I.

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"La familia Rogel no ha querido hacer declaraciones, pero sabemos que los asesinatos ocurridos en su propiedad son noticia para el pueblo de Stavanger"

La noticia había corrido de manera veloz por el pueblo. Durante días, fue lo único de lo que se habló. Los susurros y rumores deformaban los hechos cada vez más, como en un macabro teléfono descompuesto.

Para sorpresa de muchos, la familia Rogel seguía tal y como siempre. Las eminentes puertas de la Mansión Rogel, cerradas, como desde hace años lo habían estado. Nada parecía haber cambiado, y eso solo confundía más a los lugareños.

La familia Rogel, desde que habían llegado al pueblo, se habían adueñado de Stavanger. Era el apellido sobresaliente de entre todos.

Pero había algo que nadie se atrevía a decir en voz alta.

Ese algo, era lo que hacía que al pasar por el camino de la Mansión Rogel, voltearas y te la quedaras mirando, aliviado de no poder ver detrás de los grandes muros. Secretamente, muchos agradecían que estuviese alejada del pueblo.

Stavanger era uno de los pueblos más tranquilos de Noruega, rodeado de grandes montañas y de clima frio. La Mansión Rogel se alzaba a lo lejos, como un castillo majestuosamente sombrío, uno que nadie quería visitar. Y, a pesar de que los asesinatos eran casos de urgencia, nadie quería ir a investigar. La familia no había pedido a las autoridades ayuda, y nadie había ido a reclamar por las víctimas; ni siquiera la policía parecía querer involucrarse.

Todos habían comenzado a asumir que nadie se haría cargo; sería otro caso abierto, un misterio sin resolver, como muchas de las cosas que rodeaban la Mansión Rogel. O eso se creía.

Hasta que una carta llegó a manos de Rubén Doblas.

Doblas era un detective privado, conocido por trabajar en perfecto anonimato. No había caso que no resolviera, y no temía involucrarse en asuntos peligrosos; tal vez por eso era muy recurrido. Aunque llegar a él no era fácil. Contactarlo era como encontrar una aguja en un pajar, muy pocos tenían la suerte. Nadie sabía dónde iba a estar, o cuándo. Otro misterio más en las tierras heladas de Noruega.

"...a pesar de que sus puertas siguen cerradas, aún podemos sentir el misterio que se esconden detrás de esas puertas. Ni los muertos ni la verdad pueden escapar de la Mansión Rogel. ¿Qué será lo siguiente?"

Rubén se reclinó sobre su silla, dejando el periódico despreocupadamente sobre la mesa. Suspiró. La noticia resonando en su mente como un pensamiento constante, difícil de borrar, de olvidar. Sin dudas, era un caso diferente.

El constante tick tack del reloj en la pared era el único sonido que se impregnaba en los techos altos y paredes tapizadas del despacho de su casa. Cerró los ojos; a través de sus parpados podía ver de los ligeros rayos de sol que se colaban por las persianas, con la vívida –y a veces insoportable– energía de la ciudad de Oslo.

El tick tack del reloj estaba comenzando a fastidiarle. Escuchó el sonido de la ciudad a lo lejos. A pesar de residir en una zona alejada, los sonidos seguían llegando a él como alarmas constantes que le recordaban que el mundo seguía moviéndose.

Al abrir sus ojos, fijó su mirada en los papeles esparcidos por todo su escritorio. Documentos, anotaciones de casos viejos, deudas, cartas. Un sobre destacaba de los demás por sus delicadas florituras y diseños; era de papel grueso, caro, muy prolijo, señal de una oferta importante.

Con resignación, lo cogió y lo observó una vez más. Sus ojos recorrieron el nombre del remitente. Y se quedaron fijos en el.

Sr. Rogel.

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⏰ Last updated: Dec 10, 2019 ⏰

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Caso Rogel (Rubelangel)Where stories live. Discover now