Epílogo

2.1K 79 54
                                    

|E P Í L O G O|

"Recuerdos"

Marzo, 2015

-Hola, hijo, ¿Cómo estás?-. Preguntó mi mamá apenas atravecé la puerta de entrada.

-Bien, ma...-. Contesté, pero ella me interrumpió.

-A vos te vi todo el día-. Se dirije hacia mí-. A este bombón de yerno le estoy hablando, mirá lo que es-. Dijo mientras le apretaba los cachetes a Gonzalo, mi novio.

-Estoy bien, Silvi, gracias por preguntar-. Dijo aceptando su abrazo.

-¿Me mostras lo que me ibas a mostrar?-. Le pregunté a Gonzalo y él se puso colorado automáticamente y mi mamá se empezó a reir, ahí me di cuenta que lo que había dicho se podía malpensar-. La canción-. Aclaré y él asiente, aliviado, separándose del abrazo de mi madre.

-¿Qué canción?-. Preguntó Gonzalo, mi hermano, curioso.

-¿Qué te importa?-. Contrapregunté y mi mamá me miró mal.

-No le hables así a mí tocayo, chinito, un mínimo de respeto-. Dijo Cache sonriendo mientras me miraba-. Le dediqué una canción al pelotudo y no la conoce y eso que se escuchó en todos lados, abajo de una piedra parece que vive-. Habló, molestándome, haciendo que mi hermano ría y que yo lo mire mal.

-Ja-ja, muy gracioso-. Hablé sacásticamente y él estalló en risas junto con mi hermano-. ¿Me mostrás la canción, Ariel? Dale, media pila-. Le dije y él asintió.

-Pará, dejame poner las cosas en tu cuarto porque sí dejo los bolsos al lado de la puerta mi suegra, la más linda, me mata, fija-. Dijo y me hizo reir, le hace más caso a mi madre que yo el forro.

-Bueno, dale, voy contigo-. Le dije y salta mi hermano de atrás.

-Cuarenta veces vino para acá a Mar Del Plata, Lucas, ya sabe ir sólo a tu cuarto-. Dijo mientras sacaba la lengua y yo me volteé para hablarle.

-No saltes que no hay charquito-. Le grité y cuando me di la vuelta de nuevo, Montiel ya no estaba en el pasillo.

Entonces fui hasta mi cuarto donde estaba Montiel, dejando sus cosas en los pies de mi cama. Aproveché la posición en la que estaba para ficharle el culo que tiene y le chiflé.

-Nene, no soy ninja, pero te parto en ocho igual-. Dije y él se da vuelta sonriendo.

-Niño bonito, de mirarte no me canso. Te regalo galletitas así vos me chupas el ganzo-. Dijo y me dio un beso.

Un beso que yo seguí, ¿Y cómo no? Si besa como los Dioses y yo soy un simple mortal buscando un poco de su magia. Montiel para mí era perfecto; me entendía, comprendía, amaba, cuidaba, ayudaba... Perfecto, una palabra que le calzaba como anillo al dedo a él.

-Quiero escuchar la canción-. Le dije encima de su boca cuando nos separamos por falta de aire, él sacó su celular y se sentó en mi cama.

Yo lo seguí y me senté al lado de él y puse mi cabeza en su hombro para empezar a darle besos en el cuello, viendo cómo su piel se erizaba ante mi tacto. De repente siento una melodía, una melodía de cumbia y saqué mi cabeza del hueco entre su hombro y su cuello para prestarle atención a su celular.

Curiosidad | Lucas Martínez Quarta x Gonzalo MontielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora