〰️ Prólogo 〰️

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Tenía doce años cuando lo conoció.

Tomioka Giyuu nunca había sido particularmente bueno para formar amistades con los demás niños de su edad. A pesar de ser un niño amable con un corazón lleno de pureza, su timidez y nerviosismo era más fuerte y pesado que cualquier otra cosa que yacía en este mundo. Cada vez que su hermana mayor, Tomioka Tsutako (quien trabajaba en una guardería), lo llevaba a su lugar laboral para que fuera más abierto con los chicos y chicas que llegaban por sus hermanos menores en compañía de sus madres, Giyuu simplemente se negaba. No era algo que él quería hacer, muy en el fondo añoraba poder hacer amigos, platicar de gustos en común, salir al parque a jugar o comer algún helado. Él sólo quería hacer las cosas que hacen los amigos. Pero su intento en socializar siempre le daba una mala jugada.

Pero esa vez, sin embargo, fue la excepción.

Fue un miércoles por la tarde (lo recuerda con exactitud) Giyuu yacía sentado en su sofá favorito de la sala principal. Su casa, si bien no era la más grande, era acogedora y humilde. Aún recuerda ese olor a panqueques recién horneados que su madre había hecho para él e impregnaba su delicioso aroma en toda la habitación. Sin pasas, claro, porque él odiaba las pasas. Recuerda la ropa que traía puesta; una playera color carmesí con un extraño estampado de lo que parecía ser una máscara de zorro blanco y unos shorts de mezclilla que le llegaban un poco arriba de las rodillas, combinándolo con unos converse negros. No era el mejor en el sentido de la moda pero al menos hacía el esfuerzo de lucir bien. También recuerda aquel programa de televisión que estaba viendo, un concurso de trivias, era su favorito. Giyuu podría recordar todo con exactitud, cada detalle, porque ese día le cambiaría la vida por completo.

Sintió un cosquilleo dentro de su pecho, era una sensación que nunca había experimentado antes. Llevó su mano derecha al lugar donde provenía dicho cosquilleo y empezó a frotar lentamente hasta querer desaparecer aquella sensación. Sin embargo, no tuvo éxito alguno. Aquella cosa, lo que sea que fuera, no le asustaba en absoluto y en cambio dejó de hacer lo que estaba haciendo y de un pequeño salto se levantó de aquel sofá. Se dirigió hacia su madre (quien aún se encontraba en la cocina), ella nunca imaginó que de todas las cosas que Giyuu podría pedirle, fuese que lo llevara con su hermana. Atónita ante esa inesperada petición por parte de su hijo menor, no se atrevió a preguntar el porqué y simplemente se limitó a responderle con un "Está bien", a lo que Giyuu sin decir más, fue rápidamente por las llaves del coche. Él aún no entendía bien qué era lo que le sucedía y por qué se comportaba de esa manera, el cosquilleo no había desaparecido aún pero por alguna extraña razón, Giyuu sentía la necesidad de ir a donde estaba su hermana. Pero lo más extraño es que él no quería ir ahí para verla.

Él quería ver a alguien más.

Era una locura, pues Giyuu no tenía amigos y esa sensación de querer ir a ver a alguien que no fuera su hermana, de algún modo le intrigaba. Debió pensar que su madre al fin estaba orgullosa de que su hijo menor se quitara esa timidez de encima y que por fin (luego de tantos intentos que Tsutako hizo para llevarlo a su trabajo) se dignara en ir, y que lo mejor no era por obligación sino por cuenta propia. Si su madre en verdad creía eso, estaba muy lejos de la realidad. Él no iba a decirle lo que realmente sucedía y cómo se sentía. ¿Cómo podría explicarle a su madre que la razón de ir con su hermana, no es por ella sino por otra persona que aún no conoce? Obviamente sabía que no iba creerle nada.

Regresó con llaves en mano y se las entregó a su madre. Había olvidado llamar a su hija mayor por teléfono y avisarle que irían en camino, pero Giyuu no le dejó hacerlo ya que andaba muy impaciente, tirando de su brazo le insistía en que ya debían irse. Su madre rodó los ojos en señal de rendición, no le gustaba interrumpir a su hija en horas de trabajo sin antes avisar, le apenaba tener que llegar y encontrarla ocupada haciendo sus labores, pero al parecer su hijo no conocía los modales. Su impaciencia fue tanta que no se dio cuenta en qué momento Giyuu ya estaba dentro del coche haciendo soñar el claxon durante un breve momento.

Estrellas en el océano [SabiGiyuu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora