ALL ALONG THE WATCH TOWER (JIMMY HENDRIX)

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"There must be some kind of way out of here"

Que bajo caen los que en algún momento fueron poderosos. Es una tragedia, todo se acomoda como si fueran fichas de dominó; y todo lo que se necesita es un empujón.

Ahora que me encuentro a salvo en una casa de Red Pine por fin puedo relatar lo que ocurrió hace unas horas en el psiquiátrico.  Fue algo glorioso.

Todo comenzó dos días después de la visita de mi padre, dónde luego del encuentro reflexioné un poco en la soledad de mi celda.

"A veces el mundo recompensa a las personas equivocadas. No pueden ser posibles las injusticias que aquejan a este mundo donde ciertas personas deben de pasar su vida como el costal de boxeo de los idiotas, de los ebrios y fiesteros y de los dementes, pero a veces el mundo te recompensa sólo para quitártelo después."

Pero primero que nada, debo aclarar que escapar nunca fue mi primer plan. Yo planeaba recuperarme con el tratamiento lo más rápido posible, solo que el mundo interfirió. Ahí aprendí algo: "Una persona debe crear sus propias oportunidades"

La noche había llegado, y con lo ocurrido en días anteriores, yo veía el reunirme con mis seres queridos como algo muy remoto, o eso pensaba hasta hace poco. La luna llena se alzó sobre el asilo, ocasionando un encierro temprano, para quien no lo sepa, en varios manicomios esto es común, debido al hecho de que, los locos se alteran con la luna llena.

Estaba encerrado, pero tuve una idea, esperé a que uno de los enfermeros pasó por la habitación, escondí mis escritos en mi uniforme y comencé a gritar y a quejarme:

— ¡Mi pecho! — grité — ¡Duele mucho! ¡Por favor!— me dejé caer al suelo.

— ¡Por Dios! — dijo el hombre y abrió la puerta.

Me levantó mientras yo me quejaba y me llevó corriendo a la enfermería, me puso sobre un diván y comenzó a buscar algo en un estante cercano, tal vez adrenalina, fue ahí cuando aproveché, tomé un frasco de cristal cercano y lo estrellé contra su cabeza. El hombre cayó y soltó una jeringa, yo la tomé y la encajé en su pecho, dió un leve grito y se calló.

Ahí tomé sus llaves, sólo debía salir por atrás y perderme en el bosque, pero surgió un inconveniente que no contemplé. Los guardias en las entradas. Necesitaba ayuda, así que tuve otra idea.

Caminé sin ser detectado hasta la sala de vigilancia. El guardia dormía, tomé una pluma de su escritorio y la encajé en su cuello, ni siquiera pudo gritar. Ví el interruptor principal y lo bajé, las celdas se abrieron y todos salieron a jugar.

Entre todo el caos que distrajo a los guardias, salí y caminé hasta llegar a una casa cercana, entré por la ventana de la cocina y no ví a nadie, subí las escaleras y ví a una mujer dormida. No podía arriesgarme, así que tomé una almohada y la asfixié con ella.

Estoy a salvo por ahora, pero debo ser cuidadoso.

El LímiteWhere stories live. Discover now