojalá les guste -sonreí de solo pensarlo. Mi jugo y mis galletas se acabaron y me paré de el asiento para irlas a botar, el silencio de ahí asustaba tanto como los hombres que estaban sentados con cara de muerto tal vez las drogas lo llevó hasta ese punto.-pensé.
Mi nombre se volvió a escuchar en los pasillos de aquel lugar y entré de inmediatamente, estaba nerviosa por lo que iba a salir ahí, me senté despacio y respiré profundo, este tenía una expresión realmente rara, no era linda y cálida como cuando entré la primera vez, el doctor no volteó nisiquiera a mirarme pues este se veía realmente ocupado en su escritorio.

-Suni, espero me respondas con toda sinceridad. -este me miró a los ojos, mi cuerpo se empezó a sentir extraño-, ¿tomas medicamentos para dormir?, ya sea en pastillas, en polvo, tabletas.

-No, yo nunca he tomado alguna tableta para dormir, bueno que recuerde. - dije preocupada.

- Te encontramos ketamina y GHB con una cantidad más de lo normal, es impresionante como es que aún sigues con vida. - Sus palabras me calleron como un balde de agua fría, mi cuerpo se quedó inmovil y mi respiración paró por unos segundos, sentía que mi cuerpo en alguna oportunidad iba a caer.

-¿Que? -fue lo único que salió de mi boca, esta vez mi respiración se aceleró y mi cuerpo a temblar.

La Ketamina solo te duerme.

Fue lo que escuché en mi cabeza, fue ahí cuando empecé a recordar las palabras de Suga, y fue ahí cuando el alma me regresó al cuerpo.

-¿Suni? suni, suni. -repetía mi nombre aquel doctor.

-Perdón yo...

- Esto te limpiará completamente -Este empezó a darme cualquier cantidad de medicamentos-, por favor no tomes alcohol en 3 meses apróximadamente.

- Si, si -Me paré de golpe de el asiento para irme rapidamente.

- Suni por favor, esto es importante, dos tabletas por día -Fue lo único que escuché de aquel doctor, yo solo quería salir de ahí lo más rápido posible.

*Llamada entrante Suga*

Mis manos empezaron a temblar, y rápidamente mi dedo se deslizó por la pantalla de mi teléfono para contestar la llamada.

-Suni, que pasa por que no contestas los mensajes.

- Perdón yo... Me quedé dormida. -Dije tratando de que mi voz no sonara tan temblorosa.- No salgan hasta que yo llegue, por favor.

-¿Si?... ¿Estas bien?.

- Si, si me duele el estómago.

- ¿Segura?

- Si.

- No te demores, sabes que odio esperar. -Este colgó.

Guardé mi telefono y salí de allí practicamente corriendo, nunca tuve la idea de sospechar de mis mejores amigos pero tenía que saber la verdad, se que son ellos, los dos chicos que me protegen de absolutamente todo, pero mi confianza emepezaba acabarse junto con mis pensamientos de que nunca me iban hacer algo malo.
Llegué a casa de Suga y toqué varias veces hasta que su padre me abrió la puerta.

- Suni, que alegría tenerte por aquí. - Sonreí falsamente para que no notara mi estado.

- Como esta señor Min, no le quito demasiado tiempo, vengo por algo que necesita Suga.

- Claro pasa, ¿por que no vino el?

- Mmm, Por que el está aún en la universidad, mis clases se acabaron.

- Oh entiendo.

Asentí y subí las escaleras rápidamente para encerrarme en la habitación de el, busqué por todos los cajones de ahí y en ninguno había algún sobre de la vez pasada o algo extraño.

Sí, sobre el inodoro, Suga dijo que era un buen lugar para esconder cosas.

En ese momento miré a el baño que quedaba dentro de su habitación y entré, bajé la tapa del bater y me paré encima, lentamente subí cada cuadrado que había y uno de estos abrió, pasé mi mi mano por el alrededor hasta que sentí una caja mediana de madera, sin pensarlo dos veces la bajé y me senté en el bater, respiré hondo y abrí aquella caja sin saber con que podía encontrarme.

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Holaa

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Violada por mis mejores amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora