11. Respuestas

1.1K 130 9
                                    

"La verdad es que me gustas mucho, Samuel" las palabras se repetían una y otra vez en la cabeza de ambos chicos, que mudos se miraban uno al otro, esperando a que Vegetta pudiera reaccionar.
- Vale, no pasa nada. - Bajó la mirada mientras se levantaba de la silla - entiendo que no sientas lo mismo, no te molestaré más con esto, no te pre...
El mayor no lo dejó terminar, cuando por fin reaccionó, viendo a Rubius alejarse con la cabeza baja, se levantó de inmediato, sus labios sellaron los de él, ayudándose de su mano, que tomaba esa cabeza que segundos antes mantenía la mirada en el piso, para después viajar hasta el pecho, disfrutando lo más que pudiera aquel cuerpo que tantas noches había deseado tener entre sus brazos, aquellos labios que ansiaba tocar y finalmente lo hacía. Rubius respiraba con dificultad, víctima de la sorpresa y la emoción que la sensación de los labios contrarios le provocaban, y no aguantó más por mucho que quiso, tuvo que separarse.
- Vegetta... - fue lo único que pudo decir, intentando recuperar el ritmo.
- Rubén, tú también me gustas.
Una vez más, se miraban en silencio, pero esta vez era diferente, sus ojos brillantes se decían más de lo que sus bocas hubieran podido. Vege caminó hacia la mesa que estaba a unos metros de ellos, tomó las copas de vino, y volvió con el menor, que inmóvil lo observaba, rodeó los hombros de éste con su brazo, ofreciéndole su copa, mientras con el otro tomaba un sorbo.
- ¿Ya viste qué bonita la luna hoy?
Pasaron la noche abrazados en la hamaca que colgaba en la misma terraza, viendo las estrellas, hasta que se quedaron dormidos. No sin antes mandar un mensaje a su cómplice.

Todo ha salido perfecto, espero devolverte el favor pronto con tu Auronsito. Ten linda noche.

Al recibir esto, Luzu esbozó una sonrisa, feliz por sus amigos, y por la idea de estar algún día con Auron y llamarle "Auronsito" directamente. El pelinegro se encontraba sobre su cama, de costado, sosteniendo su cabeza con su mano, y frente a él Frederick viéndolo expectante.
- Tío, no tengo idea qué ha pasado, te lo juro que no era yo. Es que algo se apoderó de mí. - Suspiró - no lo sé, pero sea lo que sea debe parar ya.
- Luzu es mi paciente, no es ético que esté besándole y pensándole así. - Volteó a ver a su compañero - Hombre, que sí, que ya no es mi paciente, vale, pero lo fue.
- ¿Pero qué coño? ¿qué vas a saber tú? si no eres más que un pollo ahí to' loco. Anda, a tomar por culo, que estoy hablando con un pollo, dios mío.
Dio vueltas a la cama toda la noche queriendo descifrar su propia mente, pero por muchos esfuerzos que hizo, no consiguió respuestas.

Los días siguientes fueron llenos de felicidad para la nueva pareja de Karmaland, Rubén y Samuel estaban juntos desde que salía el sol, hasta que se metía, o al menos eso parecía. Disfrutaban al máximo su amor. Pero los organizadores de la cena que propició éste, no podían decir lo mismo, no se habían visto desde aquella noche, y poco habían hablado, sin embargo no podían pensar en otra cosa que no fuera estar verse. El miedo por la forma en la que se iba desenvolviendo todo entre ellos se apoderó de la cabeza de Auron, estaba convencido de que no buscaría a Luzu, y vivía deseando que lo llamara él.
Por su lado, el mayor no entendía qué le impedía buscarlo después de tantos días, pero el solo pensar en él lo volvía loco y se llenaba de vergüenza, mas sabía que tendría que ser él quien diera el primer paso.
Esa tarde estaba especialmente brillante, el cielo despejado hermoso sobre aquel chico de cabello castaño que permanecía inmóvil frente a la puerta de Raúl, decidiendo cuál sería el pretexto que le diría por estar en su casa, no contaba con que esos pensamientos serían interrumpidos por la misma puerta que miraba, abierta por Auron sorprendido de ver a su amigo ahí.
- Hombre, ¿qué haces aquí? ¿Necesitas algo?
- Auron, buen día. - no sabía qué contestar, lo miraba pasmado.
- ¿Estás bien?
- Sí, sí, perdona. He venido porque hace mucho no nos vemos, quería ver si necesitas ayuda en algo...
- Qué buena persona, siempre ayudando a todos. Ven, pasa, tómate algo conmigo.
Cuando bajaba el mencionado animal recibió con alegría a su invitado, que lo cogió para abrazarlo. Imagen que el menor sintió hasta con el estómago. La alegría que le daba verlo ahí, en su casa, luego de todo, y tan cariñoso, limpiaron su cabeza de dudas por unos segundos, y su acción consecuente fue tan instantánea que no dio tiempo de pensarla. Lo abrazó en cuanto se levantó de dejar a Frederick en el suelo. Sus brazos firmes transmitían la desesperación y la confusión que había sentido esos días. Y Luzu le estaba entregando por completo su corazón en aquella caricia. Llenos de sensaciones que se pasaban uno al otro mantuvieron el contacto por un par se minutos. Por unos momentos ambos estaban por fin seguros de lo que estaba pasando.
- Todo a tu ritmo, ¿vale? - dijo el alto en un susurro.
El otro no contestó, simplemente sonrió con su cabeza apoyada en el hombro contrario, que pronto despegó para invitarle a cenar esa noche al pueblo, había un restaurante nuevo que presumía ser muy bueno y quisieron ir a comprobarlo juntos. Esperando a que diera la hora para salirse, trabajaron en la nueva habitación de Frederick, y hubiera sido mejor que se quedaran a continuar, pues esa noche en el pueblo estuvo llena de peligros.

¡Discord, zorra!Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang