Descarga

24 2 1
                                    

Al cabo de una hora los dos nos encontramos en mi cama y Laira no deja de jugar con mi pelo.

-¿Por qué no te quedas? Mi abuelo volverá tarde, podemos ir a por Sandra y ver una peli mientras comemos algo.

Sonríe al oírme proponer esto, ya que le encanta este tipo de planes.

-Me encantaría, pero he quedado con Dalenia.

Levanto los ojos y dejo que mi cabeza caiga contra la almohada.

-Que ataque más gratuito, ya veo tus preferencias y a quien amas...

Ella ríe y está aún más preciosa, me da un beso enorme y procede a vestirse.



Cuando se va, la soledad vuelve a hacerme compañía.

Dalenia es la mejor amiga de Laira, nunca nos hemos llevado muy bien ya que esta quería que Laira saliera con el mejor amigo de su anterior pareja.

Cuando ella acabó con esa relación el ambiente se relajó, pero aún así no le hace mucha gracia mi presencia.

Lo que pasó con Laira en ese entonces... es una historia que solo podría contar si el tiempo fuese infinito.

Al haber acabado el curso no tengo mucho que hacer, me pongo a escribir (uno de mis pasatiempos) pero la inspiración no llega y me acabo dando por vencido.

Sin nada más que hacer entre estas cuatro paredes, decido salir al exterior.

Comienzo a caminar por la acera sin rumbo fijo, pero una voz capta mi atención.

-¡Denitz!

Me giro y lo observo dirigiéndose hasta mí.

Palker, mi vecino desde que vine a vivir a Europa.

-¿Dónde vas?- le pregunto cuando llega hasta mí.

-A la plaza, tengo que comprar varias cosas.

-Vamos anda.

Por el camino hablamos de las tonterías de las que siempre hablamos.

Palker tiene un año menos que yo pero ha repetido dos cursos en la escuela de magia.

Digamos que el estudio no es lo suyo, siempre ha optado por la práctica antes que la teoría.

Me cuenta los nuevos trucos que ha aprendido con el hielo (su elemento) y no para de preguntarme si sé algo nuevo sobre la guerra.

Ojalá saberlo.

Esa guerra se hace aún más presente cuando llegamos al centro de la ciudad.

En esta y en todas las demás ciudades de Europa se da refugio como se puede a los millones de personas que huyen del conflicto.

Las casetas se amontonan como pueden y a duras penas están separadas por centímetros.

Algunos lo han perdido todo, otros se han traído todo.

Ayudamos como podemos, alimento, sanidad...

Pero está claro que a largo plazo no se podrá mantener esta situación.

Pasamos al lado de una familia de 8 miembros que comen sobre una manta en el suelo.

Pasamos junto a un anciano que está siendo atendido por un sanador.

Pasamos junto a dos chavales que pelean por un trozo de pan.


-Es triste, ¿verdad?

Arde: VoltiosNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ