Capítulo 25

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He estado pensando en ___________, y en lo tan molesta que estaba el día de ayer. Le he dejado más de cincuenta mensajes por sus redes sociales pero no responde ni uno. Bueno, de hecho solo me respondió para decirme que no iría a la escuela, para que no pase a buscarla.

Yo tampoco iría si es que ella no va.
Tengo que ayudar en la escuela por el castigo que me puso el director, pero eso no ayudara en nada a salvar mi relación con mi novia.

Tengo miedo de perderla.
Y siento como si lo peor fuese a venir pronto, siento que me va a terminar y hará lo que sea que quiera hacer con su vida, pero muy lejos de mí.

No quiero eso.
Y por ello me mato pensando en que hacer para lograr que deje de estar enojada conmigo.

No sería tan fácil, digo, no puedo ir a su casa con un millón de rosas y chocolates y pretender que todo vuelva a estar bien. Lo que hice es algo mucho más grave, ella estaría en la boca de toda la escuela, y eso es algo que me preocupa.

___________ podría sentirse tan mal con aquellos comentarios desubicados que podrían tirar al suelo su autoestima. Y no quiero eso para ella, no se lo merece.

Me levanto de mi cama, con pesadez y bajo hasta la cocina, por suerte no hay nadie. Riker, Rocky y Rydel están en Washington, irían a una convención de cómics, desde hace una semana que no están aquí. Cassie, está en la universidad en estos momentos, y mis padres trabajando, o haciendo lo que sea pero el punto es que no están aquí.

Tomo un plato hondo y vierto leche en este, para luego vertir el primer tipo de cereal que encuentro encima del refrigerador. Tomo una cuchara y comienzo a comer del plato.

Al escuchar vibrar mi celular, lo reviso de inmediato. Es Noah.

"Todos están hablando mal de ___________"

Maldita sea.
Apago mi celular y comienzo a comer más rápido, desahogando mi furia con el plato de cereal. Soy un jodido imbécil. Con todas sus letras y más.

¿Por qué tuve que abrir mi maldita boca?

-

Llego a la casa de ____________, con el desayuno comprado en un restaurante algo caro. Para ella y para su abuela. Sé que no es suficiente para conseguir su perdón y arreglar todo esto.

Pero es solo un inicio.

Toco el timbre de su casa, con cuidado que no se me caiga nada de la charola enorme de madera que me dieron en el restaurante. Al minuto, la puerta se abre, dejándome ver el precioso rostro de ____________ al parecer recién levantado. Seguramente luego de escribirme el mensaje volvió a dormirse.

Sonrío nervioso.

-Buenos días- susurro, orando internamente para no recibir un grito por parte de ella.

-Hola...- se apoya contra la puerta, cerrando los ojos.

Se ve muy tierna.

-Te traje esto, bueno, a ti y a tu abuela.

___________ sonríe sin mostrar los dientes, abre más la puerta y me indica con la cabeza que pase.

-Gracias rubio- susurra, dándome un pequeño abrazo por detrás.

Por alguna razón, mi miembro se endurece rápidamente ante sus palabras y su tacto.
Pero trato de no darlo a notar.

-¿Dónde lo dejo?

-Aquí.

Dejo la charola encima de la mesa de cristal que hay al frente de sus muebles, y me siento a su lado. Su cabeza se apoya sobre mi pecho, la rodeo con el brazo.

¿Ya no está molesta?
Tengo ganas de preguntarle.
Pero no quiero arruinar el momento.

-Hueles bien.

Me dice, pegándose más a mí.
La abrazo más fuerte, le dejo un beso en su cabeza.

De pronto, el cuerpo de ____________ está encima mío. Suspiro, nervioso. Sin saber si seguir o no. Claro que quiero seguir pero temo que ella no quiera eso aún.
Aunque parece todo lo contrario.

Sus labios me besan.
Un beso ardiente.
Siento sus manos en mi glande.
Haciéndome saber de inmediato que realmente quiere hacerlo conmigo.

Aprieto sus caderas con mis manos.
Poco a poco voy bajando una hacia su trasero, y con la otra tiro de su cabello de una forma muy suave. ___________ gime, siento como se esta restregando contra mi miembro.

Gruño.
Teniendo unas enormes ganas de hacerle todo lo que se me viene a la mente.

La pongo debajo mío con algo de esfuerzo, me arrodillo en el piso y le bajo de inmediato su short de pijama.

-Ross...

Gime, perdida en mis caricias.
Paso mi lengua por una de sus nalgas, de un momento a otro, bajo sus braguitas y entierro mi rostro en su vagina.

Paso mi lengua por todo ese delicioso lugar, deleitandome con su sabor. _____________ mueve sus caderas, mientras gime sin hacer un escándalo.

La haría gritar si es que su abuela no estuviera en la misma casa.

-Ross, métete en mí.

La penetro con mi lengua.
____________ niega con la cabeza, extasiada.
Retira su cuerpo de mi boca, y se pone boca arriba, jala mis manos hacia ella.

Entiendo de inmediato lo que quiere.
Me bajo los jeans que estoy usando para luego hacer lo mismo con mi bóxer.

Cuando por fin estoy libre, meto todo mi miembro en ella. Ella tira toda su cabeza hacia atrás, tapándose la boca con sus dos manos.

-Siguesiguesigue.

Me dice, agitada.
Verla así me excita demasiado.
Muerdo mi labio inferior.

Tiro de la parte de arriba de su pijama con fuerza, rompiendolo un poco sin querer. Al diablo su pijama, luego le compraría otro, sus senos quedan al aire.
Beso uno de ellos, con fuerza. Muerdo su pezón sin dejar de mover las caderas de adentro hacia afuera.

Y ella me ayuda.
Moviéndose también de una forma deliciosa.
Amo verla así, tenerla para mí completamente.

Cambiamos de posición gracias a un empujón de ___________. Ahora ella está arriba mío saltando, mientras yo me encargo de mirarle el gran culo que tiene.

La nalgeo.

-Shhh- gime.

La penetro con fuerza.
Hasta asegurarme de que se haya venido, lo noto al sentir su vagina más mojada que antes.
Muerdo mi labio inferior.

-Eres maravillosa ___________.

Estoy por venirme.
La sujeto de las caderas.
Mis quejidos se aceleran, pero todo para cuando ___________ se levanta y sube sus braguitas junto a su pantalón.

¿Qué?

-Tengo hambre.

Trago saliva.
Mirándola sin entender.

-¿Quieres...

Miro mi parte baja, haciéndola entender si es que se refiere a hacerme sexo oral. Ella niega, con una risita preciosa.

-Ya se me quitaron las ganas- me dice, burlona- Hay que desayunar.

-Pero... ____________ ni siquiera pude venirme... estoy muy empalmado.

Vuelve a reír.

-Es uno de tus primeros castigos por abrir la boca.

Ángel negro | Ross Lynch Where stories live. Discover now