αlmαs gєmєlαs ♡━ нуυимιи.|| αdαpтαcιóɴ

027.

Diez años después.

El sonido de un estridente trueno y un fuerte golpe fueron lo que despertaron a Seungmin, alarmándolo.

Se sentó rápido en la cama y buscó la fuente del sonido de golpe y se encontró con la ventana abierta probablemente por el viento que acompañaba aquella lluvia torrencial.

De un salto, el ojiazul se levantó rápido a cerrarla ya que se estaba mojando todo por la lluvia que entraba por la ventana abierta. Cuando la cerró, se percató del charco de agua que había bajo ella y Seungmin suspiró cansado.

Volteó a ver al reloj y vio que marcaba las 2:45am. 'Lo limpiaré mañana.' Pensó y se dirigió de nuevo a su cama, abrazándose instantáneamente al cuerpo caliente que lo acompañaba.

Hyunjin estaba dormido dándole la espalda, así que pegó su pecho a la espalda desnuda del mayor y lo apretó a él con una sonrisa.

Tenía ocho años de dormir abrazando a su amado y cada noche era como la primera; nunca se cansaría de tener la piel de su cuerpo pegada a la de su alma gemela. Recordaba lo difícil que había sido salir de su hogar a tan solo 18 años, pero había sido una de las mejores decisiones de su vida (la otra había sido acosar a un chico que se hacía llamar Haejin).

Cuando Seungmin estaba a punto de quedar dormido, resonó otro fuerte trueno y seguidamente pudo escuchar un ligero llanto. Un gruñido escapó de su garganta, pero esperó unos segundos para verificar si el llanto proseguía. Efectivamente, un instante después pudo escucharlo de nuevo y sacudió a Hyunjin para despertarlo.

—Hyunjinnie... Hyunjin —Seungmin susurró al oído del mayor y lo sacudió un poco, pero fue en vano; Hyunjin caía como un muerto — ¡HYUNJIN!

— ¿QUÉ? ¿QUÉ PASÓ? —Dijo Hyunjin despertando sobresaltado, mirando en todas direcciones. — ¿LE PASÓ ALGO AL NIÑO?

—Sí, despertó y hoy te toca a ti ir a dormirlo de nuevo —dijo Seungmin divertido al ver a su amado sobresaltado y semidormido. La verdad era que ya Seungmin estaba lo suficientemente despierto como para ir con el pequeño, pero amaba ver a su alma gemela con el niño en sus brazos.

Desde que habían traído al pequeño a casa después de terminar los trámites de adopción, se turnaban las noches en que iban a dormirlo de nuevo en caso de que despertara en la madrugada y en la noche anterior le había tocado a Seungmin.

—Oh.... —Dijo Hyunjin ya más calmado y se estiró un poco para después plantar un pequeño beso en los labios del menor —Vuelvo en un momento.

Seungmin vio a Hyunjin salir de la habitación y esperó unos momentos, planeaba ir a espiarlos para morir de amor una vez más al ver a su alma gemela cargando y hablando tiernamente con su pequeño hijo. Cuando se iba a levantar, la puerta de la habitación se abrió y por ella entró Hyunjin cargando al bebé en brazos.

—Hyunjin, sabes que no es bueno para él malacostumbrarlo a dormir en un lugar que no sea su cuna —Seungmin intentó decirlo como reprimenda pero tenía su corazón derretido al ver a Hyunjin subiendo a la cama y acurrucándose a su lado con el pequeño.

—No es mi culpa —Se excusó Hyunjin y se acomodó mejor en el ahora brazo abierto de Seungmin, apoyando su cabeza en el hombro del menor y quedando así el bebé acostado sobre los pechos de ambos —Sus ojitos me dijeron que quería estar con su papá.

—Tú también eres su papá —Le contestó divertido Seungmin y con su mano libre acarició las suaves y pequeñas mejillas del bebé.

—No, ya te dije que tú serás 'Papá' y yo seré 'Papi' —Contestó Hyunjin con un puchero y Seungmin plantó un beso sobre sus labios. No podía resistirse, su alma gemela era el ser más adorable y a pesar de tener ya 28 años, se seguía comportando como aquel adolescente del que Seungmin se había enamorado.

—No pudiste topar con mejores padres, ¿no crees, pequeño? —dijo Hyunjin suspirando y acariciando el cabello de su bebé.

El pequeño justo en ese momento soltó un pequeño ronquido. Seungmin soltó una carcajada y Hyunjin frunció su ceño.

—No sé si tomar eso como una ofensa o como un cumplido de que se duerme por la melodía de nuestras voces —dijo Hyunjin y Seungmin rió de nuevo, apretando su abrazo sobre el mayor.

Esa madrugada ninguno de los dos durmió, muy ocupados observando al pequeño que amaban más que a sus vidas y absorbiendo el amor que emanaba de aquella pequeña nueva familia.