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Era muy temprano en la mañana cuando se levantó a la cocina por un vaso con agua. Su sonrisa aún brillaba en su rostro por el dulce momento que pasó junto a Singto la noche anterior.

Creyó que la casa estaba vacia, por lo que salió de su habitacion, en la que duerme bajo llave, vestido como acostumbra dormir, en ropa interior.
Estaba tan distraido recordando los besos de Singto que no notó la presencia que lo observaba desde atras.

Cargando su vaso sintió un escalosfrios que le recorrió la espalda.
De repente sintió miedo, mucho miedo.
Quiso correr, encerrarse nuevamente en su habitacion pero unos fuertes brazos a su alrededor se lo impidieron.

Nat lo atrapó y acorraló contra la mesa rozando su trasero con su sucio pene mientras que Krist forcejeaba por liberarse y le pedia a gritos que lo dejara ir.

-- te gusta provocarme perra eh?... te voy a enseñar lo que te puede pasar por jugar con fuego--

Krist comenzó a llorar y a pedir a gritos ayuda. Pero no sirvió de nada ya que su esposo le bajó el boxer con una mano mientras que con la otra lo tenia fuertemente de los brazos.
Krist gritaba a mas no poder, sentia que su garganta se desgarraba pidiendo ayuda.

Nat resfregaba su pene en el desnudo trasero de Krist mientras que intentaba besar su espalda pero con la lucha que éste ultimo hacia le era imposible, por lo que, lleno de rabia, comenzó a morderlo fuertemente y en ocasiones hasta hacerlo sangrar.

Lo atrapó de los pelos fuertemente mientras que apoyó su cara rudamente en la mesa dejandole el trasero a su disposición.
Pero para sorpresa de Nat, se encontró con algo que lo hizo enfurecer aún mas.
Dos grandes marcas rojas estaban dibujadas en cada uno de los globos de su esposo.

No lo soportó. Se transformó nuevamente en la bestia miserable que fué siempre con Krist.
Lo soltó de su agarre para tomar algo lo que le dió la oportunidad a Krist de salir corriendo, pero no llegó muy lejos, ya que fué rapidamente tomado por los pelos y arrojado al piso como un costal de papas.
Habia quitado el cinturon de sus pantalones y con él comenzó a azotarlo fuertemente.

Krist lloraba desconsoladamente y pedia a gritos que frenara.

--no mas..por favor...basta...--

El hombre ignoraba sus suplicas y continuaba azotandolo.

-- eres una perra... maldito desgraciado......yo te eseñaré que no debes egañarme.....eres una puta.....abres tus piernas con cualquiera... no eres mas que basura...--

En cada oracion que escupia le proporcionaba a Krist un fuerte azote, hasta que su brazo se cansó, por lo que lo levantó rudamente y le dió un último golpe con el puño dejandolo inconciente.

Lo dejó allí, en el piso de la cocina, mientras que fué a cambiarse para volver a salir.
Estaba totalmente furioso sabiendo que Krist le era infiel, pero no podia dejarlo así, tenia que actuar rápido, no podia ser la burla de todos los de su adinerada familia.
Quien sea que quisiera quitarselo iba a demostrarle con quien se estaba metiendo. No iba a dejar que su fortuna fuera robada por nadie y menos iba a dejarle a Krist, a quien consideraba como de su propiedad. Si no es mio no es de nadie, pensó.

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Horas habian pasado, y aunque ya estaba conciente, no podia moverse. Le dolia todo el cuerpo, le ardia cada parte donde tocó ese grueso cinturon de cuero.

Sus lagrimas caian sin parar.
Se sentia tan miserable. Sentia que no tenia derecho a sentir algo de felicidad. Cada vez que lo hacia, algo como esto sucedia.

No sabe cuanto tiempo estuvo allí tirado. Debia levantarse, salir de allí, contarle todo a su padre, lo que estaba pasando hace tiempo pero como podia hacerlo si el muy bastardo amenazaba de muerte a su padre si llegaba a abrir la boca. Y conociendolo, sabia que no mentia.

VECINOS INFIELESWhere stories live. Discover now