Único

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Sus ojos eran siempre tan seguros...

Pero ese día se quebraban y dejaban al descubierto sus verdaderas emociones.

No se molestó en ocultarlas, ya habían pasado dentro de ella por demasiado tiempo. Dos años, para ser exactos. Dos años se cumplían ese día, dos de que no lo volvió a ver.

"Eres fuerte" le dijo él.

Mintió. Si él la viera ahora pensaría que era todo lo contrario a fuerte. Ella era débil, lo era desde que él se fue.

Un relámpago cayó cerca de ella. Le pareció que todo iba más lento, que todo iba hacia atrás. Para Rayla todo iba en reversa cuando estaba allí.

Los recuerdos eran nítidos, porque siempre lloraba al repetirlos. Sus lágrimas eran saladas, como la sensación que le invadía el corazón. Ella sabía que en algún momento pasaría. No pensó que fuese ese día.

Él le había pedido que lo acompañe a Katolis, ella dijo:

"Me quedaré aquí"

Discutieron. Se dijeron muchas cosas. Él la llamó orgullosa, ella le dijo egoísta. Sus gritos se oían desde el pie de la montaña, y parecían ir al compás de la tormenta.

"Llueve como cuando se fue" pensó Rayla.

Ella dijo algo, no tendría que haberlo dicho, no era cierto.

"¡Entonces si tanto te urge irte, vete! De todas maneras era obvio que me dejarías ¡No puedo creer que pensé que eras diferente! Sólo eres un humano con demasiado ego... ¡déjame en paz!"

Y él no le respondió, sólo la miró con los ojos quebrados, como los que ella tenía en ese momento. Y antes de que pudiera decirle "lo siento", él saltó al vacío y se alejó volando. Tal vez ella también debería saltar...

La última vez que lo hizo Callum estaba allí, y la salvó.

Pero ese día Callum no estaba para salvarla.

Dioses, Rayla, estás demente- pensó.

La tormenta seguía allí, pero no parecía notarla. La verdadera tormenta de Rayla estaba en su mente,

una tormenta de recuerdos.

Callum le había dicho que era hermosa.

Pero ahora, ¿Dónde estaba él para repetirselo?

La había llamado heroína.

Pero realmente él se merecía ese título.

Trató de recordar su rostro. Su nariz respingada, su piel blanca, blanca como la de un cadáver, y sus ojos, fuente de todos sus insomnios, sus sonrisas y su distracción, eran verdes, más verdes que cualquier otra cosa en ese mundo. Esos ojos que la dejaban desarmada y que daría lo que fuera por volver a ver, aunque sean tres segundos.

Se incorporó, y todo se detuvo. Extrañaba el calor de sus abrazos, el sonido dulce de su voz pronunciando su nombre, el hipnotizante color de sus ojos cuando se miraban fijo. Extrañaba todo de él, incluso su pésimo sarcasmo. Ojalá se lo hubiera dicho.

"Desaparecido".

Esa fue la palabra que utilizó Ezran al referirse a Callum. "Tranquila, seguro que está bien" la tranquilizaba Ezran. Pasaron dos años, y Ezran ya no podía decirle eso.

Se acercó al borde, aun pensando en saltar. De todos modos, ¿qué sentido tenía vivir sin él? ¿Dónde estaba él para abrazarla y decirle que sí valía la pena vivir?

No estaba, y esa fue la razón por la que sus ojos se cerraron y deseo con todas sus fuerzas caer al vacío.

Rayla se preguntaba constantemente si algo hubiera cambiado si hubiera ayudado a buscarlo. Si se hubiera hecho responsable y hubiera hecho algo para evitar que se fuera.

Ya no importaba, él no estaba.

Sus lágrimas caían, pero no se sentía mejor. Era doloroso estar allí, tanto que le costaba respirar. Sin embargo buscó en su interior las fuerzas para hablar.

-Dos años, cariño; dos de que ya no volviste. Me gustaría decirte tantas cosas, pero estoy lejos de ti...

En ese momento un relámpago cayó a sus pies. Tropezó y comenzó a caer al vacío. La última vez... Él le dijo que la amaba, ¿aún lo hacía?

Rayla sentía una culpa que la agobiaba. Sentía que no respiraba ante sus recuerdos. Sentía, sentía y sentía. Rayla sentía mucho desde que Callum se fue.

Inconscientemente levantó una de sus manos, como esperando que alguien la tomase, como deseando que la salvaran. Cerró los ojos con fuerza y pronunció las únicas palabras que su mente le permitió:

-Callum, te amo.

Y en ese preciso instante, o quizá un poco después, Rayla sintió que flotaba. Sus lágrimas quedaron estáticas en sus ojos y su cuerpo se mantuvo duro, esperando a que la sensación pare para poder seguir cayendo.

Pero no ocurrió. Sintió unos brazos... no, no eran brazos, eran alas, envolviéndola, protegiéndola como la primera vez.

-Yo también te amo, Rayla.

Después de todo, Callum siempre para salvarla...

Feliz año nuevooooo💚

Lejos de ti... (Rayllum)Where stories live. Discover now