VI.

947 78 19
                                    

Cómo un día normal. Hoy tenía una misión. Porque sí, luego de haber aprobado la prueba que nos dió Raiko-sensei, ese mismo día fuimos a comer. Y fue un pequeño fracaso... Porque me encontré con el mismo equipo de la otra vez... El equipo de Asuma.

( Flashback. )

Diablos, todo esto estaba tan genial, pensé hasta que lo vi. Y me reí para mis adentros al verle la cara a Shikamaru, era cómo de nervios. Y apenas nos vimos desvió la mirada. Mientras intentaba cubrir su rostro.
Aunque ya era tarde, ya lo había visto.

— ¡Hey, Nara! — saludé alegremente mientras me le acercaba.

— A ver, problemática. ¿No sabes lo qué es el espacio personal? — bramó a la par que me intentaba alejar.

— Uy, perdón. ¿Andas con la menstruación? — pregunté mientras le codeaba discretamente.

— ¿Qué? ¡Claro que no!

— ¿Seguro?

Me miró aburrido mientras suspiraba.

— ¿Necesitas algo? — preguntó estando harto de mi presencia al parecer.

— No, solo vine a saludar. Pero creo que no soy bienvenida. Buh. — hice un puchero.

— Ay, Leiko. Sé que quieres algo.

— No, te lo juro.

— Bien, regresa con tu equipo entonces.

— Uy, ya.

Indignada me fui con el resto el equipo. Mientras iba pensando en cosas sin sentido.
H

asta que tropece con mi propio pie. Iba directo al suelo, y por inercia cerré los ojos, esperando el golpe... Que nunca llegó.

— Leiko, eres un total fastidio. Ni caminar sabes. — dijo indiferente mientras se acomodaba un poco. Claro, con su posesión de sombra me había ayudado.

— Ay, que lindo eres, Shikamaru, gracias. — fascinada había quedado yo.

Por fin me coloco de pie y le dedico una sonrisa, pero volví a mi grupo. Le iba a agradecer no fastidiandole.

— Leiko, por aquí. — me llamó Daichi.

Fui directo a dónde ellos, y me recibió Ryoko, codeandome y con una mirada pervertida.

— Uh... Quita esa mirada, aterras. — hice una mueca.

— Oiga, sensei. — llamó la atención Daichi.

— ¿Uhm? —murmuró.

— He visto que muchos equipos son de dos hombres y una mujer.

— Ah, sí. Es que me dijeron a a ri con tu hermana no se les podía separar. Que hacían un buen trabajo en equipo. Y hay una que otra técnica especial de ustedes.

— Ah. ¿En serio? — preguntó ladeando la cabeza Ryoko.

— Sí.

( Fin FlashBack. )

Bien, es una misión clase D. Recuerden que aunque sea menor, para alguien es mucho.

Los tres asentimos mientras paseabamos unos perros. Eran del tamaño normal. Y se nos hacía fácil. Yo no soy mucho de perros. Me gustan más los gatos. Pero cualquier animalito estaba bien.

— ¡Leiko! — me giré a mirarle y levanté una ceja. — ¿Tenemos que bañarlos?

— Uh... No lo sé. Pero me gustaría bañarlos. Están un poco sucios.

Al momento llegó Raiko-sensei con shampoo de perros, toallas y agua, mucha agua.

— Voy a responder a tú pregunta, Daichi. Sí, se bañan.

Empezamos, yo les protegía las orejas, para que no les entrara agua por ellas. He oído que es horrible para ellos. Le tiraron agua y luego el shampoo, hasta jugamos con ellos, y de una manera más fácil terminamos de bañarlos a todos.

El hecho de que yo sea torpe es de familia. Mi madre es muy propensa a sufrir accidentes, gracias al cielo que son menores.

Ya bañados y bien secados, los fuimos a entregar a sus dueños.

Al rato tuvimos otra misión, que era arrancar maleza. La acabamos en un momento.

Supuestamente habían acabado las misiones por el día de hoy. Así que nos despedimos y yo me fui a mi hogar, con la intención de bañarme y dormir un momento.

Pero vi a... ¡Sasuke!

Corrí hasta estar atrás de él. Y salté. Por poco y casi se cae.

— ¿Quién...? Leiko.

— ¡Sí! ¿Cómo supiste?

— Eres la única demente que se me tira de esa manera y tu cabello blanco quedó un poco en mi cara.

— Oh, perdón. — quité mi cabello mientras lo abrazaba un poco fuerte.

— Se nota que me extrañaste.

— No tenía con quien comer tomates.

— To-tomates...

— ¡Sí! ¿Quieres ir a mi casa a comer tomates? — pregunté riendo levemente a su adicción a los tomates.

— ¿Segura?

— Claro, eres mi amigo fiel. A parte.¿Con quién más voy a comer tomates zi no es contigo?

— Con nadie más. Te prohíbo que comas tomates con alguien que no sea yo.

— Bien. ¿Quieres los tomates enteros o en ensalada? — pregunté acomodándome mientras el me sujetaba bien de las piernas mientras íbamos en dirección a mi hogar.

— Enteros y con...

— ¡Sal! — Exclamamos los dos.

— ¡¡Pimienta!! — se escuchó el grito de alguien, cosa que nos hizo reír a los dos.

— Bien... O gritamos muy fuerte o es muy chismoso.

— O bien las dos. — murmuró.

— ¡Se libre, tiro al blanco! — reí.

— ¿Cómo me dijiste, rata albina?

Arruge mi cara, entrecerrando los ojos.

— ¿Cómo que rata albina?

— Ay, es con cariño. Y ya llegamos.

— Oh... — y en un segundo ya estábamos dentro. Y cómo pude me bajé de la espalda de Sasuke. — Vamos a mi cuarto. Necesito bañarme. Prometo no tardarme.

— Bien, bien. — se encogió de hombros y me siguió.

Busqué mi ropa y me metí a bañar. Fue una ducha rápida, pero buena. No suelo tardarme más de quince minutos. Ya estando lista, con ropa limpia. Salí del baño con una toalla en la cabeza.

Step by Step. °• Hyūga Neji. •° Where stories live. Discover now