-'epílogo'

618 102 9
                                    

   —Y fin.

  TaeHyung sonrió, extendiendo sus brazos como si estuviera mostrando algo, de pie sobre uno de los muebles de la sala. Mantenía una sonrisa en su rostro, portando un gorro navideño en su cabeza.

  Los niños comenzaron a aplaudir, soltando chillidos con emoción ante el final de la historia que su tío estuvo contándoles. Tal y como lo prometieron, permanecieron callados y tranquilos mientras el mayor narraba el cuento, escuchando atentos cada detalle.

   —¿Entonces TaeClaus y el chico quedaron juntos, para siempre? —preguntó la niña, moviendo su vestido blanco de un lado a otro.

   —Así es pequeña, vivieron felices para siempre entregando obsequios a los niños del mundo que se comportan bien.

  TaeHyung se bajó del sofá, sentándose de manera apropiada mientras arreglaba un poco su vestimenta. Tuvo que colocarse algunas prendas en lo que iba contando su historia, de por si inventada con rapidez, para mantener entretenidos a los niños.

   —Eso suena tan lindo —dijo la niña, juntando sus pequeñas manos para dar vueltas—. Cuando crezca también quiero a mi propio TaeClaus.

  Su hermano hizo una mueca al escuchar a la infante—. Iugh, siempre piensas en tener novio, HyeSoo.

   —¡Eso no es cierto!

   —Sí, lo es.

   —Sí, lo es —apoyó TaeHyung.

   —Shi, lo es —dijo el menor de los hermanos, sentando en el piso con sus piernas extendidas y su pulgar en boca.

  La pequeña enrojeció de enojo, apuntando de manera acusadora a su hermano—. ¡Pues tú también serás así cuando tengas novia!

   —¡Yo no pienso tener novia, fea, voy a tener aventuras como TaeClaus sin ninguna novia!

  TaeHyung reía ante las discusiones infantiles de sus sobrinos, sintiéndose satisfecho con su trabajo.

  La noche iban avanzando, la cena familiar estaba cada vez más cerca de llegar. Pronto darían las nueve, hora en donde la familia entera se reunía para comer antes de acostar a los niños y empezar a beber para contar anécdotas divertidas. Ponían música, bailaban, e incluso solían cantar para hacer un concurso de karaoke.

  Su cena estaba a salvo.

   —Oye, TaeClaus es muy feliz con su novio, ¿no quieres tener pareja algún día, pequeño renacuajo?

  El niño negó de inmediato—. ¡No, nunca!

   —¡Mejor cuéntenos otro cuento, tío TaeHyung!

   —¡Sí, sí! ¡Otro cuento!

  TaeHyung palideció, rascando su nuca con nerviosismo.

   —¿O-otro cuento? No estoy seguro, niños.

  Pero aquello no iba a bastar para los pequeños.

   —¡Queremos otro cuento! ¡Queremos otro cuento! —chillaron los tres pequeños, empezando a saltar y hacer berrinches.

  El triunfo de TaeHyung comenzó a derrumbarse ante sus ojos.

  La desesperación iba creciendo, formando un nudo en su garganta difícil de eliminar. Era terrible para controlar niños. Amaba jugar con ellos y hacerlos reír, pero tan pronto como debía reprenderlos, se volvía débil y temeroso.

  Cuando estuvo por tratar de decir algo a sus sobrinos, sintió una mano sobre su cabeza, quitándole el gorro navideño. Al voltearse, con confusión, observó el rostro de un hombre joven con piel blanca, cabello castaño ligeramente largo, y labios rosados como cerezas. El cual lo miraba con una sonrisa mientras se ponía el gorro que le había arrebatado.

El Cuento de TaeClaus── ⋙TAEKOOKWhere stories live. Discover now