M I V E C I N O . . .

5

El menor fue el primero en llegar a su hogar, guardó la motocicleta en el garage y finalmente entró a su casa.

Buscó a Samantha en la habitación principal pero ella no estaba ahí, comenzó a indagar entre los cuartos restantes hasta que la encontró... Estaba dormida en el suelo de la habitación que usaban para guardar las cosas viejas que ya no tenían importancia, caminó hacia ella y al verla desde cerca al fin pudo percatarse de la caja que la chica tenía apresada entre sus brazos. Aquella caja color rojizo con decoraciones doradas, esa donde guardaban cosas que ahora se podrían considerar como 'basura' más sin embargo en su momento fueron importantes para ambos, aunque actualmente no recordaba lo que había adentro.

Gonzalo se acercó silenciosamente y tomó con mucho cuidado la caja para revisar su contenido. Le sorprendió ver tantos tickes de sus salidas al cine, cartas de ambos hechas a mano las cuales se entregaban cada vez que cumplían un mes juntos y si era sincero consigo mismo no tenía idea de en qué momento dejaron de hacerlo.
Habían pequeños recortes de los lugares que deseaban visitar, incluso estaba aquella vieja revista en la cual encontraron el anuncio sobre un departamento en renta, su primera 'casa', aquél pequeño lugar que durante dos años se convirtió en su hogar y donde celebraron sus primeros aniversarios de pareja formal.

Revisó cada pequeña nota hasta llegar al fondo de la caja, allí había una fotografía, en ella estaba la pareja, eran tan jóvenes, tenían tantas ilusiones y eran tan felices. En aquél tiempo ambos creían que todo era eterno, que las promesas eran inquebrantables... Ahora Gonzalo puede decir con certeza que el amor no es para siempre, es momentáneo, pero no por eso uno deja de amar. A veces el amor simplemente se transforma, ya sea en cariño ú en odio, aunque también puede quedar en el olvido.

La nostalgia lo invadió, guardó todo en su lugar y colocó la caja cuidadosamente sobre el regazo de Sam una vez más.
Antes de despertarla admiró unos breves segundos la cara de su ex amada pues aunque ahora estuviese alguien más en su corazón ella siempre podría considerarse su primer amor.

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Delicadamente movió a la chica y le llamó en voz baja para no asustarla, Samantha poco a poco abrió los ojos de manera lenta y cansina, los cerró varias veces hasta que su visión se hizo clara, frente a ella estaba Gonzalo, sin pensarlo dos veces se abalanzó hacia él y le abrazó fuertemente creyendo por un momento que podían volver a ser tan únidos como antes. Le otorgó un pequeño beso en la comisura de sus labios y le susurró un "te extrañé" para luego volverlo a besar.

Gonzalo aunque quería hacerlo (no sabía si por remordimiento ú costrumbre) no correspondió aquel beso, en cambio la apartó pacientemente y la abrazó con fuerza pero no tanta como para lastimarla, sabía que Samantha buscaba un nuevo inicio para su historia, pero él necesitaba un final.
Porque lo que ella no comprendía es que el amor no se había acabado de la noche a la mañana sino que fue cuestión de tiempo y aceptación.

Su momento juntos ya había acabado sin embargo Samantha no lo quería aceptar. Fue así como después de una extensa conversación, un último y el más doloroso beso dio fin a su larga relación.
Llevándose unas maletas consigo Samantha se marchó de aquel lugar al cual hasta hace poco llamó hogar.

Cuando cruzó aquél umbral no sólo se llevaba sus pertenencias sino también los recuerdos, los te quiero, y sobre todo aquel amor tan inmenso que aún sentía por Gonzalo.