Oneshot Romanogers

мой капитан [Hydra +18]

La tormenta caía a las afuera del complejo de Hydra con violencia, azotaba los ventanales y el mismo techo con tal furia que se podía oír claramente en la habitación del capitán, donde él solía mantenerla cautiva.

Ella parecía llevar el encierro de buena manera. No se quejaba pese a las marcas que quedaban en su piel, tampoco del trato que podía recibir por ser una prisionera, incluso podía decir que llegaba a apreciar la compañía del tan temido Capitán, que incluso llegaba a extrañarlo.

Él se encontraba en una misión, demasiado larga para su gusto. Ninguno de los perros de la organización solía darle una respuesta de cuándo volvería y el buscar información sobre su pasado había quedado en un punto muerto, al menos en su habitación.

Podría haber huido, derrotar a esos hombres no era algo difícil menos en combate cuerpo a cuerpo y estando en buenas condiciones físicas, sin embargo, no estaba en sus planes el dejar su estancia en Hydra sin lograr sus propios objetivos.

Salió del cuarto de baño, aún pensativa. La relación de convivencia entre ambos era curiosa y debía admitir que lo disfrutaba y extrañaba escuchar los gemidos y jadeos que escapaban de sus labios en cada encuentro.

Decidió ponerse una de sus camisas, al menos podía recordar su esencia con ella puesta. Pensó que seguramente él se molestaría por tal atrevimiento, sin embargo, poco le importaba, mejor para ella si era así.

La puerta se abrió sacándola de sus pensamientos y la sonrisa que se posó en sus labios al verlo llegar hizo que se levantara de inmediato de la cama.

-_No esperaba tu llegada, mi capitán_-pronunció en su ruso natal, arrastrando cada sílaba sin dejar de sonreír para acercarse a él con un andar felino, moviendo sus caderas con el deseo de provocarlo, con su camisa puesta y unas pantaletas negras de encaje.

No sabía si el rubio estaba o no de humor, pero no le importaba, deseaba jugar un poco y darle una inolvidable bienvenida. Se posó tras él, sin aviso, sin permiso. Él vestía el uniforme de hydra, mojado gracias a la lluvia y parecía ser demasiada ropa para el gusto de la espía.

Comenzó a masajear sus hombros aún por sobre el uniforme, bajando lentamente por su torso mientras apegaba su cuerpo al contrario y sus manos buscaban los cierres del traje para comenzar a deshacerse del mismo en un viaje lento, tortuoso, donde dejaba que su respiración chocara con el cuello del hombre pese que él fuese más alto. La camisa que llevaba se humedeció, marcando así sus senos tras el blanco que se volvía casi transparente.

Sus manos se fueron colando tras aquellas prendas, que quitó de manera cuidadosa para dejarlo con tan solo la sudadera y los pantalones. Giró una vez más con aquel andar sigiloso, para quedar esta vez frente a frente y mantener una mirada directa con aquellos ojos de tono carmesí, la cual se podía considerar retadora por parte de la de ojos verdes. Su manos sin permiso alguno se posaron sobre su torso, él por su parte seguía estático, como si esperara ver qué era lo que la espía deseaba lograr, parecía estar atento a cada uno de sus movimientos.

Se impulsó con la punta de sus pies, con la agilidad de una bailarina para así ser ella quien aprisionara los labios del rubio. Comenzó con un beso lento, que pronto fue guiado a algo más intenso, donde una nueva lucha se había formado, aunque esta vez parecía ser ella quien dominaba al capitán. Mordió con fuerza su labio inferior, sintiendo cómo la sangre se mezclaba en aquel beso, con deseo reprimido, quería marcarlo como suyo, que todos supieran que él le pertenecía pese a ser ella quien estaba cautiva entre sus garras.

Bajó cuando ya ninguno pudo continuar aguantando la respiración de aquel beso. Bajó por su cuello, besando, mordiendo a su paso, pese a que él seguía de pie y aparentemente tranquilo podía notar cómo era que aquello lo estremecía. Aún había mucha ropa de por medio, que evitaba que ella llegara a su objetivo, sin embargo, en aquel juego había aprendido a ser paciente, a torturarlo con la espera.