10. Solo él y yo

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Las siguientes semanas casi no estuve trabajando. El semestre había alcanzado el punto más alto de estrés antes de culminar, así que estaba poniéndole todo mi esfuerzo. Bocetos, planos, maquetas y más maquetas.

Por lo mismo, llevaba días posponiendo la limpieza semanal de mi casa, así que un viernes por la tarde, decidí que mis pendientes de la escuela podían esperar un poco, solo esa tarde me dediqué a limpiar el departamento.

Por lo general limpiaba y volvía a ordenar cada que desordenaba algo. Quizá era lo que más me gustaba de vivir sola, todo estaba donde yo lo había dejado antes, por lo tanto todo siempre se mantenía en perfecto orden, como me gustaba.

Aun así, el polvo se acumulaba, en las repisas y en las mesas o estantes, las baldosas del suelo se llenaban de tierra que metía con los zapatos y las sábanas y mi ropa sucias seguían acumulándose.

Limpié con dedicación cada rincón de polvo que encontré y puse cuatro lavadoras a lo largo de la tarde, y la misma cantidad de secadoras, por tanto.

Estaba doblando y metiendo todo en los canastos de ropa, que al final decidí dejar inconclusos para cenar algo. Además, esa ropa duraría como dos semanas ahí dentro antes de que me diera la gana ordenar mi closet. Quizá era la única parte de mi casa que me avergonzaba. Tampoco me gustaba ordenar mi cuarto y cuando tenía que hacerlo, arrojaba la mayoría de cacharros al closet. Hasta que se junten tanto que no me quede otra opción que hacer limpieza profunda, en toda la casa.

La persona de quien había heredado está extraña obsesión de orden y limpieza me llamó por Face Time mientras cenaba.

¡Tita! —exclamé emocionada al verle con claridad el rostro. Al fin había aprendido a usar bien el teléfono.

¡Mi Lizzie! ¿Cómo has estado, mi niña? —me habló en inglés.

—Bien, Tita, ¿y tú? —le respondí en español porque sabía que para ella ciertamente era más cómodo—, ¿cómo han sido los tratamientos? ¿son amables contigo?

Lizzie, no quiero escuchar solo "bien", quiero saber de ti, cómo estás.

—Yo quiero saber cómo estás tú, sabes que quiero estar pendiente de esto.

Cariño, creo que sabes absolutamente todo. Sé que hablas semanalmente con tu madre. Además, es lo de siempre, el cáncer es duro y horrible, todo el mundo lo sabe. ¡Concentrémonos en lo bueno!

Suspiré, sabiendo que no podría ganarle.

Dime, ¿sigues cuidando de los niños?

—Sí, Tita. Trabajé para una pareja de famosos el último mes y me pagaron muy bien, con eso estoy cubierta por tiempo suficiente, hasta podría ir ahorrando si me sigue yendo bien en el trabajo.

¿Los recibos? ¿El semestre?

—El semestre lo pagó mi padre por adelantado desde junio, pero yo ya tengo apartado lo del siguiente. Y las facturas no llegarán hasta dentro de tres semanas. De todas formas, tengo otro ahorro para eso.

Muy bien, me alegra mucho escuchar eso. ¿Algún famoso interesante por ahí?

Me reí. —¿En que sentido?

¿Para quienes trabajaste?

—Kevin y Danielle Jonas, él estaba en una banda antes, y los hermanos de él siguen en el medio.

¿Y ninguno de ellos es joven, guapo y soltero?

Reí, esta vez más fuerte.

—Sí, en realidad los dos lo son.

Linda niñera | Joe JonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora