Capítulo 10

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Edward miraba de forma distraída el anillo en su dedo, apenas tenía dieciséis años y ya estaba comprometido con el chico más popular de la escuela y del pequeño sector de California. El rumor había corrido en cuestión de segundos, ya todos sabían que el chico más popular y el cero a la izquierda estaban a nada de casarse.

Lo peor de todo es que no sabía, en ese momento dado de su vida, que hacer para salir corriendo de ese lugar. Con las respuestas a sus preguntas que William le dio el día anterior, ya no tenía caso seguir tratando de reaccionar con él. Su padre se iba a volver loco cuando regresara del viaje que había hecho de imprevisto y que casi no realiza para cuidarlo.

Mike se había perdido gran parte del receso extenso que les habían dado, por lo que le tocó sentarse por primera vez con William en la mesa. Algunas preguntas en doble sentido llegaron en su dirección, haciendo que sus regordetas mejillas se pusieran rojas de la vergüenza.

— ¿Está todo bien, precioso? — William lo sacó de sus pensamientos — Estas muy distraído.

— No pasa nada — sonrió, sin mostrar los dientes — Es sólo que todavía creo que nos vayamos a casar — acarició su mejilla — Eso es algo increíble.

— Nos cansaremos después de la graduación — la sonrisa de Edward cayó.

— ¿Qué?

— ¿No es emocionante? — Besó la mano donde estaba el anillo — No vas a tener que trabajar, vamos a estar juntos en nuestro nido de amor.

— ¿Cuándo me preguntaste eso? ¿Es en serio que no tendré nada de voz contigo? — William tensó la ms mandíbula.

— Vamos — se puso de pie, llamando la atención de todos en la mesa — Tenemos que hablar en privado.

— Me estas lastimando — murmuró, tratando de quitarse la mano de su brazo — William, por favor.

— Ya decía yo, que darte tantas libertades al momento de hablarme sería un problema — fue al salón de clases a tomar las cosas del menor y las de él, donde nadie se quedó sin verlos de manera asombrada — Camina, Edward.

— Lo siento, Will — trató de quitarse la mano de William de su cuerpo — Suéltame, me estas lastimando.

— Poco te estoy haciendo para lo que en verdad te haré cuando lleguemos a la casa — lo lanzó en el asiento de copiloto — No comiences a llorar, porque te irá peor antes llegar.

— Déjame explicarte... yo no deseo casarme tan pronto — eso hizo que William voltease a verlo furioso mientras salían del estacionamiento — Es verdad, William, no me gusta la vida que llevas, tampoco deseo pertenecer a la misma. Eso es algo que no está en mis planes.

— No me importa nada de lo que digas.

— ¡No quiero casarme! — William frenó el carro de golpe — Entiendo eso.

— Estas acabando con mi paciencia — pisó el acelerador — No puedo siquiera pensar en la estupidez que estás diciendo.

— Al perecer nunca tendré algún tipo derecho al momento de hablar contigo y eso es algo que en verdad detesto — se cruzó de brazos — No voy a casarme, William, y menos ahora que recién terminaré la escuela.

— No continúes — lo llevó hacia la cabaña — Sabes cómo terminará tu día al decir esas estupideces.

— Entiéndelo — apretó los puños contra su regazo — No quiero casarme ahora.

William frenó de manera abrupta frente a la pequeña cabaña. Bajó del carro cerrando la puerta de la misma forma que frenó, y salió en busca de Edward, el cual salió corriendo a los asientos traseros del vehículo, abrió la puerta y corrió como alma que lleva el diablo.

My Precious  {gay} {m-Preg}Where stories live. Discover now