❝ 011 ; cuentos nocturnos ❀ ❞

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Young Ho cargaba a la adormilada Chaeyoung en sus brazos, tenía su cabecita recargada en el hombro del castaño y con sus manitas se aferraba a la camisa de su papá.

John estaba igual de cansado que su hija, tal vez por eso no pudo percatarse del rostro lleno de miedo y terror de la pequeña Chaeyoung cuando la acurrucó en su cama.

—Buenas noches Chae— dijo el estadounidense, dándole un beso en su frente para luego retirarse de la habitación.

Con el cansancio al máximo, Seo llegó a su habitación arrastrando los pies; había sido un día difícil, el coreógrafo les había puesto a repetir una y otra vez la coreografía hasta que ya no pudieran más.

Se retiró sus prendas como le era costumbre y sólo se quedó con su bóxer. Se echó a la cama boca arriba y tomó el control de la televisión, estaba cansado pero no era su hora de ir a dormir; luego de un rato, Taeil llegó a la oscura habitación sin hacer mucho ruido, pues pensaba que su novio ya se había dormido.

A paso lento se dirigió hacia John, sentándose sobre su regazo, con sus piernas a cada costado. Rodeó con sus brazos el torso del menor y escondió su rostro en su pecho. Sin mover al más bajito, Young Ho se acomodó mejor, recargando su espalda en la cabecera de la cama y teniendo al mayor recostado sobre su pecho.

La televisión estaba prendida frente a ellos. Pero al mayor no le importaba lo que estuviera viendo su novio, toda su atención estaba en la gran mano escurridiza que se había posado en uno de sus muslos. Pero no estaba satisfecho con sólo esa caricia en su muslo.

Fingió acomodarse de manera muy exagerada sobre el fornido cuerpo del estadounidense, rozó su cadera tentadoramente con su entrepierna. Y funcionó; Seo puso más fuerza en su muslo.

—¿Qué tienes, my love? ¿Por qué estás tan inquieto como un niño pequeño?— Moon gruñó levemente y rodó los ojos, era muy obvio lo que tenía y lo que quería. Se sentó sobre la pelvis del menor, con ayuda de sus manos en el pecho de éste.

—Johnny...— el tono necesitado que usó y los saltitos que daba, hicieron que el nombrado cayera en cuenta de las intenciones de su novio. Hace dos semanas que habían tratado de mantener relaciones, pero siempre pasaba un inconveniente que no se los permitía; ambos estaban igual de necesitados por un contacto más íntimo.

Las manos del menor viajaron dando caricias por todo el cuerpo de Taeil, mientras le daba un beso cargado de deseo. El pelinegro se limitaba a moverse sobre su pelvis y a corresponder el efusivo beso, dándoles corrientes eléctricas a ambos.

El ambiente estaba cargado de deseo, la televisión había sido apagada por Young Ho y todo estaba en silencio; lo único que se escuchaba eran sus besos, cada que se separaban de uno y a los pocos segundos volvían a unir sus labios, si ponías atención se podían escuchar los débiles gemidos de Taeil.

Pero entonces, cuando todo iba a tomar un rumbo más íntimo y ardiente, se escucharon los llantos de Chaeyoung desde su habitación. Se separaron, alerta. Esperaron para ver si su hija se tranquilizaba por si sola; sin embargo, Chaeyoung no se calló.

Taeil se levantó torpemente para ir a ver a su pequeña —Iré a ver que tiene, no tardo mucho... ahorita seguimos— le guiñó un ojo y salió.

Entró al cuarto de su bebé, Chaeyoung lloraba mientras se tapaba con su cobija, debajo de ésta se podía ver su pequeño cuerpo temblar.

—ChaeChae, ¿Qué tienes?— se sentó sobre su cama, teniendo cuidado de no aplastarla. La castaña se quitó la cobija enseguida de escuchar la dulce voz de su papi. Se lanzó sobre él, llorando sobre su pecho.

—Tengo miedo— dijo entre sollozos. Su pequeña había visto una película con los Dreamies hace unos días atrás, el mayor se puso a pensar si esa película había sido de terror o algo parecido.

Crónicas de una familia primeriza [#2] ψJohnilψWhere stories live. Discover now