CAPÍTULO DOCE : SUCESOS INESPERADOS

2.4K 249 46
                                    

Cuando por fin logró que Naruto se fuera a dormir ya eran diez para la siete, seguramente por la resaca que su amigo tendría no iría a trabajar, por lo que lo dejó en su cama y rápidamente fue a darse una ducha, además también tenía que preparar el desayuno para él y Sarada, y bueno, le dejaría algo al atolondrado rubio. Después de tenerlo todo listo se dirigió a la habitación de su pequeña para despertarla.

—Sarada vamos, ya es hora de levantarse—le dijo haciendo que la pequeña se comenzara a desperezar.

La acarició dulcemente, mientras ella dormía. Su hija había sido muy pequeña cuando él y Sakura se habían separado, pero eso no significaba que no le afectase, lo notaba cada vez que la niña miraba a sus compañeros con sus madres. Era por eso que no había querido salir con nadie, si la relación no acababa bien y su hija se encariñaba demasiado sufriría mucho, ella era su máxima prioridad en ese momento, no tenía tiempo para complicarse la vida con otras cosas. Además, parecía que Naruto estaba muy interesado por la peliazul, por lo que lo mejor sería mantener una distancia con la chica.

Después de dejar a Sarada en la escuela se fue al trabajo, aparcó en su plaza de siempre y se dirigió al ascensor. Las puertas ya estaban por cerrarse, pero vio la silueta de Hinata que se apresuraba para cogerlo, por lo que antes de que se diera cuenta había evitado que las puertas se cerraran haciendo que la chica lo tomara a tiempo, para que luego le diera una sonrisa de agradecimiento.

—Muchas gracias Uchiha-san—dijo ella feliz de verlo.

—No fue nada—respondió serio.

El ascensor comenzó a subir, pero de repente frenó en la mitad del quinto piso, logrando desequilibrar a Hinata y Sasuke, consiguiendo que casi ella cayera al suelo si el morocho no la hubiera agarrado.

Cuando la peliazul se sintió en los brazos del chico su pulso se volvió a acelerar y sus mejillas se sonrojaron, y aunque trataba de alejarse era como si se hubiera quedado hipnotizada a causa de la varonil fragancia que desprendía el Uchiha. Por su parte Sasuke se encontraba igual, el aroma de la Hyuga lo estaba volviendo loco, una dulce combinación entre lavandas y canela, despertaba algo de anhelo en él.

—¿Estás bien? —preguntó Sasuke mientras ella se separaba y asentía.

Tenía las mejillas totalmente sonrojadas y no sabía a donde mirar, solo consiguiendo que el pecho del chico se estremeciera, se veía tan tierna.

—N-no se está moviendo—dijo intentado tranquilizarse logrando que el Uchiha se diera por fin cuenta de la situación.

Sasuke se acercó al intercomunicador, pero no funcionaba, consiguiendo que Hinata se comenzara a preocupar, dentro de una hora había prometido reunirse con su clienta para ir al juzgado.

—Genial—se quejó. —Tendremos que esperar, en cualquier momento vendrán—dijo el morocho mientras se sentaba en el suelo del ascensor.

Ambos se quedaron en silencio, pensando en lo que se habían prometido ayer, lo de tratarse como profesionales el uno al otro. Sasuke miró hacia la peliazul, podía ver que se encontraba ansiosa y no pudo evitar preguntarse si era por su presencia, logrando que una sonrisa socarrona se posara en su rostro.

—Uchiha-san—lo llamó la peliazul.

—¿Qué ocurre Hyuga? —preguntó.

—¿Cree que tarden mucho en venir a ayudarnos? Ya ha pasado media hora—decía un tanto preocupada.

—No creo que se demoren mucho más. ¿Por qué, te encuentras mal? ¿Eres claustrofóbica? —le preguntó acercándose a ella, solo consiguiendo que ella se volviera a sonrojar.

—N-no, n-no-no es e-eso—tartamudeó torpemente. —E-es q-que ten-tengo una re-reunión con u-una cli-cli-enta—trató de aclarar.

—¿Segura? Nunca has tartamudeado tanto—dijo tomando su rostro de su barbilla con una de sus manos, consiguiendo que ambos se miraran fijamente.

Hinata se sentía absorbida por esos hipnotizantes pozos negros, mientras que Sasuke se sentía atraía por la luz de sus orbes perladas. Poco a poco sus respiraciones se hacían más y más pesadas, la distancia entre sus labios se iba estrechando más y más. Pero justo antes de que se tocaran las puertas del ascensor fueron abiertas.

—¿Interrumpimos? —preguntaros los técnicos haciendo que Hinata reaccionara y saliera despavorida de allí, mientras que el morocho maldecía en su mente por lo que había estado a punto de ocurrir.

El resto del día los dos trataron de evitarse lo máximo posible, y aunque Temari notaba extraña a su amiga prefirió no preguntar, estaba segura que Hinata se lo explicaría a su debido tiempo.

Cuando el morocho llegó a su hogar su hija lo volvió a atosigar con lo del cachorro, casi volviéndolo loco.

—Ven Sarada-chan parece que tu papá está cansado—dijo Naruto.

—¿Aún no te has ido? —dijo Sasuke alzando una ceja.

—Me tomé el día libre—dijo rascándose el cuello mientras se reía un tanto avergonzado. —Gracias por todo, eres el mejor teme—le dijo el Uzumaki solo consiguiendo que Sasuke se sintiera un culpable, había intentado besar a la Hyuga.

—Solo ve a casa—le dijo y el rubio volvió a reír.

Después de cenar consiguió que el ojiazul se fuera a casa, y luego de hablar por un buen rato con Sarada sobre el perrito que tanto quería consiguió que se fuera a dormir. Cayó rendido en el sofá, dejando que el sueño se apoderara de él había sido un día agotador.

Entonces el timbre comenzó a sonar con exigencia, por lo que Sasuke se apresuró a ver quien era, no quería que Sarada se despertara y nuevamente le volviera a insistir con lo del cachorro, creía que era un capricho que se le pasaría pronto, pero parecía que su hija de verdad que quería uno. Había intentado decirle por activa y pasiva que no podían que era mucha responsabilidad, pero desde que en su escuela la habían llevado a la perrera de la ciudad se había enamorado de ese pequeño cachorro y ya no sabía como darle largas al asunto.

Abrió la puerta y se encontró con Sakura, tenía un aspecto bastante desalineado, nada que ver con la Sakura que conocía, su maquillaje estaba corrido, su cabello estaba alborotado, sus ropas mal arregladas y su labio estaba un poco lastimado, como si se lo hubiera mordido con fuerza.

—¡Quiero ver a Sarada! — gritó haciendo que el morocho la mirara serio, además desprendía un poco de olor a licor, seguramente había estado bebiendo.

—No grites—le pidió, pero la chica seguía alterada. —En este momento está durmiendo, vuelve mañana—le contestó serio.

—¡Me da igual la hora, quiero verla ahora! —dijo enfadada y gritando aún más fuerte, consiguiendo que la puerta de uno de sus vecinos se abriera, saliendo la señora Bliss, la cotilla del edificio, por lo que de un rápido jaló a Sakura dentro del departamento.

—¡Ya está bien Sakura, vas a despertar a todos! Son las once de la noche, Sarada está dormida no la pienso despertar por un simple capricho tuyo—dijo él también molesto mientras se masajeaba la cien, cada vez que la chica llegaba siempre traía problemas.

Notó como por primera vez la chica lo miraba con reproche, además de que la sentía temblar ligeramente, se notaba bastante angustiada, logrando que por un momento el chico se preocupara por ella. Suspiró con cansancio, por lo menos dejaría que pasara la noche aquí, mandarla sola en su estado solo traería más problemas, mañana ya se ocuparía de ella.

—Ve a dormir en el cuarto de invitados, mañana la verás—dijo volteándose y comenzando a caminar hacia su habitación, pero se detuvo al escuchar el llanto de la pelirosa para luego sentir como los brazos de la chica envolvían su cintura y se acurrucaba en su espalda.

—No me dejes sola por favor—pidió con voz lastimera para que luego más lágrimas comenzaran a caer por su rostro haciendo que Sasuke la mirara sorprendido. —Por favor, no me dejes. Yo, yo... me estoy muriendo—soltó de repente dejando frío al Uchiha.

Notas de la autora: Bien, como dije aquí está Sakura, a que eso no se lo esperaban, jijij. Bueno ya veremos cómo afecta todo esto a la relación entre Sasuke y Hinata. No diré nada más asi que ya nos leemos en el próximo capítulo.

Abriendo camino a tu corazón [✔]Where stories live. Discover now