Un final extravagante.

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Un regalo para Cielo Ojeda

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Por fin había logrado de escapar de sus cazadores, liberándose de un martirio y dolor, pensó que en cualquier momento realmente perdería los cabales a causa de las peleas que se hacían en las noches o la causa de drogas que inyectaban a cada alfa para que se volvieran agresivos "sus instintos" a flote para entregar diversión para los espectadores que iban a verlos.

Los había perdido, tal vez en cualquier punto pensarían en que ha muerto si no lo llegaban a encontrar pero era lo que realmente quería que pensaran, inclusive en su camino hasta donde encontró un lugar para ocultarse, había tomado unas prendas prestadas de lo cual no tiene conocimiento los dueños de que se los había llevado, las cambio por las nuevas ya que las que traía puestas se encontraban desgastadas. Su cabello blanco se mantuvo suelto y entre la gente se llegaba ocultar cada vez que veía a lo lejos a los sujetos que querían atraparlo de nuevo.

Ser un alfa de pura sangre tienen un gran valor, pero para Uzui no quería dominarlo como una maldición cuando seguramente algún omega o beta podría mantener una misma mentalidad o haber pasado por algo peor, no quería rendirse tan fácilmente y siempre mostrarse como alguien fuerte en la vida. Haciendo las cosas de manera extravagante.

Su escondite no era más que una casa a medio construir, no tenía un techo y ningún mueble, pero de los días que ha pasado no llegaba ninguna persona para reclamarle así que podía dormir un poco con el calor de algunas prendas o cobijas estando algo sucias pero haría todo por la supervivencia y robando alimento, la situación era algo difícil y patético, de lo cual a veces pensó que cuando había tenido sus momentos de felicidad debió aprovecharlas al máximo pero uno podía llegar a lamentarse cuando uno pierde lo bueno que se encuentra en manos de cada uno.

Veintitrés de diciembre, una noche, se encontraba en su escondite tratando de soportar el sueño para no morir por el frío, no se iba a dar por vencido pero llego a alterarse y regresar a sus cinco sentidos cuando había escuchado los gritos de un joven pidiendo ayuda a alguien.

Podía decir que no era su problema pero tampoco un cobarde y un maldito para dejar a su suerte a quien necesitaba de su ayuda.

Se levanta del suelo y olvidando del frío corrió hacia el lugar donde provenía los gritos, al ser un sangre pura tiene un mejor oído que los otros, mejor olfato y ser más rápido. Llego a un oscuro callejón, tres tipos trataban de abusar un omega de cabellos rubios que se encontraba en... Celo, era peligroso, si bien aún los estragos de la droga aún predominan en su ser, no se encontraba totalmente limpio pero las feromonas podían volverle loco a cualquier alfa que se guía por sus instintos de superioridad, ni siquiera llegando a detener y pensar como se podría sentir la otra persona que llega a sentir temor.

Uzui en un inicio compitió para quedarse con el temeroso omega, no le tomo más de diez minutos al enfrentarse con los tipos, e inclusive era una clase de cortejo para el chico y viera su fuerza aunque este no paraba de temblar, no podía moverse por lo mismo en como se sentía y ver la sangre en los otros por los golpes o rasguños que ganaban por enfrentarse al de gran estatura pero Tengen esta más que acostumbrado a pelear hasta que el último quedara de pie y aún respirando con vida.

Lograron escapara, así que había resultado como un ganador una vez más y sus pasos sin ninguna duda se acerca hasta el menor para tomarlo entre sus brazos, su nariz había posado en el cuello para oler el aroma dulce que desprendía y así embriagarse más, tendría un festín donde ambos podrían sentir satisfacían, para ello debía hacerlo suyo por completo y pretendía en morderlo detrás, en su cuello para marcarle y para que supieran los demás que le pertenecía pero se detuvo abruptamente haciéndole regresar cuando el de pequeño cuerpo hablo —Detente... No quiero esto.— Zenitsu suplico en un susurro aunque se encontraba casi al mismo estado de deseo, pero no quería amarrarse a alguien que no conocía y tenía una apariencia vagabunda aunque posea una belleza. El de gran estatura hacia una pelea con su lado alfa hasta que mordió su antebrazo, haciéndole sangrar y soportar el dolor pero fue una forma en que hizo callar esa voz de su instinto.

Agatsuma abrió los ojos por completo, las lágrimas aún caían por esas mejillas hasta que empezó a gritar —¡Pero qué demonios haces! ¡Estás loco! ¡¿Te encuentras bien!— no sabía que hacer cuando la situación era extraña pero también, esa aroma siendo fuerte podría traerle un poco de calma.

A lo que el mayor como respuesta, con su otra mano que no se encontraba herida golpeó la cabeza del menor —¡Yo estoy bien así que guarda silencio por una maldita vez. Yo soy un Dios así que no seré derrotado tan fácilmente!— pero en segundos había caído inconsciente en los brazos del otro, a causa del cansancio, el hambre y el frío que tuvo que haber soportado durante esos días.

[•••]

Han pasado siete años, Uzui Tengen se encuentra viendo desde la ventana del piso alto del edificio lo iluminada que se encuentra la calle, variedad de colores y adornos típicos que llegan a poner los de alado por dar bienvenida la navidad. Antes para él lo vería algo necesario, pero le traía recuerdo de lo que había ocurrido con Zenitsu Agatsuma, un veintitrés de diciembre y en unos cuantos minutos pasaría el día siguiente pero cuando había abierto los ojos en ese entonces se encontraba en la calidez de ser cuidado por el rubio. En un principio pudo ser estresante y acostumbrarse del uno al otro pero descubrieron que eran pareja destinada. Ya que normalmente cualquiera pudo dejarlo a su suerte pero Zenitsu lo cuido, lo curo aunque quería llamarlo holgazán y Uzui diciéndole que de algo debía de servir cuando no poseía una gran belleza aunque en el fondo, y aún no lo admitiera del todo ante su vista era alguien adorable en un inicio.

Aunque fuera doloroso y difícil su cuerpo no necesito de la droga, esos seres mal nacidos no le han buscado y ahora podía tener una vida normal, un trabajo, un techo donde dormir, comida pero en especial una gran familia.

Volteo cuando escucho unos cuantos gritos pero en segundos, una pequeña niña de cabellos azabaches pero el color de sus ojos había corrido alzando los brazos para que le cargara su padre.

—Papá, papá, mamá está peleando nuevamente con el tío Inosuke.— Uzui soltó un suspiro cansino y contesto —¡Vamos a detenerlos!— era un reto, ahora ambos dirigiéndose hacia la cocina y detenerlos con un golpe en la cabeza para que dejaran de ser un escándalo mientras que los otros lo veían como una escena algo graciosa, pero una parte era costumbre cuando Hashibira no esperaba a los demás para que tomaran asiento en la mesa para que todos coman.

Pero en la emoción de los niños queriendo abrir los regalos de que Santa Claus les ha traído.

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Un final extravagante. [Uzui x Zenitsu • Kimetsu no Yaiba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora