capítulo uno

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En la mente de Lee Minho, el recuerdo de aquel día se encontraba intacto. Tanto, que a veces despertaba con la amarga sensación de enterarse sobre lo ocurrido, pero no era así.

Habían transcurrido ya cinco años y su pequeño Hyunjin seguía en un estado de completa inconsciencia, postrado en una incómoda cama de hospital.

Honestamente, Minho aún no lograba descifrar cómo había sobrevivido hasta ahora sin ver el brillo de sus ojos o su hermosa sonrisa; quizá era porque él prefería creer que Hyunjin lo escuchaba, y aunque él no le hablara ni lo mirara, para Minho era mejor verlo que perderlo para siempre.

Mientras cruzaba las puertas del Hospital, el olor a medicina y a muerte invadieron sus fosas nasales. No había sido difícil acostumbrarse a aquel aroma, pues, cada día, él visitaba a Hyunjin hasta altas horas de la noche. Para Lee era fundamental hacerle saber a su novio que, sin importar nada, él estaría ahí, esperando por el momento en el que decidiese despertar.

Al caminar por los pasillos del Hospital, saludó a unas enfermeras que, obviamente, ya lo conocían. El rubio, prácticamente, vivía en el hospital. Algunas lo miraban con lástima, como si supieran algo que él no; Hyunjin jamás despertaría.

Entonces sucedió.

Se hizo a un lado, dejando avanzar a la camilla que estaba rodeada de enfermeros y enfermeras, todos guiados por un doctor.

Sintió una fuerte presión en el pecho, como si su corazón se hubiese contraído y tragó saliva. El recuerdo de ese día volvió a atravesar su mente.

Ambos en el automóvil.

Hyunjin sujetando su mano.

Él sonriendo mientras entrelazaba sus dedos.

Todo era felicidad.

- Minnie - lo llamó aquella noche -. Sabes que siempre te amaré incondicionalmente ¿Cierto?

Él lo miró y asintió con una gran sonrisa en los labios.

Después, un fuerte pitido, un choque y, pocos segundos después, mucha sangre...

- Hyun... Hyunjin - susurró lentamente. A estas alturas, inclusive hablar dolía.

Hyunjin, quien aún permanecía consciente, lo miró con lágrimas en los ojos y apretó ligeramente su mano, que aún se encontraba entrelazada con la suya.

- Todo estará bien, bebé... - murmuró, intentando convencerse más a él que a Hyunjin - te prometo que estaremos bien... Te amo, Jinnie...

Y entonces, para ambos, todo fue oscuridad.

Sollozó al recordarlo. Diariamente se culpaba; si tan sólo hubiese visto el auto que iba a toda velocidad sobre ellos, todo eso no estaría pasando. Hyunjin estaría con él, jugándole alguna broma, comiendo a su lado, abrazándolo mientras ven una película... Pero no lo hizo, y todo era su culpa.

- ¿Minho? - escuchó la voz de la madre de Hyunjin, quien, al igual que él, iba todos los días. Rápidamente, limpió las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

- Señora Hwang - se inclinó un poco -. ¿Hay novedades?

- No - negó lentamente, bajando la mirada -. Pero tengo esperanza de que las haya pronto.

- Seguro que las habrá... - sonrió un poco, intentando levantarle el ánimo a aquella mujer tan maravillosa - Él ya ha descansado suficiente, tiene que levantarse pronto.

La madre de Hyunjin siempre había querido a Lee como si fuese su segundo hijo, para ella no había costado ni un poco aceptarlo como parte de la familia. Cosa que a él (y a su Jinnie) le encantaba.

eutanasia, hyunho.Where stories live. Discover now