Luna de Rayla (Rayllum)

El llanto en medio de la noche

Era una hermosa noche en el Nexo de Luna y el joven humano decidió dar una caminata por el lugar. Sin duda era mucho más hermoso en la noche a comparación de lo que se podía apreciar al día.

"Las estrellas se ven más brillantes desde aquí" pensó el muchacho mientras detenía su vista en las hermosas y diminutas manchitas de luz que agujereaban el cielo aquella noche.

Caminó por unos minutos, aún admirando el paisaje, hasta que logró oir, no muy lejos de donde se encontraba, un ténue llanto. Y se preguntó, a esas horas de la noche, quién lloraba con tanto empeño de intentar que no lo escucharan.

El castaño se guió por su oído, tratando de revelar el paradero originario del llanto. Mientras más avanzaba por el cendero de piedra, el sonido se hacía más claro y audible, cada vez más doloroso y palpable la tristeza que se impregnaba en cada sollozo.

El llanto de una mujer.

"Pero, ¿quién lloraría, de todas las presentes en el lugar, a altas horas de la noche?" "¿Lunnaje?" No creía, al pasar cerca de la gran biblioteca la había oído practicar algunos hechizos. "¿Claudia?" Un as de preocupación cruzó sus ojos verdes. Apuró el paso. El llanto se oía con bastante claridad, a pesar que la que lo ocacionaba trataba de hacerlo lo más inaudible posible.

Al llegar al lugar de donde -creía- provenía el ruido se escondió detrás de un arbusto cerca de un banco, en el cual, sentada y recargando todo su peso con las manos empuñadas y sobre su rostro estaba quien menos Callum imaginaba.

-¿Rayla?-la nombrada se mostró desconcertada al oir la voz del castaño detrás de ella, y al instante intentó ocultar sus lágrimas de la vista de Callum.

-¡Callum! Este... yo... ¿hace cuánto que estás ahí?-preguntó, tratando de salvar la situación.

-Lo suficiente-dijo el muchacho para luego sentarse a su lado y observarla por unos segundos. Luego dijo- ¿Qué te ocurre?

Ella guardó silencio, conteniendo las nuevas lágrimas que amenazaban salir de sus ojos y escondió la cabeza.

(Callum creyó que, a la luz de la luna, el cabello de Rayla parecía brillar, y le resultaba casi imposible el no mirarla.)

Finalmente, la Elfa se volteó hacia él, con nuevas lágrimas empañando sus bellos ojos morados y una expresión de cansancio plasmada en sus fracciones como arrugas. Se lanzó a sus brazos y se refugió en el pecho del chico, quien tardó unos segundos en corresponder a su abrazo.

No tenía mucha idea de qué hacer en estas circunstancias, y mucho menos si se trataba de ella, la chica... perdón, la elfa más fuerte que él había conocido jamás. Nunca la había visto llorar, y eso en especial lo ponía incómodo.

-Shh... tranquila, Rayla, nada puede ser tan malo...-le susurró Callum mientras acariciaba su espalda, tratando de tranquilizarla.

Ella, aún refugiada en su pecho, respondió con la voz entrecortada.

-E-estoy tan cansada, Callum-Sollozó-. Sólo quiero que todo esto acabe...

El chico tembló. La voz de su amiga le estaba partiendo el alma.

-¿A qué te refieres?-temió por la respuesta de la platinada, de su platinada, como había empezado a llamarle.

-A todo, a esta estúpida guerra que no nos lleva a ningún lado, y que nos obliga a crecer con la excusa de que es "necesario" y... -la voz se le cortó, no quería seguir, no podía seguir.

Callum la soltó para observarla. Las lágrimas corrían libremente por sus mejillas coloradas y convergían en su mentón. Sus ojos morados se encontraban enrojecidos debido al llanto y sus labios temblaban. La tomó con delicadeza de las mejillas, como si de porcelana se tratase, y con los pulgares limpió sus mejillas.