Be mine. [Black Clover x Male reader]

Capítulo I: Llegada a la iglesia.

Narra el escritor.

Habían pasado exactamente tres días luego de aquel terrible suceso. El infante ya no podía vivir en aquel terrible lugar, escena de una triste masacre. Así que se procedió a conseguirle otro lugar en el cual vivir.

En Hage el sol brillaba con fiereza. Los aldeanos sudaban mientras hacían sus distintos trabajos matutinos en los cultivos de aquella aldea.

Un hombre de cabellera grisácea se encontraba frente a la puerta de una iglesia. Su mano derecha sostenía con fuerza a un infante, mientras que con la izquierda la extendía para tocar la ruinosa puerta de madera. Sus ojos cafés se desviaron hacia el niño, analizándolo con la mirada.

Segundos después de haber tocado la puerta fue abierta por un padre, el cual le observaba con amabilidad.

-Buenas tardes, Padre. He venido a traerle a este niño. -empezó diciendo el hombre que sostenía al albino. Con fuerza lo empujó hacia el sacerdote. -Esperamos que se haga responsable. Se ha quedado huérfano luego de que unos delincuentes mataran a su madre y, por más que lo intentamos, no pudimos contactar a su padre.

El sacerdote de blanca cabellera, por la edad, sostuvo con su brazo al joven que fue lanzado hacia él mientras escuchaba atentamente las palabras del adverso.

Sus ojos se desviaron por unos segundos al pobre niño albino. Antes de poder siquiera responder el hombre de ojos cafés y cabellera grisácea se marchó, sin dar su nombre o abundar detalles sobre la situación. Aquello le parecía lo suficientemente extraño.

Soltó un suspiro y sonrió. Después de todo, aquel chico no tenía la culpa.

-Bienvenido a tu nuevo hogar. ¿Cómo te llamas?

El pequeño ______ no respondió. Sus ojos rojizos como la sangre, los cuales antes solían ser azules como el mar, le observaban con seriedad.

-Veo que no eres de muchas palabras. -la sonrisa del sacerdote no disminuyó. -Pero no importa, aquí tenemos de todo, pequeño. -extendió su mano, esperando que el infante la tomara.

El albino dudó unos instantes. ¿Debería tomar la mano de un extraño? Su madre siempre le había dicho que no hablara con personas desconocidas, y mucho menos que fuera con ellos. Pero su madre estaba muerta. Qué más da.

Aceptó la mano del contrario sin rechistar, aún así con algo de duda. Debía ser precavido.

El mayor la sostuvo con firmeza, y al mismo tiempo con suavidad, y empezó a caminar para mostrarle el lugar y a los distintos habitantes de aquella ruinosa iglesia.

Caminaban en silencio, el único que se atrevía a hablar con normalidad era el sacerdote. _______ simplemente se dedicaba a observar en silencio y aprenderse el camino hacia los distintos lugares de la iglesia.

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Luego de mostrarle el lugar dos niños aparecieron frente al sacerdote, quejándose del hambre que sentían, pero se callaron al darse cuenta que el mayor no se encontraba solo.

-¡Ohhhh! ¡¿Quién eres tú?! -exclamaba, o mejor dicho gritaba, uno de cabellera blanca y ojos verdes mientras le señalaba.

-¿Cómo te llamas? -habló el azabache más tranquilo.

-Asta, Yuno. Os presento al nuevo integrante de nuestra familia. Adelante, preséntate.

______ alzó una de sus cejas mientras analizaba fríamente a ambos niños. Se notaba que eran polos opuestos pero que, aún así, se llevaban bien.

Soltó un pequeño chasquido de lengua y volteó la cara. Acto que sorprendió a las tres personas que le acompañaban.

Se negaba a hablar.

-Es algo tímido, pero no se preocupen. Pronto entrará en confianza. -sonríe el padre.- Asta, Yuno. Les encargo a este niño.

Luego de aquello se fue, dejándolos solos.

-¡Wooow! ¡Tus ojos son raros! -pronunció sin pudor alguno Asta, emocionado por hacer un nuevo amigo.

De inmediato el albino se sintió incómodo. Sabía el cambio que habían sufrido sus ojos, pero poco le importaba.

-Cálmate Asta, vas a asustarlo. -replicó Yuno, aguantándose las ganas de pegarle en la cabeza a aquel tonto.

______ simplemente se dedicó a chasquear la lengua, nuevamente, mientras se cruzaba de brazos. Aquellos dos empezaban a desesperarle.

Pero, tal vez, este era el inicio de una amistad.

Narra _______.

Habían sido tres largos días desde lo que ocurrió. Sinceramente no deseo recordar lo que pasó en aquella tarde, cuando asesinaron a mi madre. Pero no voy a llorar, me niego a hacerlo.

Tal vez soy demasiado frío y antipático para mi edad, pero las circunstancias me llevaron a esto.

Ya no deseo jugar ni reírme como solía hacerlo. No deseo ser feliz.

Me quitaron a mi madre, a lo más preciado que tenía. Me arrebataron a mi felicidad, y juro que me vengaré.

Sacudí mi cabeza regresando al presente, viendo cómo Yuno y Asta me observaban expectantes. Asta era todo un gritón, tsk. Qué molesto.

-Soy ______. -iba a decir mi apellido, pero me pareció innecesario.- Solo ______.

-¡Lindo nombre, ______! -gritó Asta emocionado. Seguro que era por haberme hecho hablar.

-Tsk. -chasqueé la lengua con molestia. Demasiada energía para mi pobre alma.

Yuno se veía que era más tranquilo. Me agrada.

Luego de las presentaciones Asta volvió a señalarme con su dedo. ¿Es que este chico no tiene modales?

Ladeando mi cabeza les observo a ambos sin entender.

-¡Tuuuuuuu! ¡Seamos amigos! -grita un emocionado Asta, lo cual me sorprendió.

¿Amigos? ¿Acaso eso se come?

-Baka, no sé lo que es eso. Pero dudo necesitarlo. -respondo señalándolo también.

Tal vez fui algo cruel porque pegó un pequeño grito y pude ver cómo el espíritu salía de su cuerpo mientras caía hacia atrás.

Qué rayos.

Yuno simplemente llevó su mano a su frente. Tal vez pensamos lo mismo: Asta estaba loco y era muy gritón.

-Ven, te presentaré a los demás. -habló tranquilamente Yuno. Asentí con la cabeza.

-¡Neee, neee! ¡Yo quiero presentarle a todos! -se quejaba Bakasta.

Ambos lo ignoramos y empezamos a caminar hacia, lo que parecía ser, el patio. 

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Espero que les haya gustado este capítulo. Cualquier pregunta pueden comentar o escribirme por dm. 

Os adoro, 

Rayito-san.