❝Me llamo Isabella, tengo 16 años, voy al Instituto Grace Field y vivo en un departamento con mis 3 caprichosos gatitos. ¿Qué podría salir mal?❞
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Tenemos un terreno lleno de verde para jugar con la naturaleza y tener un entorno más agradable. El Instituto cuenta con un área aproximadamente de 2.000 metros de bosque y pasto, pero el Instituto en sí no es tan grande, ya que somos pocos los elegidos de entre los pueblerinos para ser investigadores del virus B6-40.
- Entremos - El ojiazul me regaló una sonrisa.
Asentí con la cabeza devolviendo la sonrisa a mi mejor amigo para luego entrar juntos al Instituto.
- Unas horas más tarde -
- Hiciste las pruebas? - Pregunté mientras pasaba por el desintoxicador principal del instituto, el de entrada y salida.
- Alcancé a terminar al menos más de la mitad, no me faltó mucho para terminar - Me contestó Leslie sonriendo y observandome desde el otro lado.
Una vez fuera de la máquina, fui hacia él y estiré mi brazo rodeando su cuello - Sí que has crecido! - Dije revolviendo su cabello de princesa.
Soltamos unas risas y nos dirigimos a la parada de autobús, tomando el primero que logró distinguirse de la densa niebla de este día parecía darnos.
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- Hace frío hoy, cuídate - Me dijo sonriendo y haciendo una leve despedida con el brazo abajo de las escaleras de mi departamento.
- ¡Tu también, Saludos a tu abuelita! - Grité desde la puerta de mi departamento agitando el brazo.
Finalmente llegué a casa. O lo que quedaba de mi casa...
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Un desorden total
- ¿Qué pasó?! - Asombrada y asustada por si había sido un ladrón, comencé a buscar al trío por toda la casa.
Al entrar en la cocina, vi que Norman se dirigió a mi rápidamente, gritando y temblando.
- Miaw! Miaw! Miaw!! - Se alteraba el minino.
- Norman?! - Quise alzarlo, pero este corrió hacia la ventana de la cocina.
Parecía mostrarme algo con urgencia, asique me asomé a la ventana.. ¡Emma estaba a punto de caerse al sostener el cuello de Ray en su boca! Agarré del lomo a Emma y la entré a casa de inmediato, cayendonos todos al piso.
- Dios mío!! Qué hacían?! -
Al observar sus miradas juguetonas, tan inocentes, sólo pude comenzar a reír.
Nota para cuidar gatos: No dejar las ventanas abiertas.