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Hongjoong era un joven muy inteligente. Cuando tenía solo cinco años había aprendido a leer de manera fluida, encontrando un resguardo en la literatura, puesto que en los libros podía refugiar sus sueños para que no se mueran de frío. Él no podía afirmar que en su casa había vivido una tortura, sus padres jamás lo habían tratado mal, en absoluto. Su madre trabajaba hasta que se ocultaba el sol y, en cambio, su padre, a veces siquiera regresaba durante las noches. Por lo que realmente, durante muchos años, había considerado que los cuentos, escritos en el blanco e impoluto papel, eran su más grande compañía.

   Una vez, cuando tenía alrededor de once años, había leído una historia sobre un chico y una chica, era bastante corta y le había resultado aburrida, pero el final -recuerda- le había sorprendido en demasía. Los jóvenes en la ficción tan solo tenían dieciséis años, siendo tan inocentes en una sociedad que destruye todo aquello que es bello, logrando que ellos no se amasen a sí mismos, que se quitasen la vida. Habían acabado en unas lápidas sobre el verde césped.

Hong recuerda también no entender demasiado aquello que las palabras en la ficción narraban, ya qué ¿Por qué los adultos harían que los adolescentes se odiasen a sí mismos? No encontraba una razón. Le resultaba inconexo e inentendible; Pero fue entonces que Hongjoong creció y conoció el mundo real (o quizá una parte de él) tal como este era, muy oscuro y gris, sin un rayo de sol iluminando las grietas profundas de odio y veneno. Un lugar lleno de orgullo y maldad, con personas que poseían demasiado rencor y resentimiento guardado en sus corazones, impidiéndoles de ese modo ser felices y dejar ser feliz a los demás. Llevaban una vida miserable y desafortunada y, por lo tanto, imposibilitaban al resto de los mortales a poseer una vida llena de dicha.

  Cuando Hongjoong entró en la High School, a sus dieciséis años, conoció a dos chicos; eran el mejor amigo el uno del otro, pero Hong no era idiota y sabía que ambos habían deseado ser algo más que eso: solo amigos cercanos. La manera en que se miraban, la manera en que se tocaban cuando tenían la oportunidad de hacerlo, la manera en que se protegían, decía más de lo que sus bocas podría nunca. Sus acciones gritaban sus sentimientos, su actuar era la muestra más pura de emociones verdaderas. Porque ambos se amaban el uno al otro, pero nunca lo supieron o, quizá, simplemente habían ignorado aquello bajo un estado de negación, debido a que, en muchas ocasiones, el terror le gana al corazón.

Hay un lugar en mí
Donde guardo los 'te quiero'
Que nunca te dije.

Hay un lugar en mí
Donde se esconden los sentimientos
Que siempre oculté.

Hay un lugar en mí
Donde guardo lo que nunca fue,
Un nosotros que nunca se convirtió en lo que esperábamos.

Hay un lugar en mí
Donde se esconden los 'te quiero',
Que nunca salieron de tu boca,
Pero por si acaso:
Te creo,
Como a nadie en el mundo.

Un miedo incesante e insoportable que no les deja dormir al pensar en que dirían los demás. En qué rumores correran por las calles.
Fue entonces que ellos, Wooyoung y San, se mudaron a diferentes estados, bajo esa manía de que cada cosa que haces debe ser aceptada por los demás, obligando a  distintas personas a ocultar su verdadero ser, sus facetas.

En otra vida
Deberíamos esforzarnos por hacerlo bien.
Dejar de ser un par de cobardes,
Sin arriesgarnos a tocar la felicidad
Con la punta de los dedos.
En el mundo ya hay muchos de esos.

En otra vida
Deberíamos jugar nuestras mejores cartas, amor,
Crecer.
Y aceptar que la vida es un pequeño paréntesis
entre dos grandes oraciones.

The Story [Seongjoong]Where stories live. Discover now