𝖭𝖮 𝖧𝖠𝖦𝖠𝖲 𝖭𝖨𝖭𝖦𝖴́𝖭 𝖱𝖴𝖨𝖣𝖮 ↬ 𝐌𝐄𝐀𝐍𝐈𝐄

Parte ocho

Disculpen los errores.

Tengo el corazón palpitando como alma que lleva el diablo.

La anatomía de WonWoo desprende calor que se mezcla con el mío, y si no fuera por eso pensaría que se ha quedado en el supermercado. Su respiración es tan queda que ni siquiera yo, que estoy tan cerca de él, puedo escucharla.

Los demás son un poco de lo mismo. Todos se mantienen juntos, silenciosos, justo como se los he indicado antes. Por ese lado me alegra que al final todos hayan sabido acatar mis indicaciones tal cual.

No hemos avanzado mucho desde que salimos, pero tampoco nos hemos topado con ningún sensorial, así que no puedo quejarme mucho respecto a las cosas.

Nuestros pasos son cortos y jodidamente calculados, como si el más mínimo movimiento en falso pudiera condenarnos.

Qué carajos, ¡eso es justamente lo que sucede!

Rodaría los ojos ante mis estúpidos pensamientos si no tuviera que estar tan alerta a mi alrededor.

Vamos caminando lentamente, calculando cada paso, de manera tan silenciosa que pareciera que flotáramos. El tiempo parece haberse detenido, es como si el mundo hubiera dejado de girar y todo lo demás también hubieran dejado de moverse.

Mi corazón latiéndome casi ruidosamente detrás de los oídos es lo único que me asegura que sigo vivo. Un timbre aturdidor, como cuando golpeas fuertemente tu cabeza contra algo duro, comienza a sonar detrás de mis ojos. Casi puedo palparlo.

Cada pequeña cosa que sucede a mi alrededor es más notoria a mis sentidos, teniendo éstos activados en su máxima potencia.

Mis ojos pueden ver incluso más allá de la bruma oscura que ilumina la linterna. Mis oídos casi que pueden captar el sonido que el susurro del viento causa. La boca me sabe amarga y tengo la garganta seca. El olor de la sangre en el ambiente es casi palpable y me quema las fosas nasales.

WonWoo se apega a mi brazo tanto como puede, y casi es como si pudiera sentir cada huella digital marcarse en mi piel como un tatuaje permanente.

Volteo a verle sólo el tiempo suficiente para que él pueda gesticular con sus labios un silencioso "tengo miedo" que me llega hasta lo más profundo de los huesos. Me siento impotente, quiero abrazarlo con todas las fuerzas que pueda reunir mi cuerpo, besarlo hasta gastarle los labios y susurrarle al oído que todo está bien, que no hay nada qué temer, que saldremos bien de esto; aún si decirle eso implica mentirle.

Llevo la mano que sostiene el bate hasta la suya y le doy un toque sutil con los nudillos. Le sonrío todo lo sincero que puedo, tratando de transmitirle una confianza que jodidamente no siento, y retomo mi posición.

Nos hemos alejado ya bastante del supermercado, recogiendo en silencio piedras en el transcurso del camino, y vamos caminando sobre la acera.

Mientras WonWoo me ayuda iluminando el frente de nuestro camino, yo me encargo de apuntar la luz hacia el suelo, asegurando que el siguiente paso que daremos no será el último de ellos al tropezar con algo o pisar algo y que algún ruido se genere.

Un grito que se oye demasiado cerca me hiela los huesos, y los pasos en conjunto retumbando como eco en medio del silencio es estremecedor. Sostengo la linterna con la mano del bate y levanto rápido mi brazo, haciendo mi mano puño. Rápido veo que la luz que me alumbraba al frente desaparece y sé que todos han acatado mi señal de manera correcta.

WonWoo se me pega todo lo humanamente posible a la espalda y se aferra a mi brazo tan fuerte que siento sus uñas clavarse en mi piel como si de cuchillas se tratara; pero no podría importarme menos, no cuando su cuerpo tiembla sin control y casi puedo escuchar el susurro que sus lágrimas dejan en el camino descendente por sus mejillas.

Sigo con el puño levantado y así me mantengo, mientras sigo escuchando el conjunto de pasos que se acercan más y más hacia nosotros. De repente, vemos a un hombre joven correr mientras alumbra su camino con la linterna de su celular.

No sé si los demás han cerrado sus ojos, pero siento que WonWoo entierra su rostro en mi espalda.

Mejor.

No quiero que vea lo que sea que vaya a pasar.

Yo me mantengo alerta a todo y no despego mi vista del hombre que corre, perseguido por un pequeño grupo de sensoriales que gruñen y pasan por en medio de la calle justo frente a mis ojos, sin percatarse de nosotros, por ahora.

Siguen escuchándose los gritos del hombre y cuando los pierdo de vista, gruñidos y un desgarrador grito me congela todos y cada uno de mis huesos.

Después de eso, se hace el silencio y siento cómo las lágrimas de mi novio me mojan la camiseta.

|C O R R E G I D O|