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Gael y Nico se quedaron viendo como sus amigos salían corriendo, como dos adolescentes, mientras sus manos iban toqueteando el cuerpo del otro.

-Se les ve muy enamorados, nunca pensé que dejarían atrás todos sus muros y mostrarían sus sentimientos de esa manera.

-Normalmente es solo frente a íntimos, pero sí, llegar a estar así les costó mucho. Sobretodo, a Abel, que es más para dentro y tuvieron muchas discusiones hasta que empezó a ser más cariñoso con Ciro.

-Me da envidia veros a los tres, es como cuando estudiábamos, una piña. Sé que es culpa mía, yo escogí mi propio camino y me fui, perdí mucho.

-También cumpliste todos tus sueños, además no los perdiste, ya verás que te meten en todos sus planes, en pocos días. -Nico sonreía pensando en sus alocados amigos. -Nunca los perdiste.

-Ya, pero sí perdí al amor de mi vida. Por cierto, ¿qué tal está Bilbo? ¿podría verlo alguna vez?

-Lo siento Gael, murió hace un tiempo, estaba muy enfermo y tuve que sacrificarlo. -Se miraron tristes, conscientes de que no quedaba nada de aquel pasado juntos. -En verdad, tras pensarlo y ver las cosas estos años. Aunque hubieras hecho las cosas distintas, seguramente hubiéramos terminado cortando. Yo también estuve muy liado y sin tiempo. Así que, si no hubieras sido tú, hubiera sido por mí.

- ¿Lo dices en serio?

-Totalmente. Así que mejor que fuera por algo tan hermoso como perseguir tus sueños. Además, fue para bien, triunfas en lo que te proponías. No debes sentirte triste, por lo que pudo haber sido.

- ¿Tienes pareja?

-Ahora no.

- ¿Saliste con otros hombres?

-Nunca hubo posibilidades, el único hombre eres tú, Gael.

-Yo estuve cinco años con ese director del que les hablé.

-Yo estuve con muchas chicas. No me aguantaban.

Sonríen mientras siguen hablando, cuentan cosas de sus vidas de las que el otro no sabe, no quieren hacerse daño y son cuidadosos en la información, así como en las preguntas que realizan, las horas van pasando y varias botellas de vino son vaciadas mientras se cuentan sus vidas.




-Joder Ciro, corre, entra ya en la habitación.

-Mierda Abel, no encuentro la llave, no me presiones.

-Ciro, te follo aquí mismo. -Abel le susurró al oído para luego lamer con lentitud la oreja. -Estoy duro y muriendo de ganas de hacerte mío.

-Ya está, entra. -Ciro se arrojó a los brazos de Abel y se perdieron en un largo beso. -Ummmmmm...yo también estoy muy duro.

Abel se dejó caer de rodillas para desabrochar el pantalón de Ciro, tras esto liberó el gran miembro de su novio comenzó a lamer la gran vara, chupaba y succionaba mientras Ciro gemía de placer.

Una de las manos la llevó a su hambriento trasero, comenzando a prepararlo con dos de sus dedos. Ciro con esfuerzo, apoyado a la pared intentando que sus piernas le sostuvieran, mientras agonizaba del placer que le proporcionaba la boca y dedos de su amado.

-...Ahhhhhhhh...tan bueno...me voy...ahhhhhhhh...ahhhiiiiiiiiiiii...siiiiiiiiiiiii.

Llena la boca de Abel mientras se dejaba caer sin fuerzas al suelo. Temblando de placer besó al impaciente de su novio, que ya le estaba poniendo boca abajo, pegado al suelo para empezar a introducir su gran dureza en la ardiente estrechez del rubio.

-Joder Ciro, como me gusta.

-Muy duro, gentil...ahhhhhhhhhh...duele.

-No es cierto, no paras de mover las caderas. Una semana sin sexo y estas así de necesitado.

-Amor, siempre te necesito.

Abel besó el cuello de Ciro mientras se embestía con fuerza y dureza en las profundidades de ese maravilloso culo. Había sido un suplicio aguantar la cena, desde que se vieron los dos habían deseado hacer el amor.

Ahora podía tenerlo durante unas horas, una ronda tras otra. Ciro fatigado y casi sin voz seguía pidiendo por más y más placer. No le importaba nada más que estos momentos de pasión y desahogo.

Se relamía de saborear el cuerpo de Abel, se perdía en su mirada mientras sentía como le llenaba una y otra vez. Sus cuerpos unidos era lo mejor del mundo. Seguía y seguía entrechocando las caderas, pidiendo más, mordiendo y disfrutando de su amor, escuchar el chirrido de la cama, le encendía. La llama parecía que no se apagaría en toda esa larga noche.



-Despierta amor, vamos a desayunar.

-No puedo, estoy fatal, nos pasamos mucho anoche.

-Amor, sigue acostado, iré a buscar algo para que desayunemos y me disculparé con ellos.

-Sabes Abel, creo que también es bueno que estén solos, deben ver si son capaces de volver a ser amigos, tienen mucho que hablar y entenderse de nuevo.

-Creo que tienes razón. No tardaré, joder Ciro estás tan sexy, desnudo y apenas tapado con esta sábana.

-Ven rápido para que en vez taparme la sábana lo hagas tú. Quiero abrazarte.

Abel bajó corriendo a la cafetería del hotel, donde se disculpó con los otros dos, ambos solo sonrieron con burla, mientras veían como buscaba distintas cosas para desayunar, viendo la bolsa con la que se marchó tampoco bajarían a almorzar.

-Ciro, ¿te dormiste de nuevo?

Abel se encontró a su novio descansando. Tras guardar todo lo que había subido, se desnudó y colocándose sobre su novio, dejó que su lengua fuera bajando a lo largo de la espalda del durmiente, con delicadeza le separó las nalgas, para que su lengua vagara, le separó las piernas y jugó con los genitales, su lengua se perdió en el estrecho anillo, pero el otro no despertaba, su cuerpo iba reaccionando a su milimétrico escrutinio, besando y acariciando a su amado, mientras se dejaban oír leves suspiros de placer.

-Abel ...mmmmmmmmmmmmmmm...tan ardiente. Me tienes en llamas.

-Ciro, separa las piernas, así, deja que te penetre...ahhhhhhhhhhhhh...sí que estás en llamas.

Jadea contra el oído de Ciro, le embiste con cuidado, es suave y cuidadoso, Ciro está agotado de la noche pasada, así que Abel es delicado y hace todo lo posible para evitar dolor a su pareja. Le penetra profundo, se pierde en ese caliente canal, que se ajusta a su tamaño.

Ciro se mueve con cuidado hasta quedar de cara y entonces se besan, sus lenguas bailan y se acarician. Sus cuerpos se buscan y embisten, caricias que se pierden, sus miradas se encuentran, brillan los ojos de pasión, embrujados por el goce de sus cuerpos. Jadean y suspiran, cambian de postura, el clímax les sacude una y otra vez, pero no tienen suficiente.

Sus cuerpos reclaman más y más de esa pasión, necesitan saberse vivos, juntos y unidos. No son capaces de dejar esta conexión, cansados y sucios, necesitan más del otro, más de sus besos, más de sus caricias, más de sus palabras de amor, cerca, tan cerca, juntos, unidos por el deseo en el que están perdidos.

-Te amo, te amo tanto Ciro.

-Abel...no más...no puedo.

-Aguanta, necesito más de esto, más de ti.

-Te amo Abel, solo a ti, siempre a ti.

Continúa>>>

Siempre juntosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant