Uno

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La llegada de una nueva niña en Avonlea había estremecido a todo el pueblo, no había pasado algo como aquello desde la llegada de la joven Anne Shirley de la familia de Green Gables. Cabe destacar que la señora Rachel Lynde no estaba enterada de nada de lo que sucedía y no pensaba quedarse de brazos cruzados hasta enterarse de cada mínimo detalle de la situación.

El señor y la señora Barry esperaban expectantes la venida de Eleonor Willis, la que sería una nueva integrante de la familia. Una terrible tragedia había sucedido en la otra punta del país, la jovencita sufrió la muerte de sus padres, antes de la partida de estos una carta le fue entregada en su cumpleaños número dieseis, cuyo escrito había mantenido en secreto su verdadero linaje familiar y los únicos que podían encargarse de ella eran los Barry, una familia prestigiosa, aunque las conexiones de la jovencita la hacían más especiales que cualquier otra familia del pueblo de Anvolea, incluidos los Barry, pero ella tenía una mente humilde y ningún título podía cambiar aquello.

Una vez arribó frente a la gran casa bajó del carruaje en compañía de su tío, el señor Barry. Sin siquiera necesitar ayuda bajó de un salto.

― Déjame ayudarte ―musitó el hombre tomando la maleta de la niña, pero esta aparto su mano y le hizo una señal de "puedo hacerlo sola, gracias".

― Como gustes ― sonrió –pasemos a la casa, tu tía y primas te esperan adentro.

La joven asintió, pero no mostraba ninguna emoción, sus ojos eran cristalinos, había llorado todo el camino. Cuando entró a la gran casa no perdió de vista ningún detalle, era preciosa y muy fina, nunca había estado en un lugar tan elegante, y pensar que esta sería su casa de ahora en adelante.

― Buenas tardes ― una señora de hermoso vestido saludo ― tú debes ser Eleonor, bienvenida. Sus primas se encontraban junto a su tía, la niña pequeña no dejaba de hacer muecas, eso le hizo gracias, pero no lo iba demostrar.

― Bienvenida, mi nombre es Diana ―la jovencita se acercó y tendió su mano en forma de saludo, Eleonor no pretendía ser tan cortes, pero sus padres le habían enseñado modales dignos y no iba a ensuciar sus nombres así que saludo de vuelta, Diana sonrío.

― ¡Minnie May saluda!, no seas descortés ―la madre le habló a su hija menor. La niña resoplo con cansancio y asintió en dirección a Eleonor susurrando un "hola", su madre le había advertido que no dijera ninguna grosería, puesto que conocía el comportamiento de su hija, pero esta sacó la lengua y salió corriendo detrás de una puerta.

―De seguro tienes mucha hambre, fue un viaje largo ―habló la señora ―hemos preparado una deliciosa cena para tu llegada, podrán comer después de haberse aseado ―miró a Diana ―hija podrías mostrarle su habitación a Eleonor por favor.

― Sí madre ―la niña asintió ―sígueme por favor.

Las jovencitas recorrieron la casa hasta llegar a la habitación de Eleonor, era enorme, ella nunca había visto una habitación tan grande. Tras ver que Eleonor no decía ni una palabra Diana se preocupó y se le borró la sonrisa de los labios.

―¿No te gusta?

La chica colocó su maleta en la cama y sentó en ella sintiendo lo suave del colchón, sonrió, pero rápidamente volvió a su semblante serio, algo había captado su atención, era una gran ventana, se acercó a ella y observó el prado lleno de nieve que se veía a lo lejos, también aquella gran casa blanca que se camuflaba perfectamente con todo a su alrededor.

― Oh ya veo ― habló su prima ―lo que ves es Green Gables, allí vive mi mejor amiga.

― Es hermoso –susurró.

― Anne también es una huérfana, o bueno, lo era hasta que Marilla y Matthew la adoptaron ―la pequeña niña estaba acostada en la cama viendo hacia el techo, ni siquiera pensó en lo que había dicho.

―¡Minnie May! ―Regaño Diana ―veté de aquí.

Eleonor solo siguió mirando aquel hermoso paisaje, todo en ese lugar era como sacado de un cuadro pintado por un artista.

―Lo lamento, Minnie May no cuida sus palabras al hablar ―se disculpó Diana, pasaron unos segundos en silencio ―bueno, el baño está en la segunda puerta del pasillo, esperaremos a que te acomodes y cambies para bajar comer, la joven dejó ha habitación tras cerrar la puerta y esa fue la señal que estaba esperando Eleonor.

Corrió a sacar sus cosas de la maleta, empezó a llorar de nuevo, al ver la foto de sus padres un nudo se coló en su garganta, sus sollozos cada vez eran más fuertes.

Una hora más tarde ya estaba lista, la ama de llaves le había llevado un vestido a la medida, era lindo tenía que admitirlo, pero eso no la hacía sentir, tras ser acompañada bajó a la mesa, donde todos la estaban esperando, era tan incómodo.

-Ya que todos estamos presentes podemos empezar a comer ―el señor Barry habló ―esperó que te guste la cena Eleonor.

Cenar en la casa de los Barry era horrible, nadie podía hablar durante la cena, solo se escuchaba el masticar de la comida y los utensilios chocando contra el plato, la comida era muy aburrida y elegante, extrañaba su hogar, las conversaciones amenas durante la comida, los manjares de su madre y las bromas que siempre decía su padre para hacerla reír.

― Disculpen ―se retiró de la mesa antes de escuchar cualquier queja de la familia. Subió a su habitación y se lanzó a la cama a llorar, era lo único que podía hacer y en lo único que pensaba, su tonto linaje era el causante de la muerte de sus padres, o por lo menos ella quería pensarlo así.

Después de unas pocas horas el sol se había escondido y ella ya tenía su piyama puesta, leía un libro, el favorito de su padre, estaba segura que lo había leído por lo menos unas cientos de veces, nunca se aburría de él y menos ahora.

Unos suaves toques en la puerta la sobresaltaron, dejó el libro en la mesita de noche y se acomodó en las cobijas antes de dejar pasar a la persona que se encontraba al otro lado de la puerta.

― Pase.

Diana se asomó con una vela, sus pasos eran silenciosos, se veía preocupada.

― Hola Eleonor ―dejó la vela en la cómoda junto a ella ―espero que te encuentres mejor ―sonrió.

Eleonor sabía que su prima tenía muy buenas intenciones, pero no quería encariñarse con nadie de la casa, a ella no le agradaba ese lugar.

―Sé que no te agrada estar aquí, se te nota en la mirada, pero, por favor, dame una oportunidad de mostrarte lo maravilloso que es vivir aquí ―Eleonor quedó sorprendida con la emoción que hablaba la muchacha
―mañana conocerás la escuela, irás conmigo, como es invierno los muchachos juegan en el hielo y nosotras debemos llevar el puntaje en el periódico escolar, será divertido.

― ¿Escuela? ―preguntó.

―¿Nunca has ido a la escuela? –la cara de Diana era un poema.

―Sí he ido, pero no pensé que tu fueras a la escuela, pensé que ibas alguna academia. Diana río ante su comentario.

―Entonces... ¿si te gusta la idea? ―se veía muy entusiasmada y aunque Eleonor no lo admitiera, Diana le caía bien, en realidad era la única en la familia Barry que le agradaba.

―Sí, iré. 

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Hola... Así que está era la sorpresa que les tenía. Espero les guste bastante, aún queda mucho por ver.
Nos vemos en el próximo capítulo.

Anne With an E ig: annewithanela

ELEONOR EN AVONLEA | Anne With An EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora