Capitulo 5

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5:40 am , Aeropuerto de namimori

Tsuna miró por última vez aquella escuela que tantos recuerdos y nostalgia le traían. Todo tipo de recuerdos le venían, ya fueran de momentos completamente felices al lado de sus amigos  o los momentos de humillación de años pasados. Poco a poco siente que la alegría que antes sentía se reemplaza por un sentimiento de agonía y tristeza. Mientras más rememoraba más su cuerpo temblaba y agarraba con fuerza la taza que tenia en sus manos.
A su lado Kusakabe miraba con preocupación al joven cubierto por una sábana de cuadros verde y blanco y mirada intranquila. Suspiro mientras se acercaba un poco al más bajo, le quitó con delicadeza la taza ganando la atención del menor.

-Tsuna , el vuelo sale en unos minutos- la mirada miel del menor lo hizo sentir nervioso y temeroso de continuar, carraspeo antes de continuar- Y-yo no podré acompañarte- al ver que los ojos miel dejaban de brillar agrego rapidamente-  al menos por ahora !- La mirada del joven se poso en el mayor,

-Shamal, es un gusto tener noticias tuyas- dijo con una sonrisa la joven pelirroja y tono militar.-  Espero verte a ti y a madre pronto.

-Fue un gusto saludarlo, padre- se despidió cortésmente el peli blanco, a la vez que hacia una reverencia ignorando las miradas de asombro de los dos menores.

Shamal los miró con orgullo y pesar, aun si habia cuidado de ambos jóvenes , más por obligación que otra cosa, nunca le habían llamado padre o bueno al menos el joven ojirojo. Por un momento dejó que la nostalgia lo inundara. Intercambio por un momento la imagen que veía por el recuerdo de cuando conoció a ambos adolescentes. Habían cambiado tanto. La pequeña pelirroja de mirada tímida, esa chiquilla que antes parecía una muñeca de porcelana  y aún más con sus atuendos del siglo 15 y el maquillaje obligado. Esa pequeña que compartía lazos desapareció dejando paso a esa chica con una hermosa sonrisa y mirada segura.
Por otro lado, el joven que ahora se reverenciaba parecio perder todo rastro de inocencia , podia notar el sutil crecimiento de la barba.

-Fue un gusto encontrar la señorita de la tormenta-contestó con una sonrisa llena de orgullo hacia la muchacha antes de cambiarla por una sonrisa llena de burla y pero orgullosa- y quién lo diría el renegado de los di squalo , espero que proteja a esta señorita como lo has estado haciendo.-puso una mano encima del joven antes de acercarse al menor en un pequeño abrazo- eres el mejor de mis alumnos, te la encargo tanto como a tsuna- se separó y observó al menor del grupo, sus ojos habían perdido ese brillo tan característico a su persona en esos momento- Se fuerte , si?- se quería dar un sape por esa frase tan cliché pero prosiguió- No lo olvides , la venganza es un plato que frío sabe mejor.- le dio un beso en la frente y los despidió con la mano por última vez, le daba coraje no poder acompañarlos pero aún tenía algo que hacer.

Estaba muy claro que tsunayoshi estaba en buenas manos pero no podía evitar pensar que podría ocurrir un accidente o algo peor . Puesto que no solo tendrían a tsunayoshi, alguien a quien muy seguramente vongola considera un traidor o un estorbo. Cualquiera de las dos opciones daban al mismo final, tsuna siendo perseguido tanto por asesinos como burócratas con tal de matarlo y cobrar la recompensa por su cabeza. Los despidió nuevamente con su mano antes de mandar un mensaje al joven kusakabe, sabía que el chico iría tras tsunayoshi. Ese azabache era un loco enamorado, pero aun asi tenia que asegurar el bienestar de tsuna. Tenía que ponerlo a prueba, si pasaba lo dejaría cortejar al otro . Y si no se divertía torturando al otro. Con una sonrisa malévola dejo el mensaje y se retiró del aeropuerto, aún le hacía falta deshacerse de las pestes de vongola.

2:38 am , Aeropuerto de Madrid

Cuanto tiempo llevaba inconsciente? No lo sabía con exactitud, solo sentía que su cuerpo se encontraba fatigado.Su mente divaga entre el presente y el pasado, cuando es que todo empezò a ir mal? Que el supiera siempre fue el chico tierno que todos admiraban y querían, ahora no se reconocía. Su cuerpo fue manchado y magullado por aquel que le juro ser fiel, y su mente fue corrompida por la inmensidad de los recuerdos. Ah, era verdad, lo que admiraban era su parentesco con su antepasado, su torpeza y su delicadeza sobrenatural. Esa inocencia que se perdía al entrar en la secundaria, cuando las hormonas comenzaban a abochornar el cuerpo, guían y enloquecen la mente con dudas y preguntas que hacen dudar de si mismos. Esa etapa en la cual la inocencia daba paso a la ingenuidad y las burlas de los demás.  Era por eso que se quedaron a su lado, para burlarse de su ingenuidad, recordarla cada vez que pudieran. Suspiro con pesar tenia ganas de llorar pero no podía, los pocos recuerdos felices lo invadía cuando lo hacía. Cuanto se lamentaba no haberse dado cuenta antes, claro era de esperarse después de todo no por nada era apodado como Tsunayoshi el inútil .
Se acomodó en las sabanas nuevamente, sentía que era el único lugar en el cual se podía refugiar. La puerta del cuarto se abrió mostrando al joven que lo trajo consigo. El recién llegado lo miró antes de dejar una charola con comida en la mesita de noche a un lado de la cama. Se sentó en la cama y comenzó a revolver esos extraños cabellos rebeldes del menor.

-Tsuna, no puedes dejar de comer- el castaño bufó antes de esconderse más en las sabanas. El mayor suspiro retirando su mano de la cabeza de su amigo antes de cerrar los ojos y recostarse encima de la oruga de sábanas - Sabes?- exclamó con cansancio el mayor- cuando nos mudamos de namimori mi familia y yo. Mi madre solía insultar a cualquiera que pasase cerca de la casa- el mayor río antes el grato recuerdo-. Recuerdo que un dia que anunciaron la proximidad de un huracán , los censores de la puerta principal se activaron por una basura que pasó frente a la casa. -Soltó un suspiro junto a una sonrisa al notar que el pequeño parecía saber a donde iba su relato.- Madre sacó un escopeta de la cochera y apuntó a el cielo antes de salir a la puerta de enfrente gritando esta es mi casa- El bulto bajo suyo se movió con sutileza, indicando que el inquilino escondió se reía.

Unos toques en la puerta interrumpieron su momento de reencuentro, la cabeza de la pareja del mayor se asomó con ternura. A la pelirroja le dio algo de gracia al ver que tanto su pareja como tsuna había volteado a verla, claro en distintas circunstancias. Uno parecía un curioso conejo que salió de su madriguera a revisar que pasaba con esos ojitos miel grandes y brillosos a arte de la tierna naricita algo sonrojada que se asomaba a través de las sabanas. Mientras tanto el peliblanco parecía un felino salvaje que se ponía en guardia a revisar quien lo molestaba. Sin poder aguantar más las ganas de abrazarlos , tomó carrerilla y con una gran sonrisa se lanzó a la cama donde los chicos se encontraban. Riendo los jóvenes se acomodaron más en la cama , darían comienzo a una nueva vida.

Tsunayoshi di StellaWhere stories live. Discover now