Parte seis

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Disculpen los errores.

Cuando menos lo pienso, el supermercado se extiende frente a mí en todo su esplendor

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Cuando menos lo pienso, el supermercado se extiende frente a mí en todo su esplendor.

Las luces están encendidas en su mayoría, lo que me hace suspirar un tanto aliviado.

Sólo espero que WonWoo siga ahí dentro.

Vivo.

Sacudo la cabeza alejando esos pensamientos de mí.

Para mi suerte no me topé directamente con ninguna criatura; sin embargo, tuve que esconderme en varias ocasiones y ser espectador de personas escapando aterradas.

Conforme ocurrieron, noté un patrón de comportamiento en las personas: todas guardaban silencio. Y quizás no le prestaría tanta atención a esto, si no fuera porque las personas no se escondían.

Ellos se quedaban quietos en medio de la calle donde cualquiera podría verles, pero se quedaban tan quietos que no hacían ruido alguno.

Y las criaturas se quedaban paradas en su sitio como si su batería se agotara. Parece que se desconectan de todo y lo único que hacen es correr hacia el lugar donde haya ruido.

Logré observar sus rostros desde uno de mis escondites, y noté una peculiaridad que me hizo sentir la sangre congelarse en mis venas.

Esos ojos rojos que creí ver desde la ventana de mi departamento, en realidad habían sido todo una mentira. Porque ellos no tienen ojos.

Andan sin globos oculares, guiándose únicamente por el sentido del oído, moviéndose de su lugar solamente cuando escuchan algo.

Aunque suene loco, es algo que me servirá en mi regreso a casa. Porque por pequeño que parezca, el dato salvará mi vida si sé aprovecharlo.

Tomo una bocanada enorme pero silenciosa de aire y emprendo mi camino hasta las puertas del supermercado.

El cristal de éstas yace roto, y hay sangre manchando el suelo.

Me trago la bilis que se precipita por mi garganta y continúo mi camino.

El supermercado es enorme, jodidamente enorme. No quiero llamar a WonWoo por teléfono por miedo a que emita algún sonido que atraiga a esas criaturas, y claro que gritar tampoco es una opción.

Comienzo a caminar, con la linterna apagada y medio guardada en una bolsa lateral de la mochila. Pongo mi cuerpo lo más ligero que puedo y doy pasos calculados.

Hay cosas tiradas por aquí y por allá, y observo hacia todas partes para evitar patear algo.

Estoy en la caja registradora de el medio y un ruido que produce eco en el extenso silencio me pone alerta.

𝖭𝖮 𝖧𝖠𝖦𝖠𝖲 𝖭𝖨𝖭𝖦𝖴́𝖭 𝖱𝖴𝖨𝖣𝖮 ↬ 𝐌𝐄𝐀𝐍𝐈𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora