Capitulo 20

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–muy bien señor Leduc, aquí están ya los documentos solo debe firmar al final de estas tres hojas y se convierte en el dueño de esta casa –el hombre mayor le extendió los papeles que Damien muy complacido tomó y firmó, una vez terminado el papeleo...

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–muy bien señor Leduc, aquí están ya los documentos solo debe firmar al final de estas tres hojas y se convierte en el dueño de esta casa –el hombre mayor le extendió los papeles que Damien muy complacido tomó y firmó, una vez terminado el papeleo el abogado presente certificó el traspaso y el antiguo dueño de la pequeña mansión le entregó las llaves

– muchas grackas– recibió las llaves y tras despedirse de los hombres estos se fueron dejándolo sólo en su nueva casa, totalmente amueblada y lista sólo esperando que la habitaron. Recorrió casi por completo el lugar, una casa bastante lujosa de estilo antiguo perfectamente conservada y con un exquisito sentido de la decoración clásica parisina, justo una pequeña parte de la lujosa vida que se merecía su madre, terminó su recorrido y salió a por Carlotta, sabía que estaría sumamente feliz al saber que le había comprado la casa que a ella tanto le gustaba

Cuando llegó su madre estaba sentada como de costumbre en el sofá frente al televisor, de vez en cuando se le escapaba una leve tos acompañada de un quejido mientras observaba la pantalla

Entró sin hacer ruido, se acercó hasta ella abrazándola por la espalda cosa que provocó que la mujer se asustara levemente

–¡oh Damien!, ¿acaso quieres matarme de un susto?

–no digas tonterías madre, te tengo una sorpresa

–¿otra? – ambos rieron

–si madre, otra, sol que está si te gustara y mucho

–bueno a ver, te escucho

–toma –tomó su mano y coloco sobre esta las elegantes llaves antiguas que parecían sacadas de un anticuario

–¿Damien qué es esto? –inquirió confundida

–Las llaves de tu nueva casa mamá

–¿qué?

–si madre, al fin dejaras este lugar, ¿vamos?

–espera, ayúdame porque no te estoy entendiendo nada, ¿cómo que nueva casa?

–si madre, te he comprado una casa digna de ti

–no bueno entonces debe ser peor que esto –refirió al lugar en el que se encontraban

–mujer por favor, no digas eso, este lugar es de lo más bajo que puedes tener y tu no mereces esto, por años he querido hacerlo pero aún no había tenido la oportunidad pero al fin madre, tu mereces mucho más que esta cosa, incluso, tu nueva casa aun es poco pero se que te gustara mucho, no tengo ni la menor duda de ello

–hijo yo... Pero..¡Ash!.. No entiendo– Damien rio ante la confusión de su madre, aquellos grandes ojos verdes que tantas veces vio llenarse de lágrimas por el dolor, la tristeza y la desesperación hoy lagrimeaban pero de felicidad y aun aun Carlotta no sabía cuál era su nueva casa

–tranquila madre, ¿vamos?

–¿ya?

–¿y si no cuando? –rio

–¿pero a qué?

–tranquila, ven, vamos para que hagas tus maletas

–¿entonces nos mudamos ya? –Carlotta aún no podía salir del asombro en el que se encontraba, desde años antes que Damien llegara al mundo había vivido en ese lugar y ahora al fin después de más de veintisiete años saldría de aquel lugar al que un día llegó junto a su novio con la esperanza de que cuando todas aquellas promesas que él le hacía de darle una vida de reina cuando lograra sus objetivos se hicieran realidad ella podría dejar esa pequeña caja de cerillos a la que llamaba hogar

–claro que sí madre – la mujer se levantó del sofá y abrazó llena de emoción a su hijo quien le quedaba mucho más alto

Ambos arreglaron sus maletas para mudarse al fin, todos los muebles que tenían no eran suyos sino del dueño del edificio por lo que sólo recogieron su ropa y algunas cosas que con los años habían adquirido, Damien quitó de la pared todo lo que por años había recogido sobre Amance y lo metió todo en una maleta. Subió hasta el último piso para hablar con el dueño del lugar, le devolvió las llaves al malhumorado hombre viejo quien lo obligó a firmar unos documentos y pagarle una última mensualidad para luego dejarlo ir

Cuando estuvieron al fin fuera de aquel edificio Carlotta se sorprendió aún más al ver el nuevo auto que su hijo llevaba y no pudo evitar cuestionarlo mientras él guardaba las cosas en el maletero

–hijo... ¿De dónde salió este auto? Este no es el de Camile

–no mamá, terminé con ella

–no me digas que esto es de esa mujer por favor, espera, la casa...

–no madre, Amance no tiene nada que ver con tu nueva casa, lo acepto si, este es su auto pero la casa la compre yo

–pero... Yo no me subiré al auto de esa mujer

–madre por favor– se acercó hasta ella y tomó su mano mientras acariciaba su cabeza – sube, olvida ya todo esto, la casa es solo tuya, ella nada tiene que ver en ello y pues solo será esta vez que irás aquí, después de esto iré a comprar un auto

–¡¿qué, te estas escuchando?!

–¿qué pasa?

–hablas de comprar un auto como si fueras a comprar un refresco, hijo si ella no tiene nada que ver con todo esto entonces ¿de donde sacas todo este dinero para comprar cosas caras? – Damien rio por el comentario de su madre

–tranquila, me he pasado varios años guardando dinero para esto, nuestra vida cambiará mamá, cambiará para siempre y esto es solo el inicio, creeme que con todo el dinero que he hecho podría comprarme hasta tres autos o más, tu tranquila

–¿en qué estás metido?

–en negocios

–¿sucios?

–no, negocios limpios, legales

–está bien, quiero creerte hijo

–puedes hacerlo, vámonos ya– le abrió la puerta del auto y aún dudosa entró, él subió después y se fueron al fin de ese lugar para no regresar nunca

Llegaron a aquella casa que tanto gustaba a Carlotta, Damien bajó para abrir el portón, ya luego pondría a alguien a hacerlo, sin embargo en cuanto su madre vio que se dirigían para ese soñado lugar no pudo contener la emoción y cuando Damien volvió a subir lo abrazo llena de emoción  llanto por la felicidad incontenible que sentía...

Tuyo Hasta Saciar (BAD1) (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora