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Mamá nos sentó a los cuatro en la mesa del comedor para hablar de lo que les había dicho, a pesar de las insistentes palabras de Lali por querer irse y dejarnos a los tres, a lo que yo accedí claramente, tuvo que quedarse por orden de mis padres. Realmente no tenía ganas de verla, ni si quiera estaba en mis intenciones contarle que me iba, pero si estaba acá supongo que era por algo.

Sentía que no tenía que darle explicaciones de nada de lo que hacía o dejaba de hacer. Obviamente todo lo pensaba desde el dolor y el resentimiento que tenía.

— Hace unas semanas envié un mail a un Instituto de Barcelona, para hacer un postgrado y me aceptaron, me dieron la beca. Sería en unos dos meses, o mes y medio que me iría allá a estudiar — ambos padres me miraban con orgullo, Lali también pero tenía la cabeza gacha mirándose las manos—
— ¿Cuánto tiempo es hijo? — habló mamá—
— Dos años, aunque se puede alargar como todo, depende el ritmo que tenga cada uno. Me parece que me va a servir un montón en mi carrera, además voy a conocer un lugar nuevo, está bueno.
— Me pone muy feliz por vos, que te hayan dado una oportunidad así de importante, significa muchísimo. Además podes hacerte de contactos. Son muy grosos allá, Juan.
— Si, está bueno papá. El lugar es increíble y los profesores son grosos, muchos son fotógrafos reconocidos, y las demás materias, es algo muy importante.
— No te pienses que estos dos años te vas a librar de tus viejos, mira que vamos a viajar todos los meses para verte. — mamá me tomó la mano y papá no borraba su sonrisa de la cara, Lali seguía en modo off—
— Claro que no mamá. ¿Vos te pensas que quiero librarme de ustedes? Creo que ustedes van a tener un respiro de mi — reí algo emocionado— tengo que arreglar todo con el estudio, seguramente deje a Juliana a cargo mientras yo esté fuera.
— Creo que es mejor que me vaya — habló por primera vez ella— esto es una reunión familiar y la verdad me siento un poco incómoda estando en el medio, perdón Clau, Pablo. — ellos asintieron y los saludó a ambos de beso, luego me miró— te felicito Peter, te lo mereces mucho.
— Gracias. — la miré de arriba abajo y me di cuenta del brillo especial que tenía, debe ser de lo que siempre hablan de las mujeres embarazadas—

Lali tomó su cartera y casi escapando de un asesino salió de la casa de mis padres.

— Deberías ir a buscarla, Peter.
— No, no tengo nada que ver yo. Además no tengo nada para decirle.
— Yo creo que tienen mucho de que hablar — insistía mamá— y no hablo de ustedes como pareja, hablo de ustedes como compañeros de vida, me parece que estuvieron ambos el uno para el otro en el crecimiento profesional y personal, ella sabe más que nadie lo que debes estar sintiendo ante esta beca, ¿Enserio no crees que deberían hablarlo?
— En realidad siento que no tiene porque meterse en mis cosas, lo más cuerdo que hizo fue irse, es algo de nosotros tres, Lali no es más mi novia, no tiene porque saber que hago o dejo de hacer.
— Y a mi me parece que deberías dejar un poco el rencor y al menos tener una despedida sana. No tenés porqué irte así de enojado, claro que tenes tus motivos, pero al menos alzar la bandera blanca por un momento, no es bueno que te vayas con todo esto feo que sentis.
— ¿Querés que la caretee? No puedo ni si quiera estar en un espacio por más de dos minutos con ella que me hace mal, no pienso irme bien para que ella se sienta mejor.
— No hablo de eso, hablo para que vos estes bien con vos mismo.
— Bueno, tampoco puedo hacerlo porque estoy sufriendo. En menos de un año, perdí a mi compañera y mi sueño de tener una familia. ¿Vos te pensas que estoy bien? ¿Qué soy feliz? — se me llenaron los ojos de lágrimas— Lo único bueno que tengo es esta oportunidad de viajar, de irme a estudiar y alejarme de toda la mierda que estoy viviendo.
— Toma esta oportunidad para aprender y ser feliz, no para escapar de Mariana, porque ese dolor te va a perseguir tanto acá, como en Europa.
— ¿Sabes qué? Ojalá pudiese perdonarla ¡Ojalá! Así estaríamos juntos, pero no puedo, no puedo — repetí entre dientes— me parte al medio no ser el padre de su bebé, estoy enterrado hasta al fondo de lo mal que me siento.
— Está bien, hijo. Veni — me guardó en sus brazos— viaja, aprende, conoce gente nueva, y si te sirve vas a sanar. Te mereces ser feliz hijo, que un error no te deje siempre en el sufrimiento.

Esa tarde la pasé todo el día con ellos y me quedé a dormir en mi vieja habitación. Estaba harto de llorar casi todas las noches, obvio verla me shockeo demasiado porque habían pasado varios días de la última vez que nos habíamos visto. No quería crucificarla, pero cuando daño me había hecho por una estupidez.

Habían pasado varias semanas y solo faltaban dos días para que comience mi nueva vida. Tenía todas mis valijas armadas y solo dejaba una remera vieja que mamá me había pedido para no extrañarme tanto. Intensa nivel mil. Los chicos me tenían preparada una fiesta de despedida donde todos mis amigos del rugby, compañeros de trabajos, mis viejos y algunos primos iban a ir. Por supuesto todo esto lo organizaba la feliz pareja Eugenia y Tincho. Tenía algo de miedo con lo que podría encontrarme allí, la última vez terminé en cama por una semana porque apenas podía recuperarme de una de sus tantas fiestas.

Salí de la ducha y rápidamente me vesti con una camisa y un jean porque ya estaba algo tarde y tampoco quería hacerme la estrella llegando tarde a la casa de Eugenia. Llegué y todos estaban allí, podía ver una barra y el departamento de mi mejor amiga explotado de gente con la música a todo lo que daba. Todos se acercaban a saludar y me deseaban buena suerte para Barcelona.

— ¡Amigo! My friend. Hermano —me abrazó Tincho— está que explota el depto de mi Chini. Agarrate una cerveza y empeza a disfrutar de tu noche, hay que irse con los brazos en alto.

Le hice caso a lo que mi mejor amigo decía, baile con todos mis amigos y me divertí como hace tiempo no lo hacía. Por obvias razones Mariana no se encontraba en la fiesta, no quería pensar mucho en eso pero me dio un poco de pena ver a todo el grupo con un integrante menos.

Había pasado la fiesta y organicé las cosas que me faltaban para tener todo listo e irme mañana. Desperté al otro día, me di una ducha, me cambié y tomé mis valijas para llevarlas al auto de mis viejos quiénes iban a ser los que me llevarían al aeropuerto. Con los chicos me despedí unas cien veces en la fiesta, luego otra vez en mi departamento y les había pedido que no vengan hoy porque no quería largarme a llorar. Bastante tenía con las lágrimas mamá.

— ¿Tenes todo hijo? Documento, pasaporte, ¿el pasaje? — asentí con una sonrisa— ¿el celular también?
— Tengo todo ma, tranquila. Bueno, hagamos esto rápido — los abrace a ambos y me reí cuando los vi llorando a los dos— aprovechen que se libraron de mi. Los amo, los llamo cuando llego al hotel.

Unos cuantos besos y abrazos más, algunas palabras de despedida y me subí al avión. Barcelona, allá vamos. Felicidad, allá vamos.

No quería despedirme de Peter. Obviamente me dolía muchísimo el que se fuera y a la vez me ponía muy orgullosa por él. Es que si fueran otras las circunstancias, yo viajaría todos los meses para verlo, y no dolería. Pero ahora no tenía ni si quiera derecho a llorar porque se va. Decidí arrancarme de la situación de estar en esa charla familiar, él no quería que yo esté ahí y en realidad tenía razón.

Sabía que los chicos le habían hecho una fiesta de despedida en el departamento de Eugenia, ella me había dicho que quizás debería ir, al menos para despedirnos bien. Pero Tincho prefirió que me haga aún lado, él era el más sensato. Probablemente iba a causar problemas y lo menos que quería era que se estropeara su fiesta por mi culpa.

Cuando desperté hoy, sabía que se iba. Decidí que no iba a mandarle ningún mensaje ni tampoco una llamada. Seguramente no iba a contestarme y además podría generarle algún tipo de malestar.

Yo comenzaba a incubar una horrible tristeza y no se como iba a terminar todo esto.

¿Que Se Siente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora