One Shots 📚 || WARIAM + WARMI + MIRIAM²

Fácil I • Warmi

No escribía Warmi desde Polos Opuestos, pero el otro día me apeteció y surgió esto. En principio va a ser un two shot, y os aviso de antemano que esta primera parte es bastante larguita! Soy más de historias largas y creo que me cuesta ser concisa 😂 Por eso no suelo escribir one shots, pero ya que hace tiempo escribí Despertar Con Su Pelo y lo tenía aquí de todas formas, pensé en aprovecharlo para tener un sitio en el que ir subiendo historias cortas que se me vayan ocurriendo. 

Espero que os guste mucho si os animáis a leerla, y si os parece demasiado larga, la segunda parte ya la separaría en dos. En fin, no me enrollo más. Disfrutad! 🥰

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Septiembre

—¿Por qué tengo que carretear yo esto?—pregunté frunciendo el ceño. —¿Es que no puede ir a comprar agua ella misma? ¿No hay supermercados en este campus? —protesté.

El sol de finales de septiembre seguía siendo abrasador, y lo que menos me apetecía era tener que arrastrar ocho quilos de peso con mis brazos de enclenque.

—No te quejes tanto y súbelo ya, anda —ordenó mi padre, descargando artilugios varios del maletero del coche, que no tenían otra destinación que la habitación de la residencia que era, desde hacía un par de semanas, el nuevo hogar de mi hermana mayor. —Entraré esto al vestíbulo y luego iré a aparcar el coche, ¿vale?

—Vaaaaale —respondí pesadamente.

Sabiendo que no era posible ni discutir ni negociar con mi padre, agarré la garrafa de ocho litros de agua, y caminé por el caminito de piedras rodeado de césped que llevaba hasta el blanco y moderno edificio dónde se encontraba la habitación recién estrenada de Carla.

Era su primer año de universidad, y estaba notablemente pesada con ese tema. Que bueno, pesada lo era siempre, y en general. Pero ahora... Que si las clases eso, que si sus nuevas amigas lo otro, que si los jueves por la noche tal, que si en la biblioteca cual... Nadie podría negar que estaba viviendo un muy buen momento. Y en ese sentido me alegraba por ella, tampoco soy tan mala.

Pero lo que no podía soportar, era saber todo esto mientras que yo estaba viviendo un infierno en primero de bachillerato. Iba agobiadísima, la verdad. Y parecía que a mi padre no le importaba nada que yo tuviera que estudiar aquél finde: me había arrastrado a visitar a mi hermana, a dos horas de distancia, y a pasar todo el día allí. Eso sí: luego, si suspendía los exámenes que se me venían encima, me caería una buena.

Empujé la puerta de cristal de la residencia y me encontré con una recepción vacía, así que entré sin más dilación y me acerqué a la puerta del ascensor. Apreté el botón y me crucé de brazos, mientras le daba un barrido visual al vestíbulo: el blanco y el verde predominaban en aquél edificio, dándole un aspecto moderno pero, al fin y al cabo, estudiantil. Me pareció igual de impersonal que la primera vez que la trajimos.

Volví la vista hacia la puerta metálica del ascensor. Uno, dos, tres minutos. ¿Qué le pasaba al ascensor? Bufé, todavía acalorada por el sol de antes, y di un par de pasos hacia atrás para contemplar la única opción que tenía, por poco apetecible que fuera: las escaleras.

"Carla no haría eso por mí, estoy segura", pensé mientras empezaba a subir a regañadientes. "Ella solo está pendiente de si misma, y nosotros siempre tenemos que estar a su disposición. Parece que papá no lo vea".

Llegué al primer rellano, que daba a un largo pasillo lleno de puertas idénticas. La dichosa Carla tenía que vivir en el tercero, joder.

"Cómo no nos dé las gracias por esto... Es que encima ni siquiera está aquí, estará en la biblioteca hasta la una... Qué mal, de verdad".