CAPÍTULO 1 : LA VERDAD SIEMPRE ES DOLOROSA

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Se escuchan los gritos desde fuera la oficina, ella temblaba ligeramente, no entendía porque siempre ese tipo de clientes eran los que venían a buscarla, ninguno de sus otros compañeros sufría su suerte.

—¿E-entonces no desea llegar a un acuerdo? —preguntó la chica tímidamente haciendo que el hombre la mirara mal.

—¡¿Acuerdo?! —dijo con un potente grito. —¿Acaso eres estúpida? Te he dicho todo lo que esa perra me ha hecho y tu... ¿quieres pedir un acuerdo? ¡¿Es que no me escuchas?! ¡La muy puta me ha engañado, quiero quitárselo todo, la casa, el coche, lo críos! ¡Todo! —dijo molesto.

Hinata solo asintió y empezó a hacer los papeles del divorcio, entendía que el hombre estuviera molesto por el engaño de su mujer, ella también había pasado por una situación similar con su exnovio, pero eso no significaba que tenía que pagar su enfado con otra persona, cuando le pasó ella no lo hizo.

La peliazul soltó un largo suspiro cuando el hombre se fue, ahora solo tendría que verlo el día del juicio y con un poco de suerte no tendría que saber nada más de él. Miro su reloj, ya casi iban a ser las seis de la tarde, y como siempre aún le quedaba un poco de papeleo, por lo que nuevamente se tendría que quedar unas horas extra antes de salir del trabajo.

Unos ligeros golpes la interrumpieron e ingresó su compañera Temari con una humeante taza de café. Cuando Hinata vio a la rubia se le iluminaron los ojos, la verdad es que la Sabaku no siempre sabía lo que ella necesitaba.

—Te vas a volver a quedar ¿no? —dijo, no preguntó. Conocía a Hinata mejor que ella misma, por lo que sabía lo responsable que era la chica, pero a veces se preocupaba que no se cuidara de sí misma por cumplir con sus deberes y responsabilidades.

—Gomene Temari-chan, y eso que te fui yo quien te invitó—se disculpó la ojiblanca pero la blonda negó.

—No seas boba, no pasa nada, ya será otro día. Solo no te quedes hasta muy tarde de acuerdo—pidió la Sabaku no haciendo que la chica asintiera.

Justo en frente de la oficina de la peliazul un azabache observaba desde la ventana de su despacho a sus compañeros de hace cuatro años. Para luego inconscientemente posarse en la puerta de la Hyuga, que seguramente se estaba despidiendo de su amiga. Muchas veces se había preguntado como dos personas tan distintas podían ser mejores amigas, pero luego recordaba a su rubio amigo y lo entendía, los opuestos se atraen.

—Ya nos vemos luego Temari-chan—dijo Hinata con una dulce sonrisa que cursaba en su rostro.

Aquella era otra cosa que le sorprendía bastante, a pesar de la edad que seguramente debía tener la chica, pero que no aparentaba, le rodeaba un aura de inocencia que ni siquiera algunas chicas jóvenes desprendían, de alguna manera aquella chica sacaba su lado protector por lo que se mantenía lo más alejado de ella. No quería que la chica confundiera sus acciones con amor, no quería líos en el trabajo.

Volvió a dirigir su mirada al ordenador, volvió a releer el caso en el que estaba trabajando, estaba convencido que esta vez podría conseguir una indemnización elevada, estaba seguro que su clienta quedaría muy satisfecha.

Cuando acabó se desperezó, miró el reloj, no había pasado mucho, solo una hora, así que cogió su abrigo ya dispuesto a salir.

De mientras Hinata soltó una gran sonrisa, había podido acabar mucho antes de lo que esperaba, parecía que estaba vez iba a poder llegar temprano a su casa, estaba segura que su hermanita se pondría muy feliz, ya que seguramente sus padres aún no llegaban. Tomó su abrigo y bufanda y salió de su oficina cuando de pronto se topó con dos orbes oscuras que la miraban intensamente.

—U-U-Uchiha-san—dijo ella un poco nerviosa. —¿Usted también se ha quedado? —preguntó golpeándose mentalmente por preguntar algo tan obvio.

Él al notar su nerviosismo trató de reprimir su sonrisa, la chica era bastante extraña, pero tenía algo que lo hacía sentir diferente, a veces cuando sus ojos perlas se topaban con los de él sentía una extraña conexión y sus gestos eran tan dulces que no conocía a otra mujer así más que su madre.

Tal vez era por eso, inconscientemente la peliazul le recordaba a su madre.

—¿Ya has comido Hyuga? —le preguntó con su voz neutra haciendo que ella negara.

Un profundo silencio se formó en el que ninguno dijo o hizo nada, solo consiguiendo que los nervios de la chica aumentasen.

—Pues deberías—informó él para luego salir de prisa.

Cuando el chico se marchó se quedó bastante extrañada, había pensado por un momento que el chico la iba a invitar a comer, pero luego se rio por sus pensamientos, muchas chicas de la oficia había tratado de comer con el azabache, pero él no estaba para nada interesado, ¿Por qué iba a querer comer con ella de todas las personas? Se dijo a ella misma y luego se marchó a su hogar.

Notas de la autora: Bien esta es una nueva historia, los caps serán cortos. Igual espero que les guste este nuevo Sasuhina que tal vez tenga a un Sasuke un poco OoC.

Abriendo camino a tu corazón [✔]Where stories live. Discover now