Letter Five

735 53 4
                                    

Querido anónimo:

Hola.

Espero que no te moleste que no haya esperado una semana para la siguiente carta. La razón principal es que he estado pensando en lo que sea que esto es y en cómo estaría involucrado Andrew. No le he contado, lo juro. Sólo lo saben Tom, mi mejor amigo, y Hannah. Considero que esto es algo vergonzoso para ti, que por eso no lo hiciste frente a frente (¿tengo razón?) y quería preguntarte qué pasaría cuando él se enterara. No lo sé, sólo he tenido esa duda durante estos días. De todos modos, no dejaré de interactuar contigo; él no tiene derecho alguno a decidir con quién puedo hablar o qué tengo que hacer porque es mi vida.

Por otro lado, ¿no crees que es algo estúpido llamarte anónimo? No digo que me digas tu nombre completo, sólo alguna inicial, así por lo menos puedo decirte: "buen día, y tu inicial". Si estás de acuerdo, claro.

Espero tu respuesta,
una chica segura de sí misma❞

Al llegar por la mañana, Tom recorrió los pasillos solitarios con tranquilidad. Al pasar por el casillero de su mejor amiga, reconoció un papel pegado allí. Lo tomó y lo giró, encontrándose con una caligrafía perfecta, igual a la de su enamorada, que decía "Anónimo". Guardó aquel sobre en su mochila y buscó a Harrison por allí. Cuando lo encontró, tiró de su brazo, haciendo que el nombrado gritara del dolor y comenzara a hacer preguntas. Llegaron a uno de los salones vacíos y por fin lo soltó. Osterfield se refregó el brazo, el ruloso había dejado sus dedos marcados sobre su blanca piel.

—Bro —extendió el sobre y lo puso frente a los ojos de su amigo—.

—¿Eso es —no logró terminar la pregunta, ya que Tom lo interrumpió antes—...

—Una carta de ella para mí, ¡algo que nunca antes sucedió! —comenzó a caminar en círculos por todo el lugar—.

—Tienes que calmarte, Tom —exclamó su amigo, que aún seguía tocando su brazo izquierdo—.

—Lo sé, lo sé —se paró en seco, de espaldas a su amigo—. ¿Y si quiere terminar todo esto? O peor —se dio media vuelta frenéticamente y tomó de los hombros al otro chico—. ¿Qué pasará si quiere saber quién soy? Harrison, ¡eso es terrible! No puedo decirle quién soy. Esperaba mandarle dieciséis cartas normales, tres dándole pistas, y si nada pasaba, tenía planeada la carta número veinte para que ella y yo nos veamos cara a cara —hablaba muy rápido—. Aunque sé que eso no iba a pasar porque ella es demasiado inteligente como para...

—¡Thomas! —interrumpió el rubio—. ¡Concéntrate! —abofeteó a su compañero y este asintió, entendiendo la razón del golpe—. Nada va a pasar. Ella le tiene confianza al anónimo. Es demasiado comprensiva como para obligarlo a hacer algo que no quiere, tú sabes como actúa ella. Así que no exageres. ¿De acuerdo? —explicó Harrison a Holland, el cual asintió rápidamente—. Ahora léela.

—¿Ahora? —preguntó Tom. La sorpresa se hizo visible en su rostro y Haz asintió—. Bien.

Comenzó a leer en voz alta aquella carta y, a medida que lo hacía, la emoción en su voz iba creciendo. Para cuando terminó, estaba casi gritando. Su mejor amigo tuvo que aclararle eso y los dos se echaron a reír. Luego de esa pequeña distracción, volvieron al tema.

—¡Se hizo valer por sí misma, Haz! —subió sus dos puños al aire y cerró sus ojos—. Andrew además de ser un idiota, también es celoso.

—Siempre lo fue, Tom. No sé cuál es la novedad.

—Y sobre lo del apodo, ¿crees que deba decirle mi inicial? —dudó Thomas, para luego se sentarse en uno de los bancos del salón—.

—Si quieres morir a causa de Andrew y que tu mejor amiga se enoje contigo después de descifrar tu verdadera identidad, sí —contestó el rubio. El ruloso mordió su labio en señal de inquietud. Segundos después, sonrió—. Vas a hacerlo, ¿verdad?

Tom no contestó, simplemente se acomodó en su asiento mientras los otros alumnos y el profesor llegaban para empezar con la primer clase del día. Tenía una idea.

𝐋𝐄𝐓𝐓𝐄𝐑𝐒 - Tom HollandOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz