Prólogo

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Huening Kai y Choi SooBin tienen una herencia peculiar.



Se estarán preguntando qué es lo que hace a ese tal Huening Kai tan especial. Bueno, tal vez no, pero SooBin si lo hacía.
Desde el momento en que nació su destino ya estaba trazado, y ese destino era nada más ni nada menos que ser el guardián del anteriormente mencionado. Entrenó desde muy joven, estudió cada cosa que tenía que saber acerca de la herencia de los Huening, acerca de cómo usar sus propias habilidades, aprendió a pelear, a usar armas, a usar magia, cada día de su corta vida no tuvo algún descanso porque estaba condenado a cumplir la maldición de su familia. Los Choi estaban malditos gracias a sus antepasados.
Bueno, en realidad era una historia bastante graciosa. Aquí vamos.

Karnsten Huening fue aquel hombre que todo el mundo admiraba, carismático, amable y sumamente apuesto. Sus hazañas habían sido desde las más pequeñas acciones en su comunidad, hasta grandes misiones encargadas por los mismos dioses.
Sí, los dioses existían, eran molestos seres superiores que no tenían un cuerpo físico. Eran aquellos seres que los humanos veneraban tanto, SooBin nunca entendió por qué, (es decir, realmente los dioses no hacían nada ni por sí mismos). Como sea, había algunos bastante agradables, otros no tanto. ¿Y eso qué tiene que ver contigo, SooBin? Bueno, Choi SooBin era descendiente de la contraparte de Karnsten Huening, uno de los hombres más odiados de aquella época y que, por meterse con un dios, obtuvo una maldición que si bien podía quedársela él sólo, ¡No fue así! Aquel dios supuestamente amable fue lo suficientemente cruel como para arrojar una maldición sobre toda su familia, los descendientes de Choi HyunJong estarían condenados a servir y cuidar de los descendientes respectivos de Karnsten Huening.
Para peor, es que aquellos protectores (sirvientes es como deberían llamarles, pensaba SooBin), no podían ser de sexo femenino, así como los Huening, tampoco. Sólo el sexo masculino era castigado en una familia, pero beneficiado en otra.
Y si eso no es suficiente, SooBin tenía la peor suerte del mundo si él se convertía en custodio, ¿por qué? Básicamente porque el Huening elegido para portar la bendición heredada se daba cada siete generaciones, y lamentablemente el Huening había nacido dos años después que él naciera, convirtiéndolo así en su futuro protector.

Cuando SooBin era más pequeño pensaba en cómo cambiar su destino, en hacer que su familia se deshiciera de la maldición que la había frustrado tantos años. Sin embargo, con el paso de los años se dió cuenta que era un sueño muy alejado de cumplirse. Y si no quería que algo le pasara, debía cumplir.

Huening Kai estaba muy cercano a cumplir los diecisiete años. Y ese mismo día debía ser entregada la herencia que la familia de SooBin había tenido que guardar por años, esperando el momento indicado para otorgar dicha herencia a SooBin, y éste partiría de su hogar para vivir como lo que estaba condenado a ser: el guardián de un Huening.





Heritage.
SooKai.

Heritage [ SooKai ]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz