🌪️; emily polla

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- ¿Quieres hacer un baile? - Amaia me mira de reojo. Intenta no destrozar su maniobra para poder abrir mi taquilla, que como casi siempre, está atascada.

- Sí, y poner luces de estas tan tumblr. - nos miramos un segundo.

- Estás de c-o-ñ-a.

Resoplo y me apoyo en la taquilla contigua a la mía. Me cruzo de brazos y espero a que mi amiga termine con su trabajo. Cuando lo hace, me llevo un arañazo en el brazo derecho por el roce que he tenido con la puerta. Joder, por la virgen santísima de Elba. Me cubro rápido la herida - o heridita - e intento vérmela, aunque sea imposible porque se encuentra casi en el antebrazo.

- ¿Y qué piensas decirle a las monjas para que aprueben una actividad recreativa que implica la presencia de chicos y chicas tocándose en la misma sala? - me rio y dejo olvidado mi arañazo.

Miro al techo y frunzo los labios, pensativa. Realmente convencer a esas señoras es más difícil que convencer a una vaca de moverse mientras come.

- Pues... ¿Y si lo disfrazo de un acto de veneración a Allah?

Amaia se masajea la sien, pidiéndole a nuestro queridísimo señor algo de paciencia. Él no la responda inmediatamente, al parecer, porque tarda unos segundos en contestarme.

- Esto no es una institución musulmana, Aitana.

- Vale, entonces... ¿Cuál decías que era el apóstol favorito de Sor Juanita? ¿Judas?

Me aguanta la mirada unos segundos en los que yo no hago ni esfuerzos por reprimir una sonrisita boba.

- Estás de coña, ¿no? - me rio fuerte y me incorporo, quedando justo enfrente de mi amiga.

La agarro por los hombros y ella me aparta. Ruedo los ojos y, al mismo tiempo que le digo lo evidente que eran mis bromas, me dirijo a mi desbloqueada taquilla.

- Sí, Amaia, estoy de coña. Bueno, con lo del baile no.

Al alcanzarla, piso un papel que se ha debido de caer por haberla abierto con brusquedad. Lo recojo y lo miro un instante. Es un papel doblado perfectamente por la mitad, casi de fábrica, con mi nombre escrito con una especie de caligrafía antigua.

Amaia me llama por detrás. La ignoro, concentrándome en el papel. ¿Lo abro? Como sea una carta del diablo para decirme que me espera con los brazos calentitos y abiertos en el infierno porque se ha enterado de que soy bollera, me echan. Por dos principales razones; la primera: que soy bollera, y la segunda: he dejado entrar al diablo en un colegio lleno de almas inocentes. ¿Cuál consideraría Sor Juanita que es un motivo peor? La primera, sin duda, pero porque no puede soportar lo que siente ella por Sor Lucinda. Debería dejar los dramas bollos entre monjas de lado de una vez.

La abro, porque a fin de cuentas, Satán me cae bien. Me encuentro con un poema de Emily Dickinson, escrito en la misma letra cuidada de antes. Ya me gustaría a mí tener la letra tan bonita. No entiendo porque ha decidido alguien gastar su tiempo en hacer esto para mí.

- Me debes un bocadillo de la cafe.

Me doy la vuelta como un rallo y me llevo el papel misterioso al pecho para evitar que Amaia lo vea. Pero es demasiado tarde, porque ya había leído su contenido por encima de mi hombro.

- ¿Qué? - digo confusa. Ella, sin embargo, no mueve su cara un milímetro.

- Que me debes un bocadillo. Tienes un admirador secreto, y según la apuesta que hicimos, me debes un bocadillo.

Miro la carta y luego devuelvo la vista a mí amiga.

- Te equivocas, esto no es de un admirador secreto. Es... un detalle.

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⏰ Last updated: Jan 21, 2020 ⏰

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emily polla | ifridge oneshotWhere stories live. Discover now