-¿Ella la mató?
-¿Qué?
El príncipe estaba conmocionado y su víctima, ahora doblemente amarrada por los cordones de sus zapatos. Pero Ari no parecía la presa, solo una joven que acababa de ser esclarecida por la verdad.
-Que si la mató ella. ¿O fueron los dos?
El príncipe se pasó la mano por la cabeza, entre los mechones sudados de su cabello.
-¿A la Sirenita?
-A tu puta prometida. Llámala por lo que es. A mi hermana, a la que iba a ser la madre de sus hijos.
-Muy a su pesar, aunque no lo creas.
-Eso no te daba derecho a matarla.
-¡Que yo no la maté!
-Pero dejaste que lo hiciera ella.
-¿Úrsula? Ella no mató a nadie.
-Por Dios, tú la escuchaste. Dijo que "me reuniría" con mi hermana.
-Úrsula es la mejor mujer que he conocido en mi vida, es fuego en un vaso de hielo, es el infierno dentro de una nube. Sí, es volátil, e inquebrantable, pero no mataría a nadie nunca.
-¿Que no escuchaste sus amenazas? A mí me pareció que te las tomabas muy en serio. Sino, ¿por qué me hiciste estos nudos extras?
Esa muchachita era tan serena que conseguía penetrar en la cabeza de su captor y martillarla. Le desestabilizaba los pensamientos con una sencilla conjugación de palabras, ni siquiera como manipular las piezas de un ajedrez, sino los pocos recortes de un puzle para niños.
-Lo... lo he hecho porque a mí tampoco me conviene que hables. Soy el príncipe del pop, si se enteran que tenía una amante me veré mal.
-Mal cuando aparezca el cadáver.
Ahí, cruzó la línea. El chico se acercó hasta ella y la tomó por el cuello antes de gritarle a la cara.
-¡Que no hay ningún cadáver! Ni uno, ¿okay? -La soltó-. Y si colaboras jamás lo habrá.
-¿Qué piensas, príncipe del mariquismo? ¿Crees que me voy a quedar callada y sometida solo porque me lo pidas por favor mientras el cadáver de mi hermana se pudre en una maleta o se lo comen los pecesitos?
-No. Te voy a convencer de que lo que has visto no es nada malo y que no hay por qué alborotar el avispero. Y, de paso, a ver si entiendes de una vez que nosotros no la hemos matado.
-¿Y cómo pretendes hacer eso? ¿Con una historia de amor?
Entonces, el príncipe sonrió.
-No, con una historia de odio.
■■●■■
Era nuestro primer día juntos. Ya sabía yo que nos teníamos que casar. No me molestaba la idea, lo juro. Era bella, cantaba como una puta diosa, tenía unos senos ricos que se notaban apretaditos en los vestidos que usaba en sus conciertos. Yo no quería amor, yo quería la tipa que cualquier hombre querría presumir. Ella, era perfecta. Cangrejo y yo hablamos de ella por horas, Úrsula ni se había asomado por mi vida, y el cangrejito y yo íbamos de un bar a otro bañándonos en alcohol y coqueteando mientras él me recordaba que cuando al fin me casara con la sirena, ella sería mi princesita y yo un rey casado. Que ya no podría seguir haciendo las cosas que hacíamos como chicos irresponsables.
Lo creas o no, la idea no me molestaba. Yo quería poder decir que era mía. Mejor todavía, quería ser capaz de gustarle más allá del compromiso, más allá de los pactos de su abuela y mi tío Poseidon. Yo solo quería hacer reír a la Sirenita y luego meterle mano como Dios mandó que Adán hiciera con Eva.
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El cadáver de la Sirenita [COMPLETA]
Mystère / Thriller¿Te contaron la historia de una sirena obsesionada con un príncipe? Te mintieron. ¿Te dijeron que tuvo un final feliz? Mentira otra vez. Alguien quería el silencio de la Sirenita. Alguien tomó su lengua para conseguirlo. Ahora, vive una vida tranqui...