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"¡Sábado! Por fin un poco de tiempo libre." Pensé al bajar las escaleras de mi casa. Hoy había quedado de ir a pasear con Ringo, Paul y John. Capaz almorzar, o tomar un helado.

-¡Mamá, iré a comer con unos amigos!-Grité para que mi madre pudiera oírme desde las habitaciones de arriba, mientras sostenía la perilla de la puerta.

-¡Ok, cuídate!-Exclamó la mujer adulta; bastante despreocupada. Generalmente me hacía mil preguntas sobre con quien iba, a donde iríamos y que haríamos. Pero esta vez parece que le dio igual.

Al instante salí de mi hogar, rodeada por una ola de paz. Arranqué a caminar por las calles, emocionada por ver a mis mejores amigos.

• • •

Al llegar al parque, observé 3 siluetas de unos jóvenes a la distancia. Eran ellos.

-¡Paul, John, Ringo!-Grité desde lejos. Lo que yo no sabía, era que también había una cuarta persona, que se volteó junto a los demás cuando escuchó aquellos nombres.

Era George.

Mi corazón aceleró sus latidos de forma notoria, y paré en seco cuando ambos hicimos contacto visual. Mi rostro se tiñó de un potente carmesí y mis manos comenzaron a sudar. Estaba siendo muy evidente y eso logró asustarme, a si que intenté controlarme lo más que pude.

-¡Hey, Harpy!-Ringo me saludó primero, dándome una amigable palmada en el hombro.

-Ho... Hola chicos.-Saludé con nerviosismo.

-¿Todo bien?-John se mostró despreocupado y suelto, como siempre.

-Hey, Harper.-George se acercó lentamente a saludarme.

Estaba súmamente alterada. No podía quitarme de la cabeza la conversación que tuvimos ayer con el chico de colmillos alargados, realmente me fui a soñar con él después de eso.


Sí, todo en orden.-Contesté finalmente.-¿En donde comeremos?-Pregunté. Habían varios Food Trucks detrás de nosotros.

-Oh, supongo que cada uno pedirá en donde quiera, hay una enorme variedad de comida por aquí.-Exclamó Paul, apareciendo de repente por detrás de John.

-Buen punto.-George se acomodó su bonita y reluciente chaqueta de cuero. Yo solamente tragué saliva.-Creo que pediré una hamburguesa.

-Johnny y yo teníamos pensado ordenar crepas.-Paul batió sus pestañas de arriba a abajo.

-Hmm...-El de ojos azules se mostró pensativo.-Creo que iré por unos tacos hoy.-Hizo una pausa.-¿Qué tal tú, Harper?

Oh demonios. Estaba tan ocupada pensando en los temas de conversación de los que podría hablar con George cuando nos sentemos, que ni siquiera había pensado en que comer. Entonces, dije lo primero que se me ocurrió.

-¡Papas con Cheddar!-Exclamé, aliviada por haber leído el primer cartel de menú que vi detrás de los chicos.

-Bien.-John se aclaró la garganta.-Vayamos todos a ordenar, y nos reuniremos aquí nuevamente para buscar una mesa.

Sin más, me dirigí hacia el Food Truck que vendía las papas con cheddar, para después colocarme en la fila.

-Vaya, Hola de nuevo, Harp.-Al sentir aquella voz provenir de atrás mío, dí un respingo.

-¡Ah! Hola, George.-Exclamé, nerviosa.-¿A... Aquí es donde venden las hamburguesas? Vaya, no me había dado cuenta.-Hice una pausa, y me llevé un mechón de mi cabello hacia la parte trasera de mi oreja.-Que cosas.

-Sí, así es.-El chico carcajeó. Dios, ¡Que hermosa que era su risa!-En fin, ¿Cómo estás?

-Bastante bien, para serte sincera.-Contesté con naturalidad.-Me he pasado practicando...-Quise morirme cuando entendí lo que había dicho. De verdad me había pasado la mañana practicando bajo, ¡Si llegaba a enterarse era mi fin!

-¡Oh! ¿Tocas un instrumento?-Preguntó, sereno. A este punto estaba sudando frío.

-Sí, eh.. Sí.-Pensé en un instrumento cualquiera para excusarme.-El ukelele. Empecé hace poco.

-Adoro los instrumentos de cuerda, ojalá te vuelvas buena.-Que dulce era este chico, cada día me impresionaba más.-Deberías tocarnos algo algún día.-Volvió a reírse encantadoramente.

Me reí en respuesta.

-Sí, pero debo seguir practicando.-Afortunadamente, cuando dije aquello, ya había llegado al principio de la fila, y me tocaba ordenar.

Pedí mis respectivas papas fritas con cheddar, y después George se pidió la hamburguesa más grande y bestial que encontró. Este chico sí que tenía un gran apetito.

Ahora nos encontrábamos aguardando por nuestras órdenes, y yo estaba detrás de él. Aproveché para admirar su hermoso cabello por detrás, no sé como me aguantaba para no acariciarlo. Disimuladamente, me acerqué un poco hacia él e intenté oler su fragancia masculina. De verdad no entendí por qué hice eso, pero de lo que si estaba segura era que jamás tendría otra oportunidad como aquella. Su fragancia era hermosa, realmente amaba su perfume.

Finalmente, suspiré como una tonta enamorada.

-Aquí está tu orden.-Le dijo la cajera a George, una chica morocha.-Serían $29,58.

Al instante, George sacó su billetera de su bolsillo.

-...19, 25, 27... Demonios, me faltan 3 dólares.-Hizo una pausa, se veía tenso.-¿No tendré alguna otra moneda por aquí?

Me armé de valor, y saqué exáctamente 3 dólares de mi bolsillo derecho.

-Toma, Geo.-Se los extendí.

El me miró. Sentí un brillo especial adornar sus ojos, eso me puso un poco más nerviosa.

-De verdad no es necesario, no tienes por qué gastar tu dinero en mi.-Exclamó, siempre tan cordial.

-No te preocupes, enserio. No las necesito.-Hice referencia a las monedas.

George suspiró, se veía que estaba intentando convencerse a si mismo.

-De verdad muchas gracias, Harper.-El pelinegro tomó las 3 monedas y se lo terminó dando todo a la cajera. Posteriormente tomó su bandeja, y antes de irse, me depositó un débil beso en la mejilla derecha.

Sentí que el mundo me daba vueltas. ¿¡George Harrison me había dado un beso en la mejilla?! ¡¿A mi?! Mi rostro se coloreó de un fuerte carmesí y mantuve la boca levemente abierta, mientras tocaba delicadamente la zona en donde me había dado aquel beso.

Sin duda iba a ser una buena tarde.

Secret Admirer ༄ George Harrison x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora