"Eres inocente," dije finalmente. Y en cuanto solté esas palabras, me di cuenta de que parte de mí sabía eso desde el principio. Pero no me encontré con su mirada, en vez miré fijamente a mis pulgares mientras los hacía girar. No quería mirarle a los ojos, temerosa de su reacción, temerosa de que pueda estar equivocada.
"¿Lo crees en serio?" Preguntó, su voz apenas estaba por encima de un susurro. Asentí, sin dejar de mirar mi regazo.
"Rose, mírame," imploró en voz baja. Colocó sus delgados dedos bajo mi barbilla, levantándola dócilmente para que mis ojos se vean forzados a encontrarse con los suyos. Eran tan brillantes y de un precioso color verde profundo, contenían una esencia de tranquilidad. "Lo dices en serio."
Esas palabras las dijo en un suspiro sin aliento, como si un gran peso hubiese sido levantado de sus anchos hombros. Y fue en ese alivio cuando pude verlo. Pude verlo en su sonrisa creciente, pude identificarlo en sus ojos verde bosque, pude oírlo en su voz grave. Estaba diciendo la verdad.
Pero esa verdad, a pesar de que trajo gran alivio, vino con varias preguntas. ¿Por qué Harry seguía encarcelado en este horrible lugar? ¿Qué les pasó realmente a esas mujeres? ¿Sabe Harry quién lo hizo? ¿Sabe la señora Hellman que él es inocente?
Esta reciente claridad nublaba mi mente con incesantes curiosidades, dejándome preguntándome todo y nada acerca de este nuevo Harry, este Harry inocente que había estado ahí desde el principio pero que yo había estado demasiado ciega como para verlo.
Así que en vez, solté algunas palabras que, son suerte, responderían a mis numerosas preguntas. "Creo que me debes una historia."
HARRY'S POV
La pequeña sonrisa que me dio Rose junto a su solicitud hizo que el hecho de decir la verdad se convierta en una necesidad. Tenía que contarle lo que pasó. Y quería hacerlo. Si alguien iba a saber quién era yo realmente, iba a ser ella.
"Vale," suspiré, inhalé un profundo respiro, preparándome para el complejo relato que estaba a punto de contarle. Tiré la colilla a la basura con la intención de evitar que las pausas para la nicotina prolonguen esto mucho más de lo necesario. "Bien, déjame empezar diciendo que no soy ningún santo ni nada por el estilo. Ni por asomo fui un buen chico, nunca."
Rose asintió, algunas mechas de pelo caían de su moño y su mirada estaba encendida con fascinación.
"En realidad ésta eh. . . ésta no es mi primera vez en Wickendale," dije.
"¿Qué?" Preguntó. "¿Qué quieres decir?"
"He estado aquí antes. Como paciente en la Guarda de niños, solía estar en la segunda planta, creo. Tenía unos doce años."
La cejas de Rose se levantaron en sorpresa. "¿Qué hiciste?"
Aunque sabía que esa pregunta era inevitable, temía contestarla. Pero estaba harto de guardármelo para mí mismo, ya era hora de que hable de los horrores de mi pasado.
"Bueno, mi padre solía tratarnos a mi madre y a mi como a basura. Nos pegaba y demás. Una noche le vi golpearla, incluso estrangularla, estaba jodidamente asustado, Rose. Pero también estaba furioso y quería que sienta más dolor que el que había sentido mi madre. Lo quería muerto, le odiaba más que a nada. Una noche estaba borracho, desmayado en el sofá, mientras mi mamá trabajaba hasta tarde. Cogí un poco de combustible líquido y cerillas. . ."
"No lo hiciste," jadeó, anheló, su mano cubrió su boca con conmoción.
"Lo hice," asentí. "Era jodido, lo sé. Pero vivió, sólo sufrió un par de quemaduras. Le conté al cuerpo de bomberos por qué hice lo que hice, así que metieron a mi padre en la cárcel y a mi en Wickendale."
