Cena

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Naruto consideró montar su caballo hasta casa de los Howard y dejar que las damas le siguieran en el carruaje; no tener que escuchar el parloteo de las mujeres Uzumaki durante media hora era tentador.

Aunque más atractiva era aún la idea de estar confinado junto a la señorita Hyuga en el pequeño compartimiento para
pasajeros... estuvieran o no presentes sus dos parientes.

De modo que iba sentado junto a tía Mito mientras el coche marchaba con gran estrépito por la calle Clifford hacia la casa de los Howard. Con el cabello
rojo de la señora Uzumaki oculto bajo un sombrero beis y su rotunda figura disimulada dentro de un elegante vestido de noche color teja y beis, casi podía pasar por una aristocrática matriarca... siempre y cuando mantuviera la boca cerrada.

Una vez hubo dejado a Karin y a Mito al cuidado de la señorita Hyuga y sus anfitriones, Naruto se dispuso a entretenerse en otra parte. Aunque no jugó, bebió o
se escabulló para fumar... había reservado esos placeres para más avanzada la temporada, después de haberse asegurado una novia.

En un evento tan mortalmente aburrido como éste era probable que hubiera presentes mujeres respetables, y lady Howard había invitado al menos a dos de las
posibles novias de la lista del señor Nara.

Un pequeño téte-a-téte con alguna mojigata debería demostrarle tanto a él,
como a la señorita Hyuga, que una vez que una mujer olía el dinero y un título, estaría más que dispuesta a casarse incluso con el viejo poste torcido de una valla, cuanto menos con él.

Frente a él, Karin  y Hinata charlaban en voz baja, realizando sin duda un último ensayo antes de llegar. No le envidiaba a Hinata su tarea, aunque ella parecía tener fortaleza más que suficiente para llevarla a cabo.

A Dios gracias que no intentaban casar a tía Mito de nuevo. Dudaba mucho que poseyera dinero suficiente para convencer a la institutriz de que se ocupase de ese trabajo.

Aunque odiaba admitirlo, la señorita Hyuga había estado en lo cierto, al menos en un punto... jamás debería haberla alentado a usar un vestido de madame
Charbonne. No tenía nada que ver con su queja de que no parecía una institutriz, si
bien ése era el caso. Se trataba simplemente de que le resultaba imposible apartar sus ojos, o su calenturienta imaginación, de ella.

—¿Hay alguien en particular a quien desee presentar a Karin esta noche?—preguntó Hinata, mirándole directamente a los ojos.

—Es probable que asista mi amigo Kiba Inuzuka, el vizconde de Inaho. Siente bastante curiosidad por conocer a la prima Karin.—

Hinata aguzó la mirada.
—¿Y a qué tanta curiosidad?—
A juzgar por su expresión, la institutriz ya había deducido la respuesta a aquello, o al menos, así lo creía ella.

—¿Por qué no debería? —respondió fríamente, desafiándola a acusarle de
algo impropio. —¿Usted no sentiría curiosidad por conocer a los únicos parientes
vivos del conde de Uzumaki?—

—Supongo que sí —admitió ella de mala gana. —Aunque usted no parece alentar la discusión de este tema.—

Naruto entornó los ojos.
—¿Ah, no?—

—No, usted...—

—¿Por qué no debería sentir curiosidad por mi hija el susodicho lord Inuzuka?— interrumpió Fiona. —Ella es un ángel. Deberías estar contento de presumir de ella ante tus
amigos.—

—¿Está soltero el vizconde de Inaho? —indagó Karin, mordiéndose el labio inferior.

Al menos ella parecía querer casarse y dejar su protección tanto como lo deseaba él.

Corrigiendo a un BribónWhere stories live. Discover now