Páginas de un diario roto

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Quito, 1 de marzo de 1981

Tengo la necesidad de escribir un diario para mi hijo, Diosito si algún día pasa algo, que encuentre este diario y que sepa que siempre lo amé.

Desde que lo tuve en mis entrañas pienso en él cómo en un héroe que viene a salvarme. Nació cuando yo tenía 24 años, el 25 de diciembre de 1980, es mi regalo de navidad. Tu sabes todo lo que he sufrido Dios mío, y se bien que eso no justifica mi mal labor de madre. No te reclamo nada, porque aunque yo nunca tuve un hogar verdadero, me regalaste muchos momentos buenos en espacios apacibles con gente que me llegó a querer aún sin ser de mi sangre. Lamentablemente con el tiempo, las circunstancias insisten en recordarte que nada garantiza  que las personas se mantengan en la vida de uno, ni la sangre puede, aún menos las buenas intenciones. Mi hijo tiene 3 meses y ya quiero marcharme.

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Quito, 3 de mayo de 1993

Tiene 12 años y finalmente pasó, hui y esta vez para no volver. Este hogar se transformó en una bomba de tiempo que solo podía ser desactivada con la decisión de marcharme, o eso sentí. (Ya sé de dónde sacó esa convicción de siempre seguir a su sentir). Aunque quise llevarlo conmigo pensaba que a pesar del daño que nos hicimos, su padre daría todo por su hijo hasta su vida, él no le haría faltar nada. Diosito, juré que no me llevaría nada más que la ropa que llevaba puesta por dignidad. Me llamaban mantenida, fishfica y carishina. Simplemente encontré un amor con el cual me siento capaz de rehacer mi vida, no importa que seamos de iguales condiciones, me fui esperando lo mejor.

Ojala se cuide mi Pol. Dios, aún me acuerdo ese desastre cuando lo saqué de la Dinapen por participar en disturbios. Llegué, lo vi, el me vio y me dijo:

-Ya, está bien, lo siento tú si "cachas" que me puedo cuidar solo, incluso lo vi venir pero se me durmió el diablo, última vez mamita, no te preocupes.

¡Todavía más bravo! Lo último que supe es que su padre se está hundiendo en el licor.

◄HOJAS ARRANCADAS►

Yaruquí, 15 de Junio del 2002

Recientemente volví a acercarme a él, ya está en la adultez, lleno de coraje y rabia con un sentido de justicia propio. Yo me hice más vieja pero también más sabia, y olvidadiza. A veces creo que es lo mismo. Pol dejó el hogar que compartía con el alcohólico de su padre hace 3 años. Creo que vaga por el mundo con su guitarra, tatuajes, educación inconclusa y frases rebuscadas. Las injusticias lo hicieron fuerte y aguerrido por eso no me preocupo. El repite a cada rato que sabe la manera de lograrlo. Igual que yo, desde pequeño soñó con ser un gran artista o tal vez siempre lo fue.

Yaruquí, 9 de Agosto del 2004

Necesito desahogarme por eso escribo después de tanto tiempo en este diario. Dios mío ya no puedo más. Maldita mala fortuna volvió de nuevo. Pol antes de su primera gira pasó muy cerca de un incidente en la base militar Eplicachima en donde una detonación desastrosa afectó sus oídos, esto más la motocicleta y los desmanes con la música a todo volumen. Provocaron que tenga problemas auditivos irreversibles y progresivos, fue muy tarde cuando se hizo atender.
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Quito, 8 de diciembre del 2004

Tu sientes mi corazón, de verdad lamento que mi hijo haya pagado esta innata tendencia a la huida que desde muy pequeña comencé a tener, Dios mío, él no tiene la culpa de nada. No sé, pero mi hijo desde bebe me daba la confianza de que sobrellevaría cualquier abandono incluido el mío. Todavía me acuerdo como con 4 años despertó llorando de una pesadilla en la que nos había visto a mí y a su padre como dos ancianos, enfermos, miserables e infelices. Entre sus llantos desconsolados me dijo:
- Yo no seré una carga, no quiero que envejezcas y te me mueras, yo voy a trabajar, te voy a cuidar y te voy a mantener, te lo juro por "Diosito".

Páginas de un diario rotoWhere stories live. Discover now