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Aristóteles no estaba en su mejor momento,sus ojos reflejaban lo cansado que estaba de su vida.
Las cuentas no le salía,lo poco que había ganado ayudándole a Julieta como modelo no parecía ser suficiente.
Su padre parecía ser el más afectado al no poder proveer nada,su mamá lloraba por aquello.
Sería capaz de cualquier cosa con tal de que todo se solucionara,incluso meterse a la boca del lobo.

No tardó mucho en darse cuenta de que sus pasos se dirigían a una puerta.
Que Dios lo ayude por lo que pensaba hacer.
Un toque a la puerta,dos,tres,supuso que ya estaban todos dormidos así que se animó a regresar por dónde vino.Sin embargo la confundida y adormilada voz de Temo lo detuvo.

—¿Ari?¿Qué ocurre guapo?—el López estaba medio dormido cuando escuchó golpes,supuso que quizá su padre había olvidado sus llaves.

Trataba de comprender lo que ocurría cuando inesperadamente los cálidos brazos de Aristóteles lo rodearon en un abrazo algo débil,sintiendo de inmediato una descarga eléctrica por todo su cuerpo.

El Córcega no se encontraba nada bien,había ido ahí con la intensión de pedirle dinero prestado a Pancho,pero no había pensado en la posibilidad de que Temo fuera quien abriera esa puerta,y tampoco se dió cuenta lo muy jodido que se encontraba en esos momentos,
estaba cargando con todo,era cuestión de segundos para que estallara de tanto dolor.

Desde pequeño,Ari siempre pensó que los brazos de su madre lo protegían de cualquier peligro,jamás dejó que alguien más lo consolara,y sin embargo la vida da giros inesperados,cuando justo ahora se encontraba siendo correspondido por aquellos brazos tan delicados.
Cuauhtémoc olía tan bien,un aroma a vainilla casi imperceptible,sonrió un poco mientras sus lágrimas seguían cayendo.
La suave voz de Temo diciendo que todo estaría bien le llenaba de tranquilidad.

El otro por el contrario se sentía perdido,no era bueno consolando a las personas,ni siquiera cuando Rebeca murió pudo, simplemente no le nacía,y ahora un Aristóteles lloraba sus penas en él,tal vez había sido un error acercarse tanto,con pesar aceptó que nada le costaba hacer un esfuerzo,Ari no era de los que lloraban porque si,y definitivamente se había derrumbado con la persona equivocada.
Suspiró algo cansado,no tuvo otra opción más que llevarlo a su habitación,este pareció calmar un poco su llanto,y cuando no hubo más supuso que ya había caído rendido.
intentó dormir aún sintiendo los brazos del chico en su cuerpo.

—Dulces sueños,Ari—

-🍒

El olor a comida lo despertó,caminando como zombie ni siquiera se dió cuenta de que esa no era su casa.
Reaccionó cuando al llegar al comedor vió a su,¿Temo y él qué eran? ¿Amigos?¿Enemigos?¿Rivales?.Bueno daba igual,se dedicó a sentarse en una silla del comedor,mientras se lamentaba de vivir,recordaba lo que había pasado,justo había venido a llorarle la noche anterior,lamentable.

—Veo que ya despertaste—por extraño que parezca,por primera vez sintió que aquel chico trataba de ser amable.

—si— respondió algo seco.

—Francisco se fue a su trabajo,y mis hermanos están con tu tía Blanca,¿Quieres comer algo? aún quedaron chilaquiles—le sonrió dulcemente,muy bien basta, Aristóteles no soportaba tanta hipocresía,¿desde cuándo acá ese tipo lo trataba tan bien?,sin embargo su estómago gruño,se maldijo internamente,a la mierda,que lo trate como quiera,tenía hambre.

Asíntio con fingido desinterés.
Luego le reclamaría.

En medio de ese silencio que pareció reinar el lugar,Ari fue el que se dispuso a romperlo.

—perdona por lo de anoche,no volverá a pasar—ahora que lo procesaba bien,todo era una locura,había dormido con temo,ya esperaba las burlas que recibiría por parte de este.

Niño mimado|AristemoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora