Cayo la noche y nunca volvi a saber de ti. Desapareciste entre las mareas profundas y me dejaste completamente sola. Tu amor indescifrable y callado, me dijo todo sin yo tener que hacer nada al respecto. Quisiera volver a navegar en tu caótico océano, indecible, invisible...impredecible, pero se que ya no será posible, ni siquiera volver a apreciar ese atardecer tan cálido sobre la superficie, desapareciendo para darle paso a la noche fría y nostálgica, pero tan hermosa y deleitante que te sentías en el cielo, sin saber si tu destino estaba en ir a aquel paraíso.
Anhelaba con tanta fuerza que tu océano me guiara por cada punto, así fuera el más angostos y extenso...tan sólo quería navegar junto a ti en ese maravilloso mundo al que me guiaron tus ojos castaños y profundos. Apuesto que ya olvidaste mi nombre, mi aroma y mi piel. Olvidaste el glorioso ayer que nos ataba a un mañana imperfecto, pero que sería fascinante descubrir. Que triste...que sea yo sola la que te extrañe.
No te prometía riquezas o cosas inalcanzables, imposibles...inimaginables, tan solo jure con este órgano latiente quedarme siempre a tu lado, asi el dolor estuviera como intermedio. No creo que mi inmunda persona venga de un mundo diferente al tuyo, tambien soy plebeya en la sociedad y minúscula en la vida y no comprendo el por que eras tan...repugnante conmigo, pero a la vez aliviante, excitante.
Lograbas causar ese maligno sentimiento de amor, tanto así que me sentía como una rosa floreciendo en pleno invierno o una mariposa naciendo milagrosamente de un bosque muerto.
Jure jamas volver a permitir que el tacto de alguien cautivara mi corazón y me hiciera perder la cordura. Prefería ser un puzzle imperfecto, que nadie pudiera encajar, mucho menos admirar, pero quien diria que tu simple persona, rompería mis muros y al final matarme con el glorioso veneno lamentable del misero amor...un misero amor como el tuyo.
sin rumbo fijo me dejaste, admirando buitres hambrientos de mi carne, de mi ser. Esta fatídica lucha llegó a su final. Finalizaste todo en silencio, desapareciendo en una oscuridad espléndida. Creeme que ya no pienso buscarte, no puedo exterminar lo poco que me queda de fuerza en un ser tan vil como tu.
Espero encuentres lo que estás buscando en tu miserable vida, porque si no fui la navegante de un barco frágil que deseabas verla navegar entre tus olas, quizá nunca fui la que mereciera ese lamentable honor. Del alcohol tomado y el cigarro fumado, si pediria perdon, por desperdiciarlo en una inmundicia y que perdiera el sabor suculento del trago amargo, transformándolo en mierda ingerida como el cigarrillo. No te puedo culpar, al final nadie está obligado amar, pero quizás a no lastimar.
Lamento si dedique estas letras y te fueron fétidas, al igual lamento no haber sido la Diosa que en tu imaginación anhelas, pero lo que viste y conociste era yo, una alma lamentable que vaga por la vida iluminando espíritus y esperanzas de gente que ya no cree en nada. Este inmundo ser que despreciaste y dejaste a la deriva mientras salías con vendas en tus ojos, fue lo mejor que encontraste, imperfecto por supuesto, pero fue el ser miserable que te amo con todo el corazón y el mismo que ahora abandona el océano y vuelve a caminar sobre el desierto con pies descalzos, buscando con fe, no un océano, tampoco un desierto, mucho menos un invierno...tan solo buscando el merecedor de mi frágil alma y cuerpo.
No todo está perdido sigo aqui. Vivo feliz, pero juro que cuando encuentre ese hermoso paraíso en que sienta esa plena paz, llevaré la mano de esa persona al lugar que te quise y pude haber llevado...a mi corazón.
Hasta nunca océano andante, lleva tus atardeceres y tus noches a alguien especial y por favor no la vayas a dejar derivando como a mi, nadie merece pagar lo que un ser en otro instante te hizo a ti.
