Capítulo Único.

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Sus iris zafiros se encontraban fijos en una pequeña florecita que había encontrado en su camino, se puso de rodillas para poderla tomar, acariciando de forma delicada sus pequeños pétalos blancos, dejando que en sus labios se formara una tranquila sonrisa.

Se levantó de donde estaba, dejando la flor en su lugar, empezando a caminar nuevamente, eran apenas las 3 de la madrugada cuando vió la pantalla de su teléfono, empezando a caminar en dirección hacia su casa, ignorando cualquier peligro que aquel pueblo pudiese tener.

Varias veces se planteó seguir caminando por los alrededores, suspirando algo de vapor mientras aceleraba el paso, notando una sombra a lo lejos, entrecerró sus ojos, reconociendo de inmediato a aquel individuo, caminando en su dirección.

El rubio apenas y se había dado cuenta de que alguien se acercaba, cuando notó como lo abrazaban desde atrás, lo que provocó que reaccionara de forma violenta, dando un golpe hacia atrás.

¡Agh! —Al reconocer esa voz se volteó, notando como el otro chico se tapaba la boca, con los ojitos cristalizados, chale.

¿Estás bien? —Se acercó de forma rápida hacia el otro chico, tomándolo desde las mejillas para poder revisar si tenía daño, lo que no esperó fué que el otro solo sonriera dándole un pequeño beso en los labios.

Ahora lo estoy, rubio~—El de melena negra sonrió mientras miraba al rubio tomar un tenue color rojizo, moviendo un poco su mandíbula, el tuercas casi lo noqueaba.

Ugh..¿Qué clase de manía tienes de andarme besando? —El rubio solo habló de forma molesta, sintiendo como aquellos temblores que lo caracterizaban desde niño empezaban a volver junto a un tic en su ojo derecho, sintiendo sus mejillas calientes. —Y no me llamo “Rubio”, naco.

Bla, bla. Lo único que yo comprendo es “Stan, bésame”—El más alto habló de forma chillona lo último, a claro modo de burla mientras soltaba una pequeña risa al ver el enfado del rubio de iris bicolores.—Y no me llamo “Naco”

El rubio solo apretó sus puños ante la burla hacia el, volteando su cuerpo para irse caminando indignado, pero se detuvo erizandose al sentir como le daban una nalgada.

¡Hijo de puta! —Al voltear el otro ya no estaba, había sido veloz como el Rayo MakUin.

O

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Al día siguiente el rubio estaba en la cafetería de sus padres, atendiendo como lo hacia desde que era niño, una ligera sonrisa adoraba su rostro, sonrisa que desapareció al ver a su acosador cruzar la puerta.

Notó como el de iris zafiros se acercaba de forma tranquilita, con sus manitas en sus bolsillos el muy ingrato.

Ola Chikibeibi, ya llegó el amor detu vida.—El rubio alzó una ceja al notar la sonrisa de idiota que tenía el otro, apretando un poco el mango de la escoba que traía.

A bueno, pa' saber. —Se volteó para seguir barriendo, ignorando como el otro había empezando a quejarse por su falta de atención hacia él.

Soy tu esposo, hazme caso, mUjEr. —El rubio cerró sus ojos, ya hasta la chingada de escuchar las pendejadas que salían de la boca del contrario.

No somos esposos, ya deja de chingar. Botate a la verga si no quieres que te pegue unos escobazos. —El rubio levantó un poco la escoba entre sus manos, frunciendo su ceño al ver como el otro ni se inmutaba ante su amenaza.

Nervous Where stories live. Discover now