Epilogo.

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   Estaba bastante asustada, ni siquiera quería decir una palabra, me sentía extraña y el cuerpo me dolía. Intentaba llevar mis pensamientos a un lugar lejano, muy, muy lejos de donde estaba. La habitación se sentía muy pequeña, me ahogaba, me daban náuseas, pero sentía que la cama me abrazaba hundiéndome cada vez más en ella para sentirme aunque sea un poco mejor. De todos modos, el alivio siempre estuvo presente y que de alguna u otra manera todos mis problemas se habían resuelto, por lo menos la mayoría de ellos.

   No podía seguir aquí, tenía que salir, ya todo había salido bien aunque doliera un poco. Lentamente puse mis pies en el suelo y me paré, las piernas me dolían pero dijeron que sería normal. Camine hasta la enorme cocina que tanto me gustaba, pero nadie se encontraba ahí, en el living tampoco, y mi primer instinto fue ir a al lugar fantástico. Ni siquiera toqué la puerta, simplemente la abrí despacio y miré adentro. Allí estaba, concentrado frente al lienzo más grande que alguna vez había hecho pero, recién lo comenzaba, y apenas unas cuantas líneas negras se veían al costado.

-Hola. -Susurré para no asustarlo ya que se veía extremadamente concentrado, sumergido entre los óleos. Fue en vano, pegó un pequeño brinco de susto y se dio vuelta, apenas me vio dejó sus pinceles y se acercó a mi.

-Te sientes bien? -Preguntó suavemente, posando sus manos inquietas en mi cintura. Yo solo asentí viendo sus ojos, que cada segundo se hacían más claros para mi. -Tomaste tus pastillas?

   Reí por su dulce preocupación. -Si, tranquilo. -Acaricié suavemente su rostro relajado. -Y qué estás haciendo? -Salí de nuestro trance para ver por encima de su hombro el cuadro que recién estaba comenzando.

-Estaba esperando que te levantes. -Volvió a acercarse y tomar la brocha con pintura negra en ella.

-Para qué? -Curiosee.

-Para pintarte. -Sin dejarme reaccionar, decir que no o que si, me sentó en el sillón frente a él, acostándome y diciendo como podría colocarme, no me opuse, ni siquiera dije algo.

   Tenía el camisón un poco levantado y mis manos se encontraban en mi vientre, el cabello largo alborotado por estar tanto tiempo en la cama. No me sentía para nada para estar en una pintura, sin embargo el ya había comenzado y me miraba con detenimiento, observando cada parte de mi para ilustrarla a su manera. Abrí un poco el camisón en la parte de mi pecho, quería lucir más bonita para Harry. Él, al darse cuenta inhaló y se detuvo a mirarme varios segundos para luego seguir en su trabajo.

   Me relajé y dejé que el hiciera lo suyo mientras cerraba mis ojos y pensaba en todo lo que había pasado, todas las cosas que había hecho en apenas un año y todas las cosas que me quedarían por hacer.

   El aborto estuvo bien, Harry me llevó y acompañó cada segundo, ninguno de los dos dijo una palabra ni en toda la ida, ni en toda la vuelta. Me trajo a su departamento, aquí en Los Ángeles para descansar, él pensaba que dormía pero escuché como se fue y volvió más de tres veces, supe que una de esas veces fue a terminar con su novia porque más tarde me llego un mensaje de ella diciéndome muchas cosas horribles pero lo ignoré, me daba alivio en parte. Harry no mencionó que lo había hecho, tampoco le pregunté aunque ya lo sabía.

   Por otra parte, no supe nada más de Belmont ni su familia. Estoy feliz por eso. Entre más alejada estaba de ellos, más cuenta me daba de que éramos cero compatible y no tengo idea por qué alguna vez lo fuimos. Acaso lo fuimos?

El tiempo pasaba y cada vez me sentía mas relajada a pesar de mis pensamientos descontrolados, tenía la sensación de que todo había terminado.

-Ya. -Escuché, cuando abrí los ojos pude divisar a Harry sonriente con el cuadro en la mano y sus mejillas manchadas con pintura. Sonreí y me levanté, atándome el camisón otra vez, acercándome al lienzo para verlo con detenimiento. Una sonrisa se escapó de mi, estaba perfectamente hecho y nunca creí verme pintada de una manera tan bonita.

-Me encanta. -Susurre admirándolo una vez más. -A veces olvido que eres un artista tan talentoso.

   Río y dejó el enorme bastidor en un lado para tomarme las manos, viéndome a los ojos. -Tu también eres una artista talentosa. -Dijo. -Pero ya he olvidado tu forma. Espero pronto intentes de nuevo. -Besó mi frente rápidamente y saliendo de la habitación gritó; -Voy a bañarme!

   Las palabras que anteriormente había dicho retumbaron en mi cabeza una y otra vez. "Espero pronto intentes de nuevo."  Hace cuanto no lo hacía? Acaso ya había perdido mi don? Acaso tendría algún tipo de inspiración? Volví a mirar el cuadro que recién había hecho Harry, la pintura todavía no estaba seca del todo y con una mínima tocada podría arruinarlo todo.

   Lo pensé, y camine tomando uno de los bastidores vacíos para llenarlo con lo que saliera de mi. Viendo el pedazo de tela mi mente iba y venía en todo lo que me había pasado este último tiempo y mis mano se movía al compás del pincel dando trazos de colores, sin saber qué estaba haciendo.

   He engañado a mi novio, mi novio me ha engañado a mi, nos casamos y me acosté con mi amante en plena boda que anteriormente era amante de mi mejor amiga, nos divorciamos, quede embarazada, aborte, viví en Paris, Los Angeles y Australia. Hoteles, casas prestadas y casa propia. Tuve amigos, los perdí, tuve alegrías y tristezas, desafortunadamente más de lo último que de lo primero. Hasta perdí mi objetivo en la vida, había perdido espíritu, había perdido mi inspiración para pintar?

   Los pensamientos no dejaban de cortar y correr, pero cuando desperté de ellos me di cuenta que lo había conseguido. Había conseguido lo que quería, ser una artista desquiciada que odie a todos, tenga amor apasionado y mucho talento. Mi cuadro lo demostraba.

   No hay mal que por bien no venga.

painter |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora