Capítulo 1: Cumpleaños, ¿Un nuevo amigo?

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El viento comenzaba a soplar al compás de un baile paulatino, haciendo que las nubes se alejaran, las hojas de los árboles caían y los tonos naranjos y púrpuras se hacían presente en el cielo; dando a entender para Giyuu la llegada del atardecer. Había estado sentado casi toda la tarde en aquella vieja banca de madera que se hallaba en el patio de su casa, meciendo sus piernas hacia adelante y atrás para matar el aburrimiento, después de todo seguía siendo el mismo chico impaciente. Y más ahora que era un día especial, pues su mejor amigo cumplía nada más y nada menos que apenas ocho primaveras. Era extraño que Giyuu siendo un adolescente de dieciséis años tuviera de mejor amigo a un niño ocho años menor que él, pero a Tomioka poco le importaba la edad, él se sentía feliz y a gusto de tener por primera vez a un amigo de verdad. Sabito era especial. Desde aquel acontecimiento en la guardería se habían vuelto inseparables, la facilidad con la que Giyuu pudo hablarle al pequeño Sabito y la tranquilidad que el infante sentía cuando Tomioka se acercaba, los había conectado.

Era difícil de explicar con exactitud lo que ambos querían transmitir ante los ojos de los demás. Giyuu sabía que había algo en los ojos de Sabito que él aún no podía comprender del todo, pero que por alguna razón a Giyuu le provocaba un millón de emociones que ni contando todas las estrellas del Universo conocido y por conocer, le alcanzaría para describir lo que sentía. Tsutako incluso pudo jurar en silencio, que aquellos ojos azules oscuros y afilados que su hermano poseía, habían cobrado un brillo inigualable.

Y siempre que era fin de semana su hermano le pedía que lo llevara a casa de Sabito, ella nunca se negó, después de todo ver a su hermano feliz era lo que más le importaba y añoraba más que cualquier cosa. Tsutako haría cualquier cosa por mantener a Giyuu siempre feliz. Por supuesto, también iba entre días de la semana a la guardería. A veces cuando podía, Tomioka siempre llevaba consigo algún libro de ciencias y se lo enseñaba a Sabito. Para cualquier chico de su edad llevar un libro de esa clase era cosa de nerds, y para cualquier niño de la edad de Sabito, leer un libro de tal grado era demasiado para un "bebé" como él.

Y así era cada visita.

Giyuu siempre llevaba un libro. Llevaba desde cuentos de hadas, pasando por historias de romance hasta la teoría de la gravedad de Isaac Newton. Él amaba leerle a Sabito. Pero sus favoritos siempre fueron los de astronomía, Giyuu amaba las estrellas y los planetas, era algo que muy pocos sabían, lo mantenía oculto por temor a que se burlaran de lo que más le fascinaba, pero con Sabito a su lado pudo ser completamente abierto con eso, quizás porque era aún muy pequeño para entender lo que era burlarse de los demás y no sabía sobre el dolor ajeno. O quizás simplemente porque era Sabito, y Sabito significaba calidez y hogar para su joven corazón.

A la edad de seis años Sabito dejó la guardería, probablemente demasiado grande para seguir ahí pero no tenía otra alternativa. Su madre padecía de una rara enfermedad que aún no podía comprender muy bien, su estado de salud si bien no era grave aún así tenía que quedarse en cama y debido a eso no podía cuidar bien de su hijo. Giyuu solo pudo verla un par de ocasiones, era una mujer delgada de cabello largo color chocolate, y sus ojos de un tono lavanda, Sabito los heredó de ella. Era todo lo contrario a Sabito a excepción de ojos, sin embargo su padre era la imagen de viva de un Sabito adulto. Siempre llevaba a Sabito con él y lo dejaba en aquella guardería hasta que saliera del trabajo, lo que llevó a Sabito a madurar a tan temprana edad y pensar siempre "como un hombre". Para Giyuu no se le hacía complicado poder relacionarse con él, pero aún así habían veces que se sorprendía lo cuan directo y firme era Sabito a veces, incluso hubo una ocasión donde defendió a una niña de alguien mayor que el propio Sabito. Sin necesidad de golpes, solo palabras duras, pudo alejar aquel malandro que la molestaba. Era algo que Giyuu admiraba mucho de él, tanto, que algunas veces se sentía inferior en ese aspecto. Nunca tuvo el valor de decírselo y por ende, siempre guardaba esa carga consigo mismo.

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2020 ⏰

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