preface

109 11 0
                                    

En la vida, las personas estaban clasificadas por clases sociales, eran ellos mismos quienes se denominaban así.

Si tenías demasiado dinero y podías complacer todos tus lujos, pertenecías a la clase alta.

Si tenías dinero y podías comprar una que otra cosa, y vivías bien dentro de lo que cabe, eras de la clase media.

Pero por el contrario, si batallabas en el ámbito del dinero y a veces te faltaban algunas cosas necesarias para vivir, pertenecías a la clase baja.

Desde niño te enseñan a gastar el dinero dependiendo a tu clase social, mucha gente cree que te educan dependiendo tu condición social. Aunque para Jimin eso era mentira; él había nacido con cuchara de plata en la boca, como muchos decían, pero nunca se dedico a hacer lo mismo que sus padres.

Ellos podían despreciar a la gente sin dinero sólo por diversión, o criticar a cualquier persona que se le pusiera en frente. Pero Park Jimin no era así, según su familia él no merecía el apellido Park, no era digno de él. Mas el pelirosa no se sentía bien hiriendo a la gente sólo por tener un poco más de dinero, que si lo veía bien, ni siquiera era de él, sino de sus padres.

El día de depuración estaba cerca, faltaba un día y él no había tenido la oportunidad de irse a Busan, la única ciudad que no practicaba esos actos. Lo único que podía hacer era quedarse en su cuarto y escuchar música con sus audífonos a un alto volumen mientras que ese día se acababa. 

Él sabía un poco sobre esas cosas y lo que sus padres o gente igual a ellos hacía; mataban sólo por diversión y por poder "purificar su alma", cosa que no era cierta, ningún ser humano podía irse al cielo a excepción de esa gente divina que ya está propuesta por los cielos, o boberías así.

Por ejemplo, a sus hermanos les gustaba salir a las calles en sus lujosos autos llenos de armas de todo tipo, mas nunca salían de sus transportes, porque podían tener las agallas para lastimar a gente inocente, pero eran unos cobardes para enfrentar las cosas cara a cara.

Su hermana salía con sus amigas a los lugares donde mataban a las personas, lo que ellas consideraban bueno era que podían participar en los horrorosos actos si pagaban una gran cantidad de dinero, aunque claro, para ellas no era problema. 

—La cena está lista—Isabella, una extranjera que llegó a trabajar con la familia Park de pura casualidad, avisó a Jimin—. Aún estás pensando en lo que ocurrirá mañana, ¿cierto?—ambos se llevaban muy bien, ya que eran de la misma edad—. No te preocupes, yo puedo quedarme contigo, no conseguí un boleto para ir con mis padres a Busan.

—Pero estar aquí es muy peligroso, aún más si mis padres estarán aquí, no sé por qué no saldrán mañana—se paró de la cama para ir a cenar—. Es muy extraño—suspiró mientras bajaba las escaleras.

Jimin se sentó en la mesa, ya que era el último que faltaba, mientras que la chica se ponía junto a las demás sirvientas de la casa.

—Mañana nadie saldrá—los hermanos Park se quejaron, a excepción de Jimin—. Aún no he terminado—su madre limpió las comisuras de sus labios con una servilleta—. Tendremos un invitado especial.

—¿Es lo que creo que es, mamá?—Jihoon sonrió un poco y sus ojos brillaban, pero no se emocionó demasiado porque estaba prohibido hablar mucho sobre depuraciones si no era el día exacto.

—Lo es, cariño—su padre, Park Jeongsu, habló esta vez—. No le pagamos mucho, sólo pidió una pequeña cantidad de dinero.

Jimin no entendía de lo que su familia hablaba, le dio un rápido vistazo a Alice y ella sólo le sonrió con cariño, dándose cuenta que el pelirosa no sabía lo que venía y era mejor así.

THE PURGE ─ ymWhere stories live. Discover now