El comienzo de todo

60 4 0
                                    

 El temor agudiza los sentidos. La ansiedad los paraliza.


Yo era una adolescente normal. Realmente normal. 15 años de vida, sin novio, en su primer año de preparatoria. Tengo una familia funcional: una hermana, dos padres amorosos y varios amigos.

Todo comenzó un sábado por la noche cuando decidí irme a mi cuarto después de pasar la noche con mis padres. A esto me llegaron unas repentinas pero intensas ganas de llorar, en verdad, lo único que quería era salir corriendo de allí, esconderme, como si algo fuera a pasarme.

Pasé la primera media hora de lo que se llama un ataque de pánico: llorando en el piso de mi habitación, sin más remedio más que quedarme allí, meciéndome hasta que pudiera calmarme. Intenté comunicarme con mi mejor amigo, y nada, le mandé un audio sólo para poder desahogarme y ver si eso lograba tranquilizarme. 

Cuando no fue así, decidí que estaría sola en esto y me comencé a dar cuenta de qué tan horrible se podía llegar a sentir dicha soledad. Seguí llorando hasta que mis ojos por fin se secaron, mi respiración se calmó y de pronto mi corazón y mis ganas de salir corriendo desaceleraron estrepitosamente. 


Esa, fue mi primera crisis

Diario de una persona con trastornosWhere stories live. Discover now